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Número 45º - Octubre 2.003


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EL BACH DE HERREWEGHE EN VIRGIN CLASSICS
 

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Se cumple este mes el 15 aniversario de la creación del sello Virgin Classics, que en su día resultó una apuesta arriesgada dentro de un mercado, el de la música clásica, difícil, muy competitivo y que raramente produce grandes beneficios. Con motivo de dicho aniversario, todo el catálogo Virgin puede encontrarse en unos conocidos grandes almacenes de España con el 40% de descuento, lo que puede ser una buena ocasión para que traigamos una muestra a esta sección de Crítica de Discos.

Antes de ser absorbida por EMI (y acabar reeditando mucho material original de EMI, especialmente dentro de la música antigua interpretada con instrumentos de época), Virgin Classics "pegó fuerte" en sus primeros años con fichajes como el que nos ocupa en este artículo, Philippe Herreweghe, el director belga que en aquel entonces acababa de asombrar a los aficionados al barroco con su primera grabación de la Pasión según San Mateo de Bach (1985) y hoy día es para gran parte de los mismos el nombre más solvente que existe para la música sacra de Bach.

Para Virgin, Herreweghe grabó de Bach la Misa en si menor, las Misas breves, el Oratorio de Navidad y dos discos de cantatas, estos últimos reunidos en el doble CD que pasamos a comentar. El primer disco (grabado en 1990) comprende tres cantatas con el denominador común de basarse en invocaciones a Dios: las BWV 131 "Aus der Tiefen rufe ich, Herr, zu dir" (De lo profundo clamo a ti, Señor- que no es otra cosa que la traducción alemana del Salmo 130, De profundis), BWV 73 "Herr, wie du willt, so schicks mit mir" (Señor, hágase tu voluntad) y BWV 105, "Herr, gehe nicht ins Gericht mit deinem Knecht" (Señor, no juzgues a tu siervo). Por el contrario, las tres cantatas que nos ofrece el segundo CD (grabado en 1991) tienen títulos que parecen dirigidos a los hombres: BWV 39 "Brich dem Hungringen dein Brot" (Comparte tu pan con el hambriento - se trata de la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón), BWV 93 "Wer nur den lieben Gott lässt walten" (Si eliges a Dios como tu guía) y BWV 107 "Was willst du dich betrüben" (¿Por qué te has de afligir? - sobre la multiplicación de los panes y los peces). En total, estos 6 títulos apenas si son un botón de muestra entre las más de 200 cantatas religiosas que se conservan de Bach.

De todo este lote, sin estar ninguna entre las 6 ó 7 cantatas más famosas del Cantor de Leipzig, la más célebre bien puede ser la BWV 93, cuyo coro inicial fue transcrito por Bach para órgano y forma parte de los Corales Schübler. De esta cantata pueden encontrarse varias versiones en el mercado, y puede servirnos de punto de referencia para comentar las interpretaciones de Herreweghe.

Una de las versiones disponibles de la BWV 93 es la de Karl Richter, en un CD Archiv Galleria, junto a las BWV 51 y 129. Las grabaciones de Richter, que durante tantos años sirvieron de referencia a los aficionados, están hoy menospreciadas en favor de las hechas con instrumentos de época, que Richter no usaba. Sin embargo, muchos siguen añorando aquel estilo tan "patético", tan melodramático, que podría bordear el histrionismo pero al menos constituía toda una interpretación, alejada de la mera lectura. En su lugar, Herreweghe (como otros intérpretes historicistas de hoy) lo que nos ofrece son interpretaciones sobrias, refinadas, sutiles, y que parecen dar la impresión de que el sentimiento religioso es algo que se lleva "por dentro" y no hay que manifestarlo de forma tan explícita. El "patetismo" se ha eliminado por no ser propio del estilo barroco, sino un añadido del Romanticismo. ¿Hasta qué punto esta actitud es la correcta? Uno no puede evitar el pensar que en esta mentalidad de "podar" lo patético influya, además de lo que se sabe del estilo barroco, el gusto de la propia época (actual) en la que se hacen estas grabaciones.

