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Número 4º - Mayo 2000


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CINE Y MUSICA: LA AMADA INMORTAL DE BEETHOVEN

Por Ángel Riego Cue

 

Después de Mozart, Beethoven... Diez años después de "Amadeus", se intentó repetir su éxito, al menos en parte, con una película sobre otro de los poquísimos compositores "clásicos" cuyo nombre es conocido por el común de la gente, incluso los menos melómanos. Los resultados, a juicio de crítica y público, fueron bastante inferiores a los de "Amadeus", sin ser por ello una película precisamente despreciable. Un análisis de los medios empleados en ambas puede ilustrar sobre las causas del éxito de una y del fracaso de la otra.

En primer lugar, su historia dista mucho de tener la originalidad de la de "Amadeus", que se basó en una interesante obra teatral previa de Peter Shaffer. El argumento de "Immortal Beloved" es mucho más convencional, de hecho con más o menos variantes ya se ha repetido en otras películas sobre la vida del compositor de Bonn, de las cuales la más conocida es "Un gran amor de Beethoven", que filmó en 1936 el famoso director francés Abel Gance, y en la que se podía "disfrutar" de unos "singulares" arreglos musicales debidos a Louis Masson, que superponían la imagen del compositor tocando el piano con el sonido de una orquesta completa.


Ambos argumentos, muy similares, se basan en un hecho real: Tras la muerte de Beethoven, en 1827, se encontraron entre sus papeles tres cartas de amor escritas un mismo día (por la mañana, tarde y noche), a una mujer de la que no se indicaba su nombre, y a la que el compositor se dirigía como "Mi amada inmortal": la primera comenzaba con las palabras "Mi ángel, mi todo, mi yo: sólo unas pocas palabras escritas a lápiz..." Parece que nunca fue enviada, aunque también podría tratarse de una copia. Aunque no se indica la fecha, por la indicación de estar escrita "un lunes 6 de julio" los historiadores dan la fecha de 1812 como más probable.

Mucho más problemático es identificar a la destinataria de tal mensaje, pues la vida privada de Beethoven es un misterio casi tan impenetrable como la de Shakespeare. Las candidatas más citadas son tres jóvenes aristócratas de una misma familia: Giulietta Guicciardi, y sus primas, las hermanas Josephine y Therese de Brunswick. De las tres estuvo enamorado sucesivamente Beethoven, aunque se discute si ese amor se quedó o no en lo "puramente platónico", debido a que el status social de un músico no era en aquella época tan elevado como para aspirar a la mano de una aristócrata.

Se ha llegado a apuntar que Beethoven era en la realidad bastante misógino, y que la mujer de la que estaba enamorado era un ideal que sólo existía en su mente, de ahí que cortejara a damas que sabía de antemano que le iban a rechazar.

Hasta aquí la historia. En el film de Gance, antes mencionado, Giulietta rechaza a Beethoven para casarse con un conde, de lo que al poco tiempo se arrepiente. Entonces descubre la carta a la "Amada Inmortal", y le pregunta al músico si está escrita para ella, a lo que él contesta afirmativamente (y es falso, pues la escribía para su prima Therese), con lo cual los remordimientos de Giulietta durarán toda su vida.

El argumento de "Immortal Beloved" está basado en la misma carta, aunque en este caso se le ha añadido un detalle ficticio: lo encontrado tras la muerte de Beethoven no son cartas de amor, sino algo más sustancioso: un testamento donde lega todos sus bienes a la susodicha "Amada Inmortal". Su fiel discípulo Anton Schindler iniciará la búsqueda de esa mujer para cumplir el último deseo del maestro, y encontrará las cartas "auténticas" en el balneario de Karlsbad, visitado por Beethoven.

Se trata, pues, del mismo esquema repetido tantas veces desde "Ciudadano Kane" de Orson Welles: al comienzo de la película muere una persona importante, el resto es una investigación de un detalle no aclarado de su vida, lo que permite narrar esta en "flash-back".

A este esquema se le añade otro no menos tópico, como es el del género denominado "biopic", consistente en la biografía, a menudo muy novelada, de un compositor, que servía como pretexto para presentar los fragmentos musicales más conocidos de su obra. En sus años dorados, Hollywood cultivó a menudo este género "divulgativo" y todos los compositores relacionados con Broadway (Gershwin, Porter, Kern) tuvieron su película. Algo parecido vemos en "Immortal Beloved", donde a veces parece que lo importante es que suenen todos los fragmentos más tópicos de la música de Beethoven (Sonatas Patética y Claro de Luna, Sinfonías 3,5,6,7 y 9, Conciertos "Emperador" y para violín, Sonata "a Kreutzer", Trío "el Espectro", Misa Solemne, Cuarteto Op. 130), vengan o no a cuento con la acción, aunque en ese sentido de "encajar" acción y música la película es muy aceptable.

