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Música folclórica vocal: géneros llenos de arcaísmos.Por
Juan Castillo. Periodista y
Musicólogo (Madrid).
Es necesario prevenir que el
realizar una división tan general entre música instrumental y vocal
significa adentrarse en un terreno resbaladizo, pues como se ha dicho
anteriormente no existe una delimitación clara. Velle Espeland, de los Norwegian
Folk and Popular Song Archives, dice que “Hay algunas peculiaridades
que la música instrumental y la vocal tienen en común, pero ésta última
contiene muchísimos problemas particulares”.[1]
Normalmente, la música vocal
se divide en cinco grandes áreas: a) lokk,
huving y laling, b) canciones de cuna, c) stev, d) baladas y e) canciones religiosas. Esta es una clasificación
bastante similar a la que hizo Nils Grinde en su obra A
History of Norwegian Music, y la encuentro muy útil por ofrecer una
idea global sobre el tema. Quizás no haga justicia a toda la riqueza de
un repertorio que es imposible resumir o delimitar, ni establece todas las
relaciones entre los diferentes géneros que hacen de la música vocal un
corpus completo, pero al menos, nos muestra sus características
principales. a)
Lokk, huving
y laling. Los tres son parecidos
en la forma y en la manera en la que se cantan, pero poseen diferentes
funciones: Un lokk
(‘llamada’) es una canción de pastores empleada para llamar a los
animales de la granja. Existen diversos tipos de lokk
dependiendo del animal que se trate. Un huving
es también una canción pastoril o grito pero que se usa para llamar
personas, y a veces, en paralelismo con el lokk,
tiene diferentes características según la persona a la que vaya
dirigido. Según profundicemos en su estudio, nos iremos dando cuenta del
papel ritual de este tipo de cantos, pues como ya hemos visto hasta el
momento, el destinatario o la función de los mismos configura sus rasgos
musicales. Un laling es un tipo de huving
en el cual la sílaba ‘la’ ejerce un rol predominante en el texto. Estas
canciones pastoriles se hallan en la frontera entre el canto y el grito,
sin una forma musical definida. Son improvisaciones sobre un grupo de
motivos musicales seleccionados, aunque su estructura no es azarosa. Como
O.M. Sandvik afirma: “El que las canciones pastoriles sean tan difíciles
–y en algnos aspectos imposibles- de
transcribir a notación convencional, obedece a un número de factores.
Primero está el grito introductorio: ‘¡Oh, pobre amigo!’ o algo por
el estilo, que es pronunciado con voz profunda, constreñida y de
garganta. Y uno no puede caracterizar este sonido mejor. No
se puede especificar las notas precisas ni las palabras que van a ser
pronunciadas. Me pregunto qué se supone que significan tales sonidos. ¿Son
acaso una imitación del mugido de las vacas? ¿Algo parecido a
los delicados sonidos de una madre hacia su cría? ¿Es un conato
de ‘lenguaje animal’? Después de esos sonidos sostenidos, que se
parecen de alguna manera a los de un cuerno, viene una serie de sonidos
cortos y penetrantes con los que la lechera llama individualmente a sus
vacas por su nombre (sic). Estas pueden empezar en la altura más alta y
luego ir saltando por intervalos de séptima[2],
octava o novena. Finalmente aparece la parte más genuinamente musical: la
curva melódica en rápida coloratura, que es cantada con la voz más
precisa que el cantante es capaz de producir. Y la dificultad en el canto
de ésta se debe en parte al uso de intervalos irregulares (cuartos de
tono) y en parte al empleo de un peculiar ritmo libre”[3].
La dificultad de desentrañar la complejidad de este tipo de
folclor crece si tenemos en cuenta el hecho de que muchas veces podemos
encontrar ‘llamadas al ganado’ mezcladas con motivos que proceden de
las baladas populares, a veces con texto o con motivos de slaatt.