Hay indicios de que el propio Herreweghe está evolucionando a posturas que no nieguen un mayor dramatismo a estas músicas, y así, en uno de los últimos CDs aparecidos con cantatas de Bach dirigidas por él (las BWV 2, 20 y 176 en Harmonia Mundi) observamos unos mayores claroscuros, lo que a veces se da en denominar "una mayor implicación". ¿Quizás estemos empezando a recuperar a Richter (al menos en parte)? El tiempo lo dirá; desde luego, el tiempo transcurrido desde estas grabaciones de Virgin (1990-91) ya ha dicho algo.

Desde aquellos años, Herreweghe ha seguido grabando para Harmonia Mundi, donde tiene ya otros 10 CDs de cantatas de Bach, pero nunca ha repetido las que vienen en estos discos; se supone que, hoy día, podría superar sus propios resultados. De ahí puede encontrarse el motivo de recomendación de estos discos: porque para estas obras (al menos entre las versiones de instrumentos originales), algo mejor no lo hay. Por ejemplo, el "rival" de Herreweghe más destacado de la actualidad en la interpretación de cantatas y música sacra de Bach bien podría ser Ton Koopman, que está embarcado en el proyecto de grabarlas todas (del cual ya ha culminado las dos terceras partes).

Así, en la BWV 93 (incluida en el volumen 13 de su serie de Cantatas), Koopman arriesga más que Herreweghe, lo que no siempre le da buen resultado: el Coro inicial es más vivo, más "nervioso", con peligro de caer en lo trivial (frente a un mayor sosiego del belga); el nº 2 (recitativo del bajo) le queda mucho más discreto también a Herreweghe (el bajo de Koopman resulta algo ridículo); en el aria del tenor (nº 3), Koopman es algo superior, pero tiene un cantante por debajo del de Herreweghe; en el Dúo (nº 4), Koopman parece querer seguir a Richter con un tempo lentísimo, mientras que Herreweghe continúa con su moderación; en el 5º (recitativo del tenor), el cantante de Koopman vuelve a mostrar mayores limitaciones (suena algo "afectado"); en el aria de la soprano (nº 6), la voz "angelical" que usa Herreweghe (Agnes Mellon) nos convence menos que la cantante de Koopman, suena demasiado "niñata"; por último, el Coral final les suena muy parecido a ambos, nada que ver con el estilo casi "vociferante" de Richter. En conjunto, aún podría resultar Herreweghe algo preferible.

Otra cantata donde se podría comparar a Herreweghe con Koopman sería en la BWV 107, que el holandés tiene grabada en su volumen 12 de su serie completa en curso de Cantatas de Bach. El recogimiento de Herreweghe le convendría más al coro inicial y al coral final, frente a la mayor viveza de Koopman; también ganaría el belga en las arias de soprano (nº 5) y tenor (nºs 4 y 6) debido a sus cantantes, aunque la dirección de Koopman es más adecuada; y en el recitativo y aria del bajo (nºs 2 y 3) convence más Koopman, que suena más humano y sin retórica. Aquí ya sería difícil inclinarse por uno u otro.

En fin, se podría seguir comparando cantata por cantata, pero lo esencial está ya dicho: una interpretación al nivel de lo mejor que se puede encontrar hoy día dentro de las versiones con instrumentos de época, que por ello puede recomendarse mientras no aparezca nada mejor. Destaquemos el plantel de cantantes (sopranos como Barbara Schlick o la mencionada Agnes Mellon; el citado tenor Howard Crook o el bajo Peter Kooy, aparte de los contratenores Gérard Lesne y Charles Brett, estos últimos con breves intervenciones); un equipo de lo mejor que se puede conseguir hoy, aunque también hay motivos para añorar los tiempos de Karl Richter, donde los cantantes que se reunían se llamaban Mathis, Schreier o Fischer-Dieskau. La edición no incluye los textos cantados, pero pueden hallarse (en alemán e inglés) en la web www.virginclassics.com .


REFERENCIAS:


BACH: Cantatas BWV 39, 73, 93, 105, 107, 131
Solistas, Coro y Orquesta del Collegium Vocale de Gante.
Director: Philippe Herreweghe.
Virgin Veritas 7243 5 62025 2 8 (2 CDs)