Por tanto, de la aplicación de esquemas tan convencionales, difícilmente podría salir un gran película. Tampoco el director, Bernard Rose, demuestra mucho más que buen oficio en manejar escenas de masas, ambientes de época con decorados, vestidos, uniformes, etc. La ambientación en general peca algo de preciosista, parece primar más la imagen "plástica" que la narrativa. En cuanto a los intérpretes, hay que mencionar en primer lugar la magistral interpretación del papel de Schindler por Jeroen Krabbé, a quien habíamos visto como Haendel en "Farinelli". Gary Oldman compone un Beethoven muy digno, mucho más que el Mozart de Tom Hulce, y con algún guiño humorístico que nos recuerda su papel principal en el "Drácula" de Coppola. Las dos "candidatas" investigadas por Schindler cuentan también con intérpretes conocidas: como Giulietta Guicciardi está Valeria Golino (que se dio a conocer en la oscarizada "Rain Man"), y como la condesa Erdödy, Isabella Rosellini.

Para la banda sonora, al igual que en "Amadeus", no se reparó en gastos para contratar a los intérpretes entre los mejores beethovenianos de aquel momento, entre ellos la London Symphony dirigida por Sir Georg Solti en las obras orquestales, y Murray Perahia en el piano. Incluso podemos escucharles en obras que no tienen grabadas aparte, pues que sepamos Solti no llegó a grabar el Concierto para violín, ni Perahia tiene un "Para Elisa" (esta última pieza es seguramente lo más interesante del disco, al ser la única completa). Por otro lado, la toma de sonido deja algo que desear, para ser una producción de 1994.

Las interpretaciones musicales se realizan siempre sobre instrumentos modernos, cuyo sonido se supone que es el que la mayoría del público espera oír, pues el tocar a Beethoven con instrumentos de época aún está mucho menos difundido. Por ello se cae en el mismo absurdo que en "Amadeus", el que los instrumentos que se ven en la pantalla no sean los que se escuchen (por ejemplo, se ve un pianoforte de la época y se escucha un piano de cola moderno, cuya presencia en pantalla sería un anacronismo que ese mismo público no toleraría).


Hay, por supuesto, muchas más libertades históricas, sobre todo en lo referido a la relación de Beethoven con las mujeres: Giulietta le rechazó en realidad por su clase social, y no, como se ve en la película, debido a la sordera de Ludwig, aunque no puede negarse que está muy lograda la escena en que la joven y su padre "descubren" dicha enfermedad, espiando al músico mientras interpreta su Sonata "Claro de Luna" con el oído pegado al piano: una obra que ha pasado a la posteridad dedicada precisamente a Giulietta.

Tras descartar a la Guicciardi, Schindler dirige sus pasos a Hungría, a visitar a la condesa Erdödy quien, pese a no ser ella tampoco el "amor inmortal", sí le pone en la pista de la verdadera. Es en la identidad de esta en lo que la película se aparta más de la realidad.


Es bien conocido que uno de los hermanos de Beethoven, Kaspar, murió dejando un hijo, Karl, de corta edad, y que el compositor pleiteó e intrigó para conseguir su custodia, arrebatándolo a su madre, con el pretexto de la vida "disipada" de esta. Karl no fue muy feliz bajo la tutela de Beethoven, llegando al intento de suicidio.

Pues bien, en la película se nos sugiere como identidad de la "amada inmortal" a Johanna, la madre de Karl, y cuñada de Beethoven, a la que el músico amargó la existencia todo lo posible. Se nos dice que en secreto siempre estuvo enamorado de ella, que fueron amantes y que incluso Karl era en realidad hijo de Ludwig, y no de su hermano Kaspar, su padre "legal". Unas ficciones sin ninguna prueba histórica, aunque podrían explicar el empeño de Beethoven en conseguir la custodia de su "sobrino". La ruptura de Ludwig y Johanna se habría producido un día que Beethoven tardó en llegar a una cita con ella en el balneario de Karlsbad; el carruaje quedó atascado en el barro (una situación que recordaría en el movimiento final de la "Sonata a Kreutzer") y la famosa carta de la "Amada Inmortal", enviada poco antes, nunca llegó a su destino debido a la negligencia de la dueña del hotel (que, lógicamente, quedó en posesión de tal documento hasta la investigación de Schindler). Ella se cansó de esperar, y se fue poco antes de la llegada de él. Si él se hubiera presentado a tiempo, las cosas hubieran sido muy distintas...

El carácter de "calco" del argumento respecto a los "biopics" de los años 40-50 queda de manifiesto en un detalle "idealista" que para el gusto de 1994 parecería trasnochado: Johanna termina perdonando a Ludwig ¡tras escuchar la Novena Sinfonía! El Himno a la Alegría le convence que no puede odiar al hombre que ha compuesto esa música, y va a visitarle a su lecho de muerte, reconciliándose con él. En realidad, al que vea la película le parecería que Beethoven murió poco después del estreno de la "Novena", cuando aún le quedaban casi tres años de vida (En este sentido, también en "Amadeus" Mozart muere la misma noche del estreno de "La Flauta Mágica", cuando vivió dos meses más).

La escena en la que se unen la música de la intervención del tenor en la "Novena" y un recuerdo del Beethoven niño, arrojándose a un estanque tras huir de las palizas de su padre, y soñando con las estrellas ("Más allá de las estrellas debe habitar un Padre amante", dicen en otro momento los versos de la obra) es otra de las más logradas de la película, a pesar del carácter tópico de referirse a esta música como "la armonía universal" o el "fundirse con el cosmos". Por ello, la película termina por parecernos salvable, pues se deja ver con agrado, es "divulgativa" de la música de Beethoven, y a los aficionados al cine más nostálgicos les puede traer el recuerdo de un género que ya no se cultiva, como era el del "biopic".