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Danzar la música
Por
Víctor Pliego de Andrés. Lee
su curriculum.
Castrati (Coreografía de Nacho Duato. Música de Antonio Vivaldi y Karl Jenkins); L'Homme (Coreografía de Nacho Duato. Música de György Kurtàg); Perpetuum (Coreografía de Ohad Naharin. Música de Johann Strauss hijo). Compañía Nacional de Danza. Director: Nacho Duato. Director musical: Pedro Alcalde. Contratenor: Carlos Mena. Orquesta Titular del Teatro Real. Teatro Real de Madrid, 30 de abril a 8 de mayo de 2003. Poder disfrutar de la Compañía Nacional de Danza es un privilegio. Una vez más, Nacho Duato ha desplegado su talento creativo presentando en el Teatro Real de Madrid dos nuevas coreografías, una de hace un año y otra en estreno absoluto. La proximidad entre ambas muestra algunos puntos comunes: el interés de Duato por mover la música (la polifonía, el contrapunto, los ritmos...) y la exploración en torno al cuerpo humano desde la piel. Los bailarines indagan en sus esferas individuales o bien en las de sus compañeros en la proximidad, evidente o virtual, con los cuerpos. L'Homme fue el estreno absoluto, cuyo título alude precisamente a la esa dimensión humana, que colma el espíritu desde la fragilidad humana, representada a través de la muerte y de la incomunicación. Es una suite construida sobre piezas para piano del compositor rumano György Kurtàg (1923), de su famosa colección Jàtèkok y de sus transcripciones de Johann Sebastian Bach. Es la primera vez que Kurtàg autoriza una coreografía basada en su música. La alternancia entre el lenguaje vanguardista y el barroco crea contrastes y tensiones que Duato traduce en movimientos, con solos y dúos fantásticos, cargados de originalidad y emoción. La variedad dinámica y agógica, con flujos y paradas, genera su propio mundo visual, transformando los sonidos en materia para los ojos y para el espacio. Un gigantesco lirio cortado fue la escenografía diseñada por Jaffar al Chalabi como metáfora del ciclo vital y como recreación de una nota en la partitura de Kurtàg. La música grabada deslució un poco, a pesar de tratarse de un registro interpretado por el propio autor. Castrati de Duato fue presentado en abril del año pasado en el Palacio de Festivales de Santander y ahora lo hizo en el Real. Es una pieza coral para hombres inspirada en la bárbara y antigua costumbre de castrar a los cantores. La Orquesta del Teatro Real tocó en directo las músicas de Vivaldi y Jenkins bajo las órdenes de Pedro Alcalde y con el concurso del contratenor Carlos Mena, cuya voz evoca con verosimilitud y buen criterio los ecos perdidos de los castrados. El refuerzo amplificado resultó innecesario, poco fino y delator de fallos en el continuo. La espléndida coreografía de Duato se vio realzada gracias al soberbio vestuario de Francis Montesinos, con unas capas-faldones (un poco derviche o "Matrix") que son parte esencial de los pasos. Duato trabaja muy bien con las telas y el figurinista ha sabido entenderlo. El programa se redondeó con Perpetuum, una creación de Ohad Naharin sobre música de Johann Strauss hijo, estrenada por el Gran Ballet de Ginebra hace diez años, que la Compañía Nacional de Danza la incorpora ahora a su repertorio. La propuesta es teatral y provocativa, intencionadamente ligera y humorística. Evoluciona hacia la sátira a partir de un homenaje moderno y enloquecido al vals, a la ceremonia del teatro, al movimiento eufórico, a los discos y a las músicas grabadas, entre otras cosas. El vestuario de Rakefet Levy es una combinación increíblemente coherente de estéticas punk, siniestra y decimonónica. Las sorpresas y desafíos lograron picar a cierto sector del público madrileño, pero la mayor parte ovacionó con entusiasmo esta y las otra danzas de la velada. Todos los componentes de la compañía estuvieron espléndidos, tanto en sus intervenciones individuales como de conjunto.
(Fotografía de Javier del Real)
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