|
EL
CONCIERTO DE AÑO NUEVO Y "LOS TRES DIRECTORES"
Por Angel
Riego Cue
Los populares "Conciertos de Año Nuevo"
que interpreta la Orquesta Filarmónica de Viena cada 1
de enero con valses y música de la familia Strauss,
tuvieron hasta 1987 un director fijo, hasta que a su
muerte o jubilación le sucedía otro: podemos recordar a
Clemens Krauss, fundador de esta tradición en 1941; a
Willi Boskovsky, concertino de la propia orquesta, que
sucedió a Krauss tras su muerte, dirigió este concierto
durante 25 años (1955-79) y cuyas grabaciones se siguen
consultando como referencias indiscutibles; o a Lorin
Maazel, que tomó el relevo a la jubilación de Boskovsky
en 1980.
Sin embargo, a partir de 1987, se prefirió otro sistema,
la alternancia de distintos directores cada año, todos
ellos por supuesto "estrellas" actuales de la
batuta, comenzando ese año por el mítico Herbert von
Karajan. En los años sucesivos pudo verse a Claudio
Abbado (1988, 1991), Carlos Kleiber (1989 y 1992) o Zubin
Mehta (1990). Según algún crítico, esta nueva
tendencia era debida a que así el disco del concierto se
vendía mucho mejor que siempre con el mismo director.
Desde 1993, la situación se "estabilizó" en
solamente tres nombres, un "triunvirato" de
directores que guarda cierto parecido con los "Tres
tenores" en el campo de la lírica, y los tres con
apellido comenzando por M: Muti (1993, 1997, 2000), Mehta
(además de 1990, también 1995 y 1998) y el retorno
ocasional de Maazel (1994, 1996, 1999).
Semejante "baile" de directores no puede
decirse que haya ayudado a que aumentara la calidad de
las interpretaciones de esta música, más bien al
contrario, la ha hecho disminuir. De todos los
mencionados, sólo Kleiber, Karajan y, con reparos,
Maazel, pueden considerarse entre los grandes intérpretes
de la música de la familia Strauss, lo que parece apoyar
la idea de que en la elección de director han primado
las razones comerciales.
Para el próximo concierto (enero de 2001) está previsto
que la orquesta cambie radicalmente de tercio e invite a
Nikolaus Harnoncourt; parece oportuno entonces hacer un
balance de lo que ha supuesto la época de "las tres
M" en el Concierto de Año Nuevo. Nos fijarenos
sobre todo en los tres últimos conciertos ofrecidos
hasta la fecha, uno con cada director.
Mehta, que
dirigió en 1998 (RCA 09026 63144 2), se muestra en
general demasiado cuadriculado, sin pizca de "salero",
como diría un castizo, y en lugar del carácter "festivo"
y extravertido de estas obras nos encontramos con una
exhibición de poderío orquestal que suena casi "militar".
Hay que destacar como nota anecdótica que en 1998
intervinieron los Niños Cantores de Viena en "Trisch-Trasch"
y en la "Polca de Anna", algo muy infrecuente,
pero que ya ocurrió con Abbado en 1988; no es, pues, la
primera vez, como afirma erróneamente el libreto.
Maazel
dirigió en 1999 (RCA 74321 61687 2) un concierto
dedicado al centenario de la muerte del miembro más célebre
de la dinastía, Johann Strauss (hijo). Eso hizo que el
programa fuera prácticamente monográfico de este autor,
y no incluyera otros nombres como Josef o Eduard Strauss,
Suppé o Ziehrer. Sólo Johann padre aparece con tres
piezas,
una de ellas por supuesto la "Marcha
Radetzky". De todos los conciertos de los últimos años,
es el único que incluye gran número de piezas conocidas
(la mitad del disco); faltaría el "Vals del
Emperador", que incluyó el propio Maazel en 1996 (RCA
09026 68421 2), en un concierto con gran número de
piezas infrecuentes. Sería el de 1999 por tanto, en
cuanto a programa, el único de estos últimos años que
se podría recomendar para iniciarse en esta música.
Otra cosa son los resultados: Maazel acierta con el espíritu
"festivo" de estas obras, y con él la orquesta
suena con "señorío" y dominio del estilo;
sin embargo, me parece que en 1999 no llegó a repetir el
nivel del concierto de 1996 (el mejor del último lustro,
sin duda), y en algunas obras peca de algo ruidoso, como
los "Cuentos de los Bosques de Viena". Mejor,
en general, las polcas rápidas, como "Trisch-Trasch"
o "Bajo truenos y relámpagos", posiblemente en
ellas sea el mejor después de Kleiber (No tiene la gama
de matices que consigue este dentro de su electrizante
sonido, pero ya se sabe: Kleiber sólo hay uno). En
"Bajo truenos...", si bien no superó a Kleiber
en el aspecto musical, el espectáculo visual que se nos
ofreció en su día por TV sí fue memorable.
En cuanto
a inclusión de obras infrecuentes o rarezas, en 1997 (EMI
7243 56336 2 0) Riccardo Muti ganó incluso al Maazel del
año anterior, pero ese es prácticamente el único interés
de su actuación, pues su estilo sutil, tímido, con un
sonido muy "delgado" de la orquesta se adapta
mal al carácter festivo y alegre de esta música. Puede
anotarse una de las versiones más anodinas que conozco
de la "Marcha Radetzky".
En su retorno al podio en el 2000 (EMI 7243 5 67323 2 2),
el número de piezas infrecuentes ha bajado, con lo que
el concierto es aún de menor interés, con momentos
especialmente mustios, como la "Eljen a Magyar".
Muti es aún aceptable en los momentos más sutiles o
sofisticados de los valses (comienzo de "Die Libelle",
por ejemplo), aunque las partes "bailables" le
queden demasiado lánguidas (como en "Vino, mujeres
y canciones", donde no obstante la parte "sinfónica"
queda más lograda).
Señalemos por último que a partir de 1996 con Maazel
comenzó la costumbre de publicar el concierto completo
en 2 discos, en vez de eliminar una o dos piezas para que
entrara en un solo disco, costumbre que se ha mantenido
este último lustro con la única excepción del propio
Maazel en 1999. Hasta entonces sólo conocíamos que se
hubieran publicado completos el de la despedida de
Boskovsky en 1979 y el de Kleiber en 1989.
|