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El encanto de Merlín
Por
Víctor Pliego de Andrés. Lee
su curriculum.
Merlín, ópera en tres actos. Música de Isaac Albéniz. Libreto de Francis Burdett Money-Coutts. Intérpretes: David Wilson-Johnson (Merlín), Víctor García Sierra (Rey Lot de Orkney), Ángel Rodríguez (Gawain), Ángel Ódena (Mordred), Stuart Skelton (Arthur), Eva Marton (Morgan le Fay), Carol Vaness (Nivian). Director de escena: John Dew. Director musical: José de Eusebio. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. Teatro Real de Madrid, 28 de mayo a 12 de junio de 2003. Nueva producción del Teatro Real. Estreno mundial de la versión escénica. Por fin ha llegado el esperado estreno de la versión escénica de Merlín, la ópera olvidada de Albéniz, tras su éxito previo en concierto y disco. Su puesta en escena a estado llena de interés pero no ha mejorado la impresión que yo tenía de la obra, sino que ha restado algún encanto a su magia. Los méritos de la partitura son importantes: un trazo ambicioso, una orquestación eficaz y un rico sentido de la armonía y de la musicalidad. Pero al subir a las tablas, se han puesto de relieve los defectos de la pieza y su falta de ritmo teatral que decae según avanza, hasta morir fatigosamente en un tercer acto sin garbo alguno e innecesariamente alargado con ballets. Hay que recordar que esta ópera fue iniciativa una patrocinada por el rico mecenas que firma el libreto y esta génesis lógicamente marca el resultado en cierta medida. Las voces solistas quedan anegadas en el entramado sonoro y no consiguen hacerse oír ni entender a pesar de los esfuerzos del reparto. Por contra, el coro está magnífico en sus amplias y lucidas intervenciones. A pesar de la buena factura musical de la partitura, se advierte que carece de personalidad y de un estilo definido. El eclecticismo por el que opta Albéniz pudiera interpretarse como resultado del origen mercenario de la obra o de sus amplias pretensiones. Es buena música, desde luego, pero algo pesada. La dirección de escena que firma John Dew subsana en alguna medida esta circunstancia con efectos de magia, luz y variados cambios de decorado. El resultado es excelente y de cierta fuerza plástica. José de Eusebio dirige con autoridad una partitura que conoce perfectamente, pues fue el responsable hace unos años de su recuperación, edición, estreno y grabación. Los cantantes defienden su papeles con mucha solvencia, particularmente David Wilson-Johnson como Merlín y Carol Vaness como Nivian en el primer reparto que recogen merecidos aplausos. Merlín es una ópera que no tuvo ninguna relevancia en su momento. Hoy es una curiosidad que nada añade a la indiscutida fama de genial compositor de la suite Iberia. Pero eso el algo que, naturalmente, solo podemos afirmar (o negar) después de haberla visto y oído.
(Fotografía de Javier del Real)
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