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ENTREVISTA A SERGHEI YEROKIN
Por Daniel Mateos
y Anuska Requena.
¿A
qué edad empezó a tocar?
Pues no lo recuerdo. Desde un principio había piano en casa.
Probablemente a los 2 años, cuando se empieza andar.
¿En
su familia había tradición musical?
Si, mis padres eran músicos así que siempre he escuchado mucha música
en casa.
¿Y
cuando tuvo claro que lo suyo era el piano?
Más o menos con 14 años, porque empecé a ver cosas interesantes dentro
de la música, me dí cuenta de lo que era y me “enganché”.
¿A
qué pianista ha seguido más de cerca?
Pues tengo varios, empezando por Bussoni, que ya murió hace muchos años.
De las grabaciones que dejó se pueden aprender muchas cosas, a pesar de
que la mayor parte de las grabaciones aún no tienen buena acústica.
También podría citar pianistas de la época de Joseph Hoffman, Lévin,
Rachmaninoff, etc. Y algunos
más modernos, como Horowitz, Michelangeli, Rubinstein, Glenn Gould,
Richter...
De todos
los directores con los que ha tocado, ¿cuál es el que mejor se ha
acoplado a su manera de tocar?
Creo que todavía no he tocado con este director... aún no he encontrado
un director con el cual pueda decir que estoy contento de todo.
¿Qué
cualidad interpretativa valora más en un solista?
Valoro al solista que entiende lo que está haciendo, y a su vez es
capaz de transmitirlo a los que lo están escuchando, siendo capaz de
convencerles. Esto supone que tiene que tener dominio en muchos aspectos:
dominio en la mecánica (su propio movimiento), dominio sobre la forma de
la obra que está tocando (voces, polifonías, timbres, ritmos, etc.) y
dominio sobre sus sentimientos.
Entonces,
¿el solista debería tocar para el público?
Si no quiere, que no toque... ¡no pasa nada!...
... Pero
cuando se habla sobre ésta obligación por comunicar y por que se le
entienda, ¿implica que se debe al público?
Bueno, en un cierto sentido sí. Pero para mí, la razón básica de que
uno salga a tocar un concierto, es que tiene algo que decir y contar, y es
necesario contarlo. A parte, salen muchas personas a tocar por otras
razones.
¿Qué
obras o compositores le han supuesto un mayor esfuerzo de estudio?
Una de las cosas más complicadas es Bach, por varias razones: porque
exige mucha perfección en todo, y si algo escapa de esa perfección, no
funciona la obra. Permite menos fallos, y con ello no me refiero a fallar
notas, sino fallos a otros niveles.
Revisando
los pianistas que nos ha nombrado, ¿opina que aunque ahora hay más
pianistas, la calidad interpretativa era mayor antes? ¿quizás antes no
se buscaba esa perfección técnica que ahora se busca?
Yo no diría esto. En cada época hay una pequeña cantidad de pianistas
de primera línea y unos cuantos de segunda y tercera. Lo que está
pasando ahora, es que el nivel medio del resto de las líneas ha subido
bastante. Pero grandes intérpretes siempre los hubo pocos. Yo no compararía
directamente a los músicos de antes con los de ahora. Por ejemplo,
algunos de los pianistas famosos actuales no se encuentran en un gran
nivel. A veces, por cosas de marketing, puede parecer que están en nivel
parecido. Lo que ocurre con las casas discográficas y la publicidad da
como resultado que mucha gente está donde no debe de estar y al revés. O
sea, que no tiene que ver absolutamente nada que un pianista que haya
grabado muchos discos sea bueno y viceversa. Todo esto es relativo. En
nuestra época había un gran intérprete, Richter, que no tiene nada que
envidiar a los consagrados. Él, por ejemplo, no está al nivel de
marketing y al nivel conocimiento de la gente como otros pianistas quizás
más nombrados. Y esto era porque, simplemente, no le interesaba la política
del marketing.
¿Considera
necesaria la ejecución diaria de ejercicios pianísticos? ¿U opina, que
llegado cierto nivel, la técnica se aprende con el repertorio?
En primer lugar, la técnica se ha de aprender con repertorio. Y luego,
cuando encuentras algunos pasajes en los que no eres suficientemente
preciso y rápido, entonces tienes que descubrir qué tipo de movimiento
hay que hacer, o fijarte si lo ejecutas de forma incorrecta, o
sencillamente, puede ser que aún seas un poco torpe y tienes que
desarrollarlo. Son circunstancias muy particulares y dependen cada obra.
