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WAGNER CONTRA HAENDEL Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. Giulio Cesare in Egitto, ópera en tres actos. Música de Georg Friedrich Haendel. Libreto de Nicola Francesco Haym basado en Bussani. Jennifer Larmore (Giulio Cesare), Federico Gallar (Curio), Catherine Wyn-Rogers (Cornelia), Laura Polverelli (Sesto), María Bayo (Cleopatra), Brian Asawa (Tolomeo), Sergio Foresti (Achilla), María José Suárez (Nireno). Director de escena: Luca Ronconi. Director musical: Rinaldo Alessandrini. Escenógrafa: Margarita Palli. Figurinistas: Simone Valsecchi y Gianluca Sbicca. Iluminador: Guido Levi. Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). Teatro Real de Madrid, 1 al 18 de noviembre de 2002. Nueva producción del Teatro Real en coproducción con el Teatro Comunale de Bolonia. En la película Fantasía de Walt Disney hay una maravillosa escena de un ballet de hipopótamos. No pude evitar acordarme de ella al ver esta producción de Giulio Cesare. Es magnífica, tanto en lo musical como en lo teatral, pero advierto que las voces (grandes, opulentas, robustas) son más propias de una ópera de Wagner que de Haendel. No es cuestión de purismo historicista, que además sería imposible en un escenario como el del Teatro Real, sino de estilo. Por encima de cualquier clasificación, las voces son tan personales como la rúbrica de cada compositor y, lógicamente, hay unas que concuerdan mejor que otras con determinadas músicas. Las melodías de Haendel tienen un centelleo y una ligereza que estas espléndidos cantantes no pueden invocar. Por ejemplo, la ornamentación, fundamental en determinadas arias, fue escasa, poco comprometida y más bien pesada. El argumento es conocido e interesante. La puesta en escena del legendario Luca Ronconi, aún siendo moderna, respeta y realza la trama de forma magistral. Hay un profundo amor al teatro barroco presente en el empleo de todo tipo de sorpresas e imágenes: sus célebres carras (seña de identidad de Ronconi), columnas que se elevan y descienden, escotillones... Son tramoyas simples pero de gran efecto escénico: subrayan las arias, sorprenden en los mutis y encadenan la acción con fluidez. Dos inmensas pantallas evocan cada cuadro con distintas proyecciones. También sirven para hacer un simpático y polémico homenaje al cine de romanos, con fotogramas y secuencias de viejas películas en blanco y negro. Las luces y el movimiento escénico dieron mucha vida al espectáculo, que dura más de cuatro horas y cuya intensidad crece a partir de la mitad. El maestro Alessandrini redujo la orquesta (colocada en escena) y organizó acertadamente los continuos. Obtuvo el necesario equilibrio entre los instrumentos y los cantantes, a pesar de estar en el foro de espaldas a ellos. Su trabajo fue poco entusiasta y no adquirió fuerza hasta mediado el espectáculo: tal vez administró fuerzas para la dilatada faena. Fuera del foso, la orquesta se pudo escuchar muy bien y pudimos constatar de nuevo su creciente nivel artístico. Las voces principales son estupendas: María Bayo hace una creación de Cleopatra, con un físico idóneo y unas excelentes condiciones vocales. Fue técnicamente la más precisa y la más personal en su interpretación. Jennifer Larmore forjó un Giulio Cesare monumental, superando las enormes dificultades de su papel con holgura. Exhibió un registro impresionante y una oscura diversidad de colores vocales. Laura Polverelli fue quien, en el papel de Sesto, presentó el tono más adecuado para este repertorio con su voz bella, ágil y clara. Por encima de la disputa sobre los estilos, la alta calidad del equipo artístico hizo de la partitura un óptimo espectáculo.
(En estas funciones se ha podido comprobar la eficiencia de las pantallas instaladas sobre las butacas de tribuna, en los laterales superiores de la sala del Teatro Real, que facilitan el seguimiento de la función desde los asientos de menor visibilidad. Es un arreglo que subsana el problema de perspectiva propio de los teatros a la italiana. El equipo de medios audiovisuales del Teatro Real es el encargado de una realización con diversidad de planos y movimiento de cámaras. Las pantallas Philips no producen reflejo sobre los espectadores próximos a ellas.) (Fotografía
de Javier del Real)
Próximos espectáculos del Teatro Real 18 a 28 de julio 5 al 21 de diciembre Carmen de Bizet. Producción del Teatro Real. 12 al 23 de enero Le nozze di Figaro. Producción de la Opernhaus de Zürich. Madama Butterfly de Giacomo Puccini Nueva Producción del Teatro Real 19 a 25 de julio Festival Flamenco: Vicente Amigo, Sara Baras, La Susi, Arcángel, Miguel Poveda, Diego el Cigala y Manuela Carrasco. www.teatro-real.com
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