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Número 37º - Febrero 2.003


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ASIER POLO EN MÁLAGA

Por Daniel Mateos MorenoLee su Curriculum.

Málaga, Teatro Cervantes. 8 de Febrero.
Ravel: La Valse. Fauré: Elegía para Violoncello. Saint-Saëns: Concierto nº1 para violoncello y orquesta. Héctor Berlioz: Sinfonía fantástica.
Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Alexander Rahbari. Solista (vcllo): Asier Polo.


Asier Polo

Antes de empezar con esta breve reseña, hacer notar a los lectores de Filomúsica que por cuestiones de falta de tiempo voy a obviar los típicos comentarios sobre los compositores y las obras que suelen acompañar a una crítica musical y que pueden encontrar en cualquier libro de historia de la música. Pido disculpas por ello. Atacaré directamente con la crítica sobre las interpretaciones.

Boris Pergamenchikov era el Violoncellista que debía haber tocado en este concierto. Sin embargo, según hojita adjunta al programa, canceló su actuación debido a que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de urgencia. Así pues, tal y como nos comentó Asier Polo, hace tres días se pusieron en contacto con él para que lo sustituyera y él ni corto ni perezoso vino a Málaga a cumplir con el compromiso. Antes de continuar, decir también que en esa misma notita se nos hacía partícipes de una nueva sorpresa de última hora que transcribo literalmente: "la violinista Anne Akiko Meyers, cuya actuación estaba prevista para los días 28 de febrero/1 de marzo, ha cancelado su actuación por no haber preparado con suficiente antelación el estudio del Methamorphoson de Penderecki". ¡Increíble! Uno no está acostumbrado a una sinceridad tan apabullante a la hora de las ausencias en conciertos programados con meses/años de antelación. Nuestra más sincera enhorabuena a Anne Akiko por su honestidad y valentía, a la vez que nuestras condolencias porque es una pena haber perdido la oportunidad de escucharla. En su lugar actuará Alyssa Park.

Hablemos ya del concierto que nos ocupa. La Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM), como todos saben, está constituida en una gran mayoría por músicos extranjeros, muchos venidos de la Europa del Este. En el argot malagueño se la suele llamar la "Orquesta de la ONU". Son músicos con un buen nivel individual y una altísima especialización en los repertorios clásico, barroco y centroeuropeo en general. Si no recuerdo mal, han sido ya un par de veces que he escuchado recientemente a la OFM acometer obras de Ravel, y ambas han sido un completo desastre. Así ocurrió en La Valse: un ritmo extremadamente lento, errores de lectura especialmente notables en los vientos, desajustes en las cuerdas, mala graduación de matices, etc.

La OFM es una orquesta que porque no quiere, o porque no sabe, o porque no puede, no acierta ni mínimamente en la música del impresionismo ni en la música española de esa época. Tal vez sea un problema de "preferencias" del director. Yo apostaría porque se trata principalmente de una cuestión de preparación de repertorio. Últimamente y a raíz de las controversias surgidas en la ROSS (Real Orquesta Sinfónica de Sevilla), la OFM está adquiriendo cada vez más y más importancia, a la vez que se la solicita más en festivales y debe preparar mayor repertorio. Quizás esa sea la razón de que haya transcurrido más de un mes desde su último concierto en Málaga. En una ciudad como Málaga donde todo el mundo se queja de la escasa afición musical que existe (en música clásica), ¿Cómo se explica que nuestra orquesta prefiera hacer giras por ahí antes que tocar aquí en su tierra natal? ¿No sería exigible que la OFM tocara al menos una vez a la semana en Málaga? Sobre todo contando en sus filas con músicos de tan altísimo nivel y que podrían preparar obras en unas pocas horas.

Tras los desajustes ravelianos, llegó Fauré y Asier Polo hizo su entrada. Son ya varias las ocasiones en las que Asier ha tocado en Málaga. Según nos contó tras el concierto, suele venir acompañado de toda su familia porque Málaga es una ciudad que le encandila. ¡Se agradece!

Mientras escuchábamos la famosa Elegía de Fauré interpretada por la OFM, en mi cabeza paralelamente sonaba la grabación de Jaquelin Du Pré de esta misma pieza, una versión histórica. Aunque las comparaciones son odiosas, puedo asegurar que Asier Polo le dio un toque especial y muy válido, distinto a la versión de Du Pré, imprimiendo su propio carácter: con un sonido más metálico en los registros medios del violoncelo, quizás con menos profundidad en los bajos y con mucha dulzura en los altos. La nota final fue tañida de manera realmente impresionante.

Sin embargo, el problema volvió a estar en la orquesta. Recomendamos desde aquí al director Rahbari que sitúe su atril más lejos del instrumento solista, para que así hubiera podido percatarse de cómo la orquesta se comió al violoncelo en prácticamente toda la obra.

Casi sin esperarlo, llegó Saint-Saëns con su concierto nº1 para violoncello y orquesta en la menor, op.33. ¡Por fin se compenetraron totalmente orquesta y violoncellista! Ahora Rahbari acertó de lleno y la orquesta siguió atentamente sus indicaciones. Fue un buen final para la primera parte donde Asier Polo y la OFM se lucieron por igual.

En la segunda parte tuvimos ocasión de escuchar la sinfonía fantástica de Berlioz. Existen innumerables versiones con las que podríamos comparar la lectura de la OFM; optaremos por la brevedad y la ausencia de eclecticismo diciendo que fue una interpretación aceptable. La orquesta estuvo compaginada y más o menos las cosas fueron saliendo, con momentos mejores (especialmente los dos últimos tiempo) y otros peores (el tercer tiempo).

En resumen, un concierto que mereció la pena.