Ejercicios universales los hay, pero se tratan básicamente de desarrollar
un “poquito” la velocidad, de forma general. Pero luego, cada caso es
muy concreto. A través de obras se aprende más que a través de
ejercicios.
¿Qué
pasos sigue cuando se enfrenta por primera vez a una obra?
Depende qué obra. Si son obras que resultan bastante complicadas de leer
en un principio, lo primero
que hago es leerlas y asimilarlas lo antes posible con un trabajo muy
intenso, dedicándome exclusivamente a la obra y sin leer ninguna otra
cosa. La primera fase es la más importante e intento asimilarlo lo antes
posible. Veo obligatorio el análisis formal previo a la interpretación
de la obra, porque te ayuda mucho en la primera fase. Estudiando la obra
sin el piano, descubres muchas cosas: por dónde va la armonía, cómo se
desarrolla, por dónde van las voces, cómo se transforma de una forma en
otra, etc.
¿Qué
busca en una obra a la hora de interpretarla?
Pues depende. En obras diferentes, las esencias son diferentes. Lo que
siempre trato de hacer es descubrir, en primer lugar, cuál es la esencia
y en segundo intentar que poco a poco sea parte de mí. Luego ya, a través
de todos los medios comunicativos personales, a través de la dinámica,
los timbres, etc. intento comunicarlo. Pero lo primero, creo que la
esencia debe de ser asimilada y tienes que aportar también, en un cierto
sentido, tu parte, tu visión. Entonces es una manera de ser, de tener una
personalidad muy múltiple, de poder ser varias cosas dentro de una misma
obra, porque prácticamente, siempre tienes que hacer cosas muy diferentes
dentro de una misma obra y tienes que transmitir y pasar de una a otra.
Respecto
a sus clases magistrales, ¿en qué hace más hincapié cuando enseña a
sus alumnos?
Intento en cualquier nivel, sin distinguir los niveles, que el alumno
pueda hacer lo que pueda hacer. Algunos pueden más, otros menos...
intento enseñarles la manera de ver lo que significa, lo que quiere decir
lo que está escrito. O sea, es fundamental aprender a leer, entendiendo
qué significa lo que está escrito en la partitura. Y después de esta
base, intento poner como ejemplo que, si trabaja una obra con esta base
(sobre lo que se ha entendido y descubierto en ella), a partir de aquí ya
se podrán afrontar problemas, saber cómo estudiarlo, de qué se trata, cómo
poder descomponer los elementos (es muy importante saber de qué elemento
está hecho, que carácter tiene, cómo funciona, su movimiento, con qué
está coordinado).
¿Cuál
o cuáles cree que son las mejores escuelas para formar a futuros
pianistas?
Yo diría que casi no importa de qué escuela se trata, sino de quién está
ahí dentro. Ahora las cosas han cambiado mucho y se pueden encontrar
personas muy interesantes en escuelas pequeñas e incluso fuera de
escuelas, en muchos sitios de tradición. No se trata de escuelas, sino
del profesor en concreto. La escuela no es más que un edificio. Las
escuelas con renombre para mí no significan absolutamente nada. Si en
esta escuela de renombre hay alguien que es capaz de enseñar, sea o no de
renombre esta persona, es fabuloso. También depende de quién entra en
una escuela de renombre. Si escoges el mejor profesorado y haces una
escuela de renombre y luego entra gente normal, por mucho que se esfuercen
no funciona bien, porque también depende quién entra y quién es capaz
de aprender. Puede haber alumnos que lo entiendan pero que luego no sean
capaces de llevarlo a cabo, por sus limitaciones.
¿Qué
recomendaría a los jóvenes que desean abrirse paso en el mundo del
piano?
Pues, si es posible abrirse paso sin concurso, mucho mejor. Los concursos
son algo humillante, anti-musical, antinatural y anti-todo. En muchos
casos, el jurado que está juzgando a los participantes, no tienen derecho
moral de hacerlo porque están a un nivel muy por debajo de los
participantes. No es siempre así, pero muchas veces sí. Yo aconsejaría
olvidar en lo posible los concursos y encontrar alguna otra salida,
buscarla.
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