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ROBERTO DEVEREUX EN
OVIEDO
Oviedo, Teatro
Campoamor. 12 de octubre de 2003. Donizetti: Roberto Devereux.
A.M. Sánchez, S. Secco, E. Fiorillo, R. Servile, M. Atxalandabaso, V.
García, E. Morillo. Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo (OSCO), Coral
Polifónica de Gijón "Anselmo Solar". Dir. musical: R. Tolomelli. Dir.
escénica: J. Miller.
Con la representación del Roberto Devereux termina
el ciclo de las tres "Reinas Tudor" de Donizetti que el Teatro Campoamor
de Oviedo inició en 2000 con Anna Bolena y continuó este mismo
2003 con María Stuarda, protagonizada por Angeles Blancas y ya
comentada en estas páginas.
Al igual que en la "Bolena", la protagonista femenina volvía a ser la
soprano Ana María Sánchez. Difícilmente podrá encontrarse hoy una voz que
reúna más cualidades para su personaje: una emisión segura, potente, sobre
todo en la zona media y grave y una interpretación de gran capacidad
dramática; le faltarían, puestos a pedir, unos agudos más brillantes y una
mayor dulzura como la que le sabían dar a la Reina Isabel sus grandes
intérpretes como Caballé o Gencer. Claro que de esas no quedan.
Más adecuada a los presupuestos belcantistas estaba su rival, "Sara",
interpretada por la mezzo Elisabetta Fiorillo, que sabía aunar la dulzura
de la voz de una mujer enamorada con una buena línea vocal; su personaje
estuvo servido a un óptimo nivel. Su dúo con Roberto al final del acto I
(absurdamente trasladado aquí al comienzo del II) fue uno de los mejores
momentos de esta velada.
El tenor Stefano Secco fue para muchos la revelación de estas funciones de
Roberto Devereux, cantando el papel titular. El timbre es muy
bello, el volumen sonoro más que suficiente, y la interpretación es
entregada: de hecho, en el primer acto se le podría reprochar que parecía
cantarlo todo en estado de permanente exaltación, lo que se fue moderando
en los dos siguientes hasta darnos en el tercero un aria "A te dirò"
realmente modélica.
El barítono Roberto Servile no estuvo como Nottingham a la altura de los
otros tres protagonistas, pues su voz es escasa y no especialmente
agradable, pero compensó estas carencias con un buen dominio escénico y en
conjunto su actuación fue rescatable.
El resto de los secundarios cumplieron, y el coro tuvo una buena
actuación. La dirección musical de Tolomelli estuvo algo mejor que su "Stuarda"
de principios de año. La escenografía fue correcta, en una línea
tradicional, a pesar de venir firmada por un escenógrafo "innovador" como
Jonathan Miller.
En resumen, es difícil encontrar hoy en día una representación de este
título de Donizetti, y en esta ocasión además se le ha servido a un nivel
muy estimable en tres de sus papeles principales, lo que vuelve a
confirmar la especial atención que ha dedicado siempre el Teatro Campoamor
al repertorio belcantista.
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