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"L'AMICO FRITZ" EN
OVIEDO
Oviedo, Teatro Campoamor, 15 de noviembre de 2002.
Mascagni: L'Amico Fritz
J. Bros, M. Gauci, A. Rivas, I. Pons Tena, L. Moncloa Marco, M. Moncloa,
B. Díaz González. Orquesta Sinfónia del Principado de Asturias (OSPA).
Coro de la Sociedad Asturiana de Amigos de la Ópera. Dir. musical:
Michael Laus. Dr. escénica: José Antonio Gutiérrez y Elisa Crehuet.
Sobre el papel, el título menos atractivo o más "de relleno"
de esta temporada en el Campoamor de Oviedo parecía ser este Amico
Fritz, la segunda ópera de Mascagni, estrenada apenas un año después
de Cavalleria Rusticana, cuya breve duración (sobre una hora y
media en total) nos trae el argumento del rico solterón Fritz Kobus, cuya
misoginia será vencida por el encanto de la dulce joven Suzel, y ante la
"amenaza" de que el padre de ella la obligue a casarse con otro,
lo que no es más que un ardid.
L'Amico Fritz es una obra de plácido ambiente rural, cuya pareja
protagonista guarda cierta semejanza con la de La Bohème y no es
extraño que la única grabación muy difundida de esta obra la
protagonicen Freni y Pavarotti, los más famosos intérpretes de Mimí y
Rodolfo. En la producción del Campoamor, este ideal de la pareja
protagonista estuvo más cerca de alcanzarse en el caso del tenor, Josep
Bros, un nombre que parece más relacionable con el "bel canto"
que con el verismo (ahí está su excelente Lucia la temporada
pasada) y que compuso un Fritz de cierta brillantez vocal y con una
presencia escénica muy adecuada a su personaje.
En cambio, a la Suzel de Miriam Gauci, dentro de una actuación correcta,
en general se puede decir que le faltó dulzura, sonaba demasiado a
"mujer de carácter" para un personaje tan delicado, aunque su
actuación mejoró en el segundo acto (estuvo bien resuleto el "Dúo
de las cerezas", el número cantado más popular de la obra) y
ostensiblemente en el tercer acto.
En el resto de los intérpretes, merece una mención Alexandra Rivas en el
papel de "el gitano Beppe", con medios vocales sobrados y que
recibió, merecidamente, mayores aplausos que la protagonista. El resto
del reparto cumplió discretamente. La dirección de Michael Laus al
frente de la OSPA consiguió evocar el colorido "pastoral" de la
obra, y el célebre Intermezzo fue, con justicia, aplaudido. En cuanto a
la puesta en escena de José Antonio Gutiérrez y Elisa Crehuet, dentro de
su modestia, cumplió bien las exigencias de la obra, que no son muchas, y
el espectáculo en su conjunto estuvo agradable de ver.
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