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REQUIEM DE BIBER EN SALZBURGO Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
Su música coral ha alcanzado cierta proyección aunque no en la misma medida que la instrumental. Varios de sus salmos, motetes y misas aún no han sido publicados en disco. El aficionado ya puede disfrutar, sin embargo, de varias versiones de algunas de sus obras más conocidas [2]. Del Requiem à 15 hay dos grabaciones disponibles: la de Ton Koopman (1994; Erato 91725-2) y la de Gustav Leonhardt (1996; DHM 77344-2). Ahora, Jordi Savall nos presenta una visión en condiciones muy particulares. La obra no parece ser una "Misa de Difuntos" al uso. La propia tonalidad elegida, La mayor, dota a la obra de un carácter festivo y victorioso confirmado a lo largo de una partitura que desprende mayor júbilo del que se espera para una celebración fúnebre. El "Dies Irae" normalmente asociado a fuertes descargas de furia divina empieza en las manos de Biber a modo de amable danza. También hay lugar para la serenidad y el reposo como el estático "Agnus Dei". Obra por tanto atípica y fascinante al mismo tiempo. Por otra parte, Savall arranca la obra con una "Marcia Funebre", no escrita por Biber, que en realidad es una versión solemne de la majestuosa marcha que oímos en el "Sanctus" y que representa la procesión de entrada del féretro hasta el altar de la catedral. Esta marcha inicial consigue un efecto similar a las de la Funeral Music for Queen Mary de Purcell. Savall añade timbales a la partitura lo cual acentúa el carácter ceremonioso y fúnebre de la obra. A tenor de los resultados, una idea acertada. Este Requiem à 15 compuesto en 1687 para celebrar el funeral del patrón de Biber, el arzobispo Maximilian Gandolph, fue creado con la acústica y los espacios sonoros de la Catedral de Salzburgo en mente donde sonó por vez primera. En aras de la autenticidad, Savall y sus huestes se trasladaron a dicha catedral para interpretar la magna obra en el marco del Pfingsten Barock Festival donde se realizó la grabación en vivo en mayo de 1999. La disposición del coro, solistas y músicos en cinco puntos diferentes (coro y balcones laterales) sigue la disposición recogida en un grabado que muestra una celebración religiosa en la catedral en 1682 (véase imagen). Esta versión goza, por tanto, de una perspectiva sonora singular ayudada de una nítida toma de sonido que nos permite disfrutar de los efectos espaciales previstos por Biber y de la reverberación natural de la impresionante catedral austriaca. De este modo se realza el aspecto policoral de la obra con un sonido que proviene de varios puntos a la vez y que permite esos juegos de respuestas y ecos tan propios del viejo estilo veneciano de San Marcos. Es fácil entender el envolvente efecto provocado por esta disposición de solistas y efectivos orquestales. Todo un derroche de recursos sonoros y de explotación acústica del espacio. El efecto es simplemente deslumbrante. Una de las partes más bellas es la sección central de la "Sequentia" desde el solo de contratenor en el "Recordare" hasta el "Confutatis maledictis" en las imponentes voces de ambos bajos. Otro momento destacado es la contribución coral en la intensa fuga del "Kyrie" arropada al cierre por las fanfarrias o en el "Offertorium", donde el coro demuestra flexibilidad y expresividad. También encontramos momentos de embrujo vocal como el conseguido en el "Agnus Dei" con las voces respondiéndose la una a la otra en perfecta armonía. Estamos, por tanto, ante una interpretación muy cuidada y
con un elenco instrumental y vocal de lo mejor en la actualidad aunque no
todos brillen igualmente. Como muestra, un botón: óigase al tenor en
"Inter oves" que a punto está de cargarse su frase. Sin
embargo, solistas como Carlos Mena o Daniele Carnovich e instrumentistas
como PabloValetti, Guy Ferber, Pedro Estevan o Sergi Casademunt no hacen
sino dar lustre a una versión que se complementa perfectamente con la de
Ton Koopman, de un mayor recogimiento. Como ya es costumbre ALIA VOX proporciona un libreto lujosamente ilustrado y aporta un interesante artículo -aquí a cargo de Charles E. Brewer- en los idiomas habituales además de castellano y catalán. En suma, disco recomendable para los que gustan de la esencia del barroco y obligatorio para los numerosos seguidores del director catalán.
Notas: [1] Existe una excelente versión con trompetas naturales a cargo del New London Consort de Philip Pickett con la participación de instrumentistas ya míticos como Michael Laird, Crispian Steele-Perkins, Stephen Keavy, etc (1991; L'Oiseau-Lyre 458 081-2). [2] Hay, por ejemplo, varias versiones de la magnífica Missa Salisburgensis a 53, probablemente la misa de mayores dimensiones de todo el Barroco: una a cargo de Ton Koopman y su Amsterdam Baroque Orchestra & Choir (1999; Erato 25506), otra resultado de la irresistible "joint venture" entre Paul McCreesh y Reinhard Goebel y sus respectivos Gabrieli Consort y MAK (1998; Archiv 457 611-2), y la pionera de Ireneu Segarra y el Collegium Aureum en cuyos últimos atriles (y sirva como anécdota) se sentaba por entonces un joven violinista, un tal Reinhard Goebel (1975; DHM 77845-2). De su otro Requiem en Fa menor, obra de gran interés aunque de menores dimensiones, existen al menos cuatro grabaciones de las que sobresalen la de Harnoncourt (1970, Teldec 21798-2) y la posterior de Pickett (1994, L'Oiseau-Lyre 458 081-2). Por su parte, Jordi Savall registró hace poco la hasta el momento única versión de la Missa Bruxellensis a 23 (2000, Alia Vox 9808) llamada así porque el manuscrito de la partitura fue encontrado en Bruselas y lo hizo, como en la ocasión que nos ocupa, en la Catedral de Salzburgo. [3] Harnoncourt y su Concentus Musicus Wien fueron los auténticos pioneros en la recuperación de la música de Biber. En 1965 grabaron la Battalia junto a otras piezas de Biber y Muffat, uno de los dos discos publicados por Archiv antes de que ficharan por Telefunken. Reeditado en la ya inencontrable serie "Collectio Argentea" supuso todo un hito en la por entonces emergente corriente historicista. Huelga decir que hoy día se tocan los instrumentos originales con mayor seguridad y mejor afinación pero aquellos discos de mediados de los sesenta y también los de Telefunken de principios de los setenta siguen teniendo un sabor especial y único.
REFERENCIAS: H. F. I. BIBER: Battalia à 10, Requiem à 15 in Concerto. La Capella Reial de Catalunya. Le Concert des Nations. Jordi Savall, director. ALIA VOX. AV 9825. Distribuidor en España: DIVERDI. E-mail:
diverdi@diverdi.com
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