b)
Las
canciones de cuna se construyen sobre melodías simples de ámbito melódico
estrecho y conjugando diferentes fórmulas motívicas empleadas en
improvisación, aunque algunas están compuestas en ámbitos más amplios
e incluyen un uso motívico más numeroso. Además, el empleo de
microtonos propicia una dificultad añadida a la trascripción de este
tipo de cantos. Incluso podemos observar cierta conexión entre algunas
canciones de cuna y obras del Gregoriano, como demuestra
Börre Qvamme.[4] c)
Los Stev
son normalmente agrupados alrededor de un tema que el texto aborda. Así,
encontramos stev acerca de la
sabiduría, el amor, la naturaleza y demás, pero todos se cantan dentro
de un pequeño número de melodías (sólo cambia el texto) de las cuales
hoy se conocen alrededor de cuarenta. Desde el punto de vista
estrictamente musical, es especialmente interesante la antigua práctica
del stevjast, un juego festivo
en el que los competidores tienen que improvisar stev
recíprocamente. Por desgracia, esta práctica ya se ha perdido. Por lo general, se dividen los
stev en dos tipos: antiguos y
modernos. Ambos difieren del otro en edad y patrones de rima. Uno y otro
poseen cuatro versos, pero en el antiguo riman el segundo y el cuarto,
mientras que en el nuevo la rima se organiza por pareados. La
edad exacta de estos tipos de stev
se desconoce. Sin embargo, los teóricos de la materia dicen que podemos
fijar el origen del antiguo en el siglo XIII. El nuevo stev
es más simple y aparece aún lleno de arcaísmos. Si examinamos el
repertorio que se conoce hoy, encontraremos una gran variedad de ámbitos
melódicos, ya que estos comprenden desde una cuarta hasta una duodécima.
La forma de cantar también muestra muchas variantes, no sólo según quién
lo cante, sino también según las propiedades del stev
interpretadas por el mismo cantante. La interpretación está marcada por
el empleo del rubato, aunque existe un golpe corto y otro largo en cada
verso. Qvamme dice que los nuevos son más suaves y dulces y que su línea
melódica posee un carácter más moderno que las baladas épicas. Lo
único que podemos decir sobre el origen del nuevo stev
es que reemplazó al antiguo durante el siglo XIX. d)
Balada
Popular es un término que se presta a confusión. Es como un cajón de
sastre donde caben desde canciones del siglo XIII al XIX. De todas formas,
lo normal es que se considere que provienen de la Edad Media, y las que se
conservan han sido trascritas en los siglos XIX y XX[5].
Muchas baladas proceden de otros países, sobre todo nórdicos. Así, es
normal que éstas compartan los mismos temas en sus textos, aunque por
norma no suelen compartir melodía. Lo típico es que se clasifiquen por
temática, ya que las diferencias musicales no son relevantes. No
obstante, la edad de algunas baladas nos muestra diferencias musicales. De
esta manera, las más antiguas usan escalas y giros melódicos que
difieren de las modernas, aunque como dice Grinde: “El estudio sistemático
de tales diferencias no ha hecho sino empezar […] y por el momento
estamos obligados a confiar en muchas conjeturas y especulaciones cuando
tratamos de averiguar la antigüedad de una melodía dada.”[6]
Las baladas antiguas muestran dos tipos de estructuras diferentes: una de
dos versos y otra de cuatro La estrofa de cuatro líneas tiene el mismo
patrón de rima que el stev
antiguo, aunque con un estribillo al final de cada estrofa en las baladas.
Grinde también explica la forma de la balada de dos versos: “La forma
de dos versos es un pareado rimado. A menudo hay cuatro sílabas
acentuadas en cada verso, aunque otras veces sólo hay tres. El estribillo
en las versiones de dos versos se divide normalmente en dos partes. La
primera viene entre el primer y segundo verso de cada estrofa y se le
llama ‘en-stev’ o ‘entre-el-estribillo’. La segunda parte viene
tras el segundo verso y se le llama ‘stev final’ o
‘tras-el-estribillo’”[7].
A veces el contenido del estribillo tiene que ver con el de la balada,
aunque no necesariamente. Esto obedece a que el estribillo proviene de una
introducción vocal que era interpretada como preludio a la balada, pero
independiente de ella. Las baladas folclóricas estaban en proceso de
desaparición cuando empezaron a ser trascritas. Por este motivo, de
muchas sólo se ha conservado parte, como en el caso de la ‘Balada del
Sueño’, la más célebre del repertorio medieval. Tal como la conocemos
hoy, es la reconstrucción que de ella hizo Moltke Moe, razón por la cual
el origen de esta pieza es difuso, aunque a través de la reconstrucción
podemos adivinar algunas peculiaridades de su forma original. Cada estrofa
de la ‘Balada del Sueño’ está construida por cuatro versos seguidos
de un stev-final. Hay cuatro estribillos diferentes para evitar la monotonía,
y conocemos hoy cinco melodías diferentes que funcionan con sus estrofas.
