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POR SUERTE, OTRO GRAN RINALDO Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
Rinaldo fue la primera ópera que Handel escribió específicamente para los escenarios londinenses. Estrenada con éxito en el Queen’s Theatre en 1711, tuvo como protagonista al famoso castrato Nicolo Grimaldi, más conocido por Nicolini. Con Rinaldo - la primera ópera en italiano compuesta en Inglaterra- “Il caro Sassone” demostró su dominio del estilo italiano, puesto a prueba antes en Agrippina (1709) de la que reciclaría dos arias para Rinaldo, “Basta che sol” y “Bel piacere”. Poco tiempo después, con la creación de la Royal Academy of Music y su deseo de rivalizar con los principales teatros europeos, Handel se convirtió en el rey de la ópera que Londres estaba esperando con títulos como Ottone, Giulio Cesare, Tamerlano y Rodelinda. Para sus producciones fueron contratados los mejores cantantes de Europa. Nombres como Margherita Durastanti, Francesca Cuzzoni, Faustina Bordoni, Senesino, Conti, etc. cantaron en la ciudad del Támesis bajo las órdenes de Handel y con su popularidad, caprichos, rivalidades y altos honorarios se convirtieron en los verdaderos precursores de los divos actuales. La obra que según Winton Dean entra en la
categoría de “óperas mágicas” con elementos fantásticos, transformaciones,
hechiceras y magos de por medio, es un derroche de inspiración melódica de
principio a fin. Tiene además la ventaja de ofrecer un argumento nada
farragoso y escenas verdaderamente conseguidas. Musicalmente hablando,
Rinaldo es mucho más que el “Lascia ch’io pianga” y el “Cara sposa”;
por ejemplo, hay largas secuencias en el Acto I donde la genialidad y
talento musicales de Handel hacen que seamos partícipes de un continuo
dispendio de belleza musical escena tras escena, aria tras aria. Por encima de todo, Jacobs ha querido llevar al disco la atmósfera de una representación en vivo, especialmente la de una obra barroca para cuya puesta en escena el derroche de medios era impresionante. Para ello utiliza todo tipo de efectos sonoros como viento, pájaros, tambores, sonidos futuristas y ¡hasta castañuelas!. Su instinto teatral queda reflejado, por poner un ejemplo musical, en el aria de salida de “Armida”, “Furie Terribile”, que tiene una fuerza y espectacularidad como nunca se habían oído antes. Hogwood también hace uso de recursos así pero tan tímidamente esbozados que apenas provocan efecto alguno en el oyente. El “Lascia ch’io pianga”, con esas
ornamentaciones, ese acompañamiento de laúd así como la cadencia final del
violín, puede ser poco ortodoxo pero resulta conmovedor. Jacobs derrocha
imaginación (“Il Tricerbero umiliato”) y la manera en que hace “cantar” a
la orquesta, preocupado por tantos detalles, demuestra que domina a fondo
la partitura. Su versión de esta ópera desprende una joie de vivre
que Hogwood con todos sus méritos (que no son pocos) no consigue
transmitir. Hogwood es elegante y ordenado pero no se implica demasiado. A
veces da la impresión de que marca el tempo -rápido por lo general- y deja
hacer a orquesta y solistas. En cualquier caso, queda lejos de la
sensualidad y la atmósfera irreal que es capaz de crear Jacobs en algunas
escenas. En primer lugar, destacaremos la “Armida”
de Inga Kalna, una soprano desconocida para nosotros y que nos ha causado
una impresión extraordinaria. Kalna es una cantante de raza que ha
penetrado en el papel como ninguna, convenciendo plenamente en todas sus
intervenciones entre las que destacaremos tres auténticas perlas: “Furie
terribile”, un dechado de carácter, temperamento y dominio vocal, la
desafiante “Molto voglio” y “Ah, crudel”, sentida, dramática y orgullosa. Nacida en Alaska de padre suizo y madre mejicana, Genaux se adapta bien a las necesidades vocales del papel, se defiende con maestría en la coloratura aunque revele un pobre fiato (da capo de “E’ un incendio”) y por lo general convence más de lo que entusiasma. Sin resultar deslumbrante, parece encajar mejor en el papel que David Daniels que no sobresale en las arias de bravura aunque sí sabe subyugar con su seductor y expresivo instrumento (“Cara sposa”). La verdad es que una mezzo o contralto, una mujer en definitiva, que canta papeles “de pantalones” generalmente dota al personaje de un cierto aire de masculinidad mientras que pocos contratenores se pueden desprender de un afeminamiento que no procede, por ejemplo, en un héroe guerrero como “Rinaldo”. En todo caso, Genaux y Daniels son cantantes tan diferentes que ambas lecturas son perfectamente válidas. Miah Persson es una “Almirena” ideal, reúne
valentía e inocencia, justa expresividad y fino sentido para la
ornamentación como al comienzo de “Augelletti” o en el sensacional “Lascia
ch’io pianga”. Su voz se funde perfectamente con la de Genaux en el
encantador dúo “Scherzano sul tuo volto”. Cecilia Bartoli en la grabación
rival acapara demasiado protagonismo con su habitual énfasis en el texto
(como si la música no fuera suficiente) cayendo a veces en la exageración
(“a mille, a mille”) y otras resultando innecesariamente brusca (“Combatti
la forte”). Por tanto, Persson, aunque algo más sosa que la italiana,
parece más indicada para el dificilísimo papel de la amada del héroe
cristiano.
HANDEL, G. F. : Rinaldo (versión de 1711) Vivica Genaux, mezzo. Miah Persson, soprano. Inga Kalna, soprano. Lawrence Zazzo, contratenor. James Rutherford, barítono. Christophe Dumaux, contratenor. Dominique Visse, contratenor. Freiburger Barockorchester. René Jacobs, director. HARMONIA MUNDI HMC 901796.98. Página web: www.harmoniamundi.com
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