|
|
Y EL TEATRO VIBRÓ... Esta vez mi tema no está relacionado con los niños y sus primeros contactos con la música (aunque nunca me cansaré de hablar de éstos, porque yo también aprendo mucho compartiendo con ellos el día a día). Te dejaré un tiempo para que reflexiones sobre lo que he dicho en anteriores artículos. Ahora, permíteme abordar otro tema... Ya que llevamos unos meses juntos, quiero que me conozcas un poquito mejor... Hoy quiero hablarte de una experiencia, de mi experiencia... o mejor dicho, de mi vivencia. El primer término que he empleado puede significar el conocimiento que se adquiere de las cosas por el uso y la práctica de ellas, pero yo lo que pretendo es hacerte partícipe de un evento que tuvo lugar en Málaga y al que tuve la posibilidad de asistir. Ese día, la gente se agrupaba en diversos lugares según sus preferencias en el recinto ferial estaba el Concierto de la Primavera; la Rosaleda llena, en uno de los partidos de fútbol más prometedores de la temporada, los bares repletos con los "forofos" que no habían conseguido las entradas; diversos tronos recorrían las calles de la ciudad, (Via Crucis del Jubileo del año 2000) y nuestro Teatro Municipal Miguel de Cervantes, con el siguiente programa
Modest Mussorgsky - Una noche en el Monte Pelado. Sergei Rachmaninov - Concierto para piano en do menor nº 2, op. 18 Solista Joaquín Achúcarro, piano. Piotr Ilich Tchaikovsky Sinfonía nº 6 en si menor, op. 74 "Patética". Director Manuel Galduf Orquesta Ciudad de Málaga. Director titular Alexandre Rahlibari. La concertino tocó la primera nota, los sonidos de violines, violas, violonchelos, contrabajos, flautas.... inundaron la sala. Y entró el director, en esta ocasión Manuel Galduf (ha dirigido las principales orquestas españolas, europeas, también en E.E.U.U., Venezuela, México, Puerto Rico, Uruguay, Estambul y Japón. Ha sido director titular de la Orquesta de Valencia. Ha trabajado con grandes intérpretes. Su repertorio sinfónico es muy amplio...) El concierto empezó... Y ahora que ya te he situado en la escena, quiero que tú la continúes deja volar tu imaginación, pero VUELA ALTO... Si tuviste la oportunidad de asistir, seguro que te agrada recordarlo; si no pudo ser, quiero compartir contigo lo que sentí. No te hablaré de la interpretación, ni de las obras, y que decir de Joaquín Achúcarro que no se sepa. Recordaré que le fue concedido el premio al mejor alumno de todas las disciplinas musicales y el título de Accademico ad Honorem de la Accademia Chigiana de Italia; ganó la Medalla del Concurso Internacional de Ginebra; el primer premio del Concurso Internacional Viotti de Vercelli; Concurso Internacional de Liverpool; debutó con la London Symphony Orchestra... y podría seguir enumerando sus éxitos hasta la actualidad, pero prefiero remitirte a la entrevista que se le realizó en el anterior número de Filomúsica. Volviendo al programa de aquella tarde, diré que la música llegó a lo más profundo de mi corazón... No quiero parecer egocéntrica, pero sentí que el solista me estaba "hablando" a mí, me comprendía perfectamente. El concierto para piano nº 2 en do menor, op. 18 significó para Rachmaninov la salida de una crisis en la que había estado inmerso a causa del fracaso de la Primera Sinfonía. Ahora, cien años después de haber sido estrenada, sigue triunfando. Todos sabemos que la música es un lenguaje, sería un error negar esta afirmación. Emisor, receptor, canal, código... han cambiado, pero en esta ocasión también se estableció una perfecta comunicación, un intercambio que nos enriqueció a todos. Recientemente he leído un libro titulado Manual de Musicoterapia de Rolando O. Benenzon. Hay un capítulo donde escribe sobre el "Principio de Iso" (esta palabra resume la noción de la existencia de un sonido o un conjunto de sonidos o fenómenos sonoros internos que nos caracterizan y nos individualiza... ) Me he remitido a este ejemplo porque aquella tarde, si uno observaba a las personas que estaban presentes, podía apreciar como todos estaban inmersos en la música... Permíteme compararlo al "Iso Grupal"(es una dinámica que fluye en el grupo como la síntesis en sí misma de cada identidad sonora, de cada persona). Esa música estaba ligada al esquema social en el que estábamos inmersos... Me sentí identificada, y creo que no me equivoco al afirmar que a la mayor parte de los asistentes le pasó lo mismo. Resultó algo fascinante. También quisiera recordarte la película "Shine". No realizaré un análisis de ella. Sólo la menciono porque el protagonista interpreta el concierto nº 3 para piano de Rachmaninov. ¡Sí!, de nuevo este compositor, que con su música supo expresar lo inexpresable. Unas palabras de la película sobre esta obra se me quedaron grabadas "...dos melodías distintas luchando por la supremacía... las manos gigantes cada una con diez dedos..." Sobra decir que este concierto es una pieza muy difícil. Ya sé que es tan sólo una película, pero al igual que "me metí en la piel del protagonista" con la interpretación del mencionado concierto, algo similar me ocurrió en el Cervantes en el concierto para piano nº 2 op.18 de Rachmaninov tensión, gozo, emoción... Esa vivencia la mantendré siempre (ya ha pasado un tiempo desde aquel día pero la sigo teniendo presente). Este artículo ha sido distinto, (más personal diría yo), pero desde hace bastante tiempo quería compartirlo contigo, por algo eres mi lector implícito...
|