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HARRY
POTTER Y LA CÁMARA SECRETA - John Williams Por
Joaquín R. Fernández. Me
refiero, además, a algo que no suele ser habitual, y es el hecho de que
el deleite que produce la audición del compacto es mayor que el que se
obtiene cuando se oye la música con las imágenes, puesto que, por
desgracia, el montaje de sonido en la película presenta un escaso volumen
de la música, pasando desapercibida en momentos en los que su presencia
ayudaría a hacer más intenso el devenir del filme. El
primer corte del disco es «Prologue: Book II And The Escape From the
Dursleys», una coherente introducción que, por supuesto, incluye el tema
central de la saga, una deliciosa melodía que ya se ha ganado por derecho
propio un puesto de honor entre todas las míticas composiciones que
Williams nos ha regalado desde que trabaja en el mundo del cine. En «The
Chambers Of Secrets» encontramos una sutil variación de esta pieza, pues
aquí se vuelve oscura e inquietante, más acorde, pues, con el argumento
de la propia película. Las
aportaciones más novedosas de esta entrega las encontramos en «Fawkes
The Phoenix», una brillante pista que rezuma vitalidad en cada una de sus
notas y que pronto se distingue como una de las músicas más
representativas del compacto; por su parte, «Gilderoy Lockhart» es una típica
descripción del atolondrado personaje interpretado por Kenneth Branagh,
mientras que Dobby, el elfo doméstico, también cuenta con su propio tema
musical, «Dobby The House Elf», aunque no está a la altura del carisma
que destila esta criatura que, sin pretenderlo, meterá en buenos
problemas a Harry Potter. Los
espectaculares pasajes de acción son definidos por Williams con su
habitual elegancia, otorgándoles dignidad en los momentos más
emocionantes que dramáticos del relato («The Flying Car»), e intercalándolos
con el tenebrismo de algunas de las imágenes del filme, tal y como sucede
cuando Harry y Ron son atacados por decenas de arañas gigantes («The
Spiders»). La inevitable lucha final («Dueling The Basilisk») es
descrita a través de una furiosa y atronadora orquesta en la que se van
intercalando los temas del Fénix y el central de la saga, en una cascada
de sonidos que rompe en un apoteósico empleo de coros mayoritariamente
femeninos. La
oscuridad de la trama, que tampoco es mayor que la de su precedente, como
tantas veces se ha repetido, se puede comprobar en algunos fragmentos
musicales de la banda sonora («Meeting Aragog», «Meeting Tom Riddle»),
existiendo un inquietante y dosificado uso de los coros, que se integran a
la perfección con los desasosegantes acordes de Williams. En
definitiva, si bien no aparecen en el compacto algunos fragmentos
musicales que sí encontramos en la película, y aunque en general la
banda sonora no aporta excesivos añadidos al fabuloso trabajo que
Williams ya nos brindó en "Harry Potter y la Piedra Filosofal",
no cabe duda de que nos encontramos ante otra agradable obra del maestro
que, por si fuera poco, se completa con un interesante disco multimedia
que hará las delicias de los aficionados a las aventuras de este mago
nacido de la imaginación de J. K. Rowling. |