De
cualquier forma, podemos asegurar que el repertorio baladístico más
longevo es uno de los menos corrompidos por el tiempo en este ámbito de
estudio, ya que las melodías y poemas de los siglos XIV y XV se han
conservado muy bien en los aislados valles de Setesdal y Telemark, y las
nuevas composiciones han tomado a las antiguas por modelo.[8]
Velle Espeland, a propósito de esta cuestión, enfoca su atención sobre
el proceso documental: “Los que han recopilado textos de baladas estaban
especialmente interesados en Telemark y Setesdal, y en consecuencia
clasificaron mucho material allí. Éstos clasificaron de una forma más
general y encontraron más material fuera de estas zonas, pero un gran
mapa de baladas sólo es capaz de mostrar la intensidad de la compilación”[9]. Con
respecto a las baladas modernas, aquellas cuyo origen se remonta al siglo
XIX según las hipótesis más plausibles, vemos muchos patrones
estandarizados dentro del campo tonal: la mayoría emplean las tonalidades
mayores y menores, mientras ya vimos como en las antiguas existía una
mayor profusión de estructuras modales. En
el ámbito de la interpretación tradicional, las estrofas eran declamadas
por un hombre viejo, formado en la materia y dotado con una notable
memoria, mientras el estribillo era cantado por el grupo, que se unía así
al cantante principal. Qvamme también habla del olvido de las formas y
danzas folclóricas: “Mientras las baladas eran compiladas y
transcritas, las danzas se perdían en el olvido, salvo en las Islas
Feroe, lingüística y culturalmente pertenecientes a Noruega, aunque
administrativamente danesas desde 1814, donde la gente aún baila las
interminables baladas épicas sobre gigantes, monstruos héroes y grandes
amores. Los pasos del baile suelen ser siempre los mismos: las parejas se
cogen del brazo y forman un círculo que se mueve en círculos hacia el
centro.”[11] [1]
Velle Espeland, entrevista particular por correo electrónico, 11
Diciembre 01. [2]
El amplio uso del intervalo de séptima es también subrayado por Börre
Qvamme. [3]
Citado por Grinde, Nils: op. cit. Pag. 76. La traducción es mía. [4]
Sobre la influencia del canto gregoriano, Börre Qvamme dice: “El
canto gregoriano […] cambia sutilmente el gusto musical de la gente.
De las canciones folclóricas noruegas recopiladas durante el último
siglo, hay un número sorprendentemente alto de composiciones cuyas
características recuerdan a las del canto llano, tales como las
cadencias modales y los melismas. La escala lidia, con su cuarta
aumentada, es una de las favoritas de la música folclórica noruega,
y en un número importante de canciones el semitono se evita como
sensible. Muy a menudo se nota cierta vacilación entre el tono y el
semitono, y ambos pueden ser encontrados en el mismo pasaje en
diferentes versiones de la misma pieza. Pero es imposible afirmar si
el semitono es una influencia postrera de la música europea o si es
autóctono, o si, por último, el tono entero utilizado como sensible
es debido a la influencia del canto llano romano” (Qvamme,
Börre: op. cit. Pag. 9, la
traducción es mía) [5]
El término
‘balada folclórica’ aún está lejos de dilucidarse, como
manifiesta Velle Espeland: “En los países nórdicos usamos el término
'ballade' o 'middelelderballade' como sinónimos del término inglés
‘Child ballad' (denominado así por el profesor F. G. Child). Este término,
sin embargo, ha sido delimitado por consenso y no por su definición.
Sus límites actuales son bastante difusos, incluso aunque tengamos un
catálogo que nos dé cierta autoridad y que contiene baladas
propiamente dichas (The Types of the Medieval Scandinavian Ballad,
1978)”. Velle Espeland, entrevista particular por correo electrónico,
11 diciembre 01. [6]
Grinde, Nils: op. cit. Pag. 80 [7] Grinde, Nils: op. cit. Pag. 81 [8]
“Los valles agrestemente divididos, las aldeas aisladas donde las
comunidades han conservado costumbres consuetudinarias difícilmente
afectadas por influencias externas, constituyen factores que
contribuyen a este hecho” (Lange, Kristian: Norwegian
Music, a survey, Pág.. 8. La traducción es mía) [9]
Velle Espeland, entrevista particular por correo electrónico, 11
diciembre 01. [10]
Sobre esto, Qvamme dice: “Tanto la música como el texto son
admirables, y las cadencias modales y las melodías dan la impresión
de ser muy antiguas. Seguramente se inspiraron en la música que se
hacía en las iglesias durante el período pre-reformista. Pero muchas
de las baladas heroicas muestran características similares; los modos
eclesiásticos son tan frecuentes como la escala mayor y menor. Como
muchas de esas melodías han sido compuestas tras la abolición del
canto llano en las iglesias luteranas, ellas son la prueba de que el
gusto musical en esas partes del país continuaba bajo la influencia
de la música eclesiástica modal” (Qvamme, Börre: op. cit. Pag.
11, la traducción es mía). [11] Qvamme, Börre: op. cit. Pag. 10
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