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Número 45º - Octubre 2.003


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COMO DECÍAMOS AYER...

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


Hace año y medio iniciábamos nuestro comentario al Vol. 12 de las Cantatas de Bach por Ton Koopman así: “El proyecto de Erato y Ton Koopman de grabar todas las cantatas de Bach dio comienzo en 1995 cuando se publicó el primer álbum y finalizará, si no hay imprevistos, en el año 2006.” Pues, la última frase parecía premonitoria, pues, poco después Warner Classics anunciaba la cancelación del proyecto aduciendo los habituales argumentos de altos costes y bajas ventas. La noticia cayó como un verdadero jarro de agua fría no sólo en Koopman que veía abortado el proyecto al que más estudio y tiempo había dedicado sino también en el elevado número de aficionados de todo el mundo que habían ido comprando, uno a uno, los doce volúmenes. 

Tras varios meses de incertidumbre y fracasadas negociaciones, Koopman se veía obligado a crear su propio sello, como sub-sello bajo el holandés Challenge Classics, si quería continuar adelante con el proyecto (otro músico de élite más convertido en artista-promotor-empresario). Warner perdía así a uno de sus artistas de mayor relieve gracias al cual Erato -y en menor medida Teldec- han conseguido hacerse con un nutrido y envidiable catálogo bachiano que también se extiende a otros compositores como C.Ph.E. Bach, Handel, Telemann, Biber, Mozart, Haydn, etc.

A comienzos de este año se hizo oficial la reanudación del ciclo completo de cantatas de Bach. Según este acuerdo, Challenge Classics no sólo irá añadiendo volúmenes a la colección, a razón de tres al año, sino que irá reeditando los ya aparecidos. El caso es que el volumen nº 13 que sale ahora ya estaba grabado antes de la cancelación como, según parece, también lo estaban los dos siguientes. No estamos seguros de que los que hayan iniciado el ciclo en su día querrán continuarlo ahora con un diseño totalmente diferente al original. De lo que sí estamos seguros es que Erato rebajará los volúmenes que aún mantenga en stock y lo propio harán las tiendas para dar salida a este material 'repetido'.

Esta nueva entrega reúne nueve cantatas pertenecientes al segundo ciclo de cantatas de Leipzig. Entre ellas, varias conocidas como la que lleva el número 1 en el catálogo de Schmieder, Wie schön leuchtet der Morgenstern, BWV 1 con su sensacional coro inicial,  seguida por la cantata para el Adviento, Nun komm, der Heiden Heiland, BWV 62 o la compuesta para el 5º Domingo después de la Trinidad, Wer nun der lieben Gott läst walten, BWV 93. 

De las varias integrales que están en curso, la de Koopman es junto a la de Suzuki (Bis) la más interesante como la crítica ha puesto de relieve en más de una ocasión. Koopman es un consagrado intérprete de Bach en sus facetas de organista, clavista y director. No se adhiere a los principios minimalistas aunque utilice una orquesta y coro de dimensiones reducidas. Siempre protagonista es el bajo continuo reforzado para la ocasión con laúd lo cual aporta una especial sonoridad en algunas arias. Igual de protagonista es el coro, uno de las mejores bazas de esta edición junto a la orquesta. De hecho, en la conjunción de coro y orquesta es cuando Koopman obtiene los mejores resultados. Puede que a veces se eche en falta el vigor y entusiasmo de un Gardiner en los coros iniciales (“Nun komm der Heiden Heiland”) pero Koopman sabe dar el grado justo de contemplación, aspecto en el que Gardiner se queda corto. A veces elige tempi innecesariamente rápidos aunque -a diferencia de Gardiner- con ello no llegue a sacrificar la atmósfera general de la obra. 

En cuanto a los cantantes hay un poco de todo. Deborah York parece que debuta en la serie de cantatas y quizás sea la que menos nos convence del cuarteto solista. York es una soprano de escasa expresividad y elasticidad en su instrumento. Su fraseo tampoco resulta atractivo y sólo los muy convencidos en las técnicas de canto historicistas verán algo más positivo. La soprano muestra mayor calidez en ‘Meinem hirten bleib’ de la BWV 92 y es idealmente acompañada por un melancólico oboe d’amore, laúd y el pizzicato de la cuerda. En cualquier caso, son preferibles las aportaciones de Lissa Larson o Sibylla Rubens en anteriores entregas. 

La contralto Franziska Gottwald posee una voz sin mucha entidad pero muestra estilo y buen gusto. Es justo destacar su templada y sosegada versión de ‘Wie furchtsam wankten meine Schritte’ de la BWV 33 acompañada por violines con sordina y un delicioso laúd que hace las veces de la cuerda en pizzicato. Una decisión original y que hace ganar a la ya de por sí peculiar tímbrica del aria. Esperemos que Koopman siga contando para sucesivas entregas con Annette Markert, la voz que tanto nos gustó en el anterior volumen.

El tenor Paul Agnew es conocido por su versatilidad en todo tipo de repertorio barroco sea alemán, inglés o francés. Aquí tiene la responsabilidad de cantar algunas de las arias más bellas que Bach compuso para su cuerda y no lo hace nada mal salvo algún que otro manierismo, algo habitual en tenores de la escuela inglesa. La voz de Agnew es pequeña pero fluye con naturalidad en ‘Bewundert, o Menschen’ de la BWV 62. También sabe aplicar los reguladores para ganar en expresividad. Sin embargo, su versión palidece cuando la comparamos con la luminosidad de un Peter Schreier cuyo aliento, timbre y categoría no tienen rival (Mauersberger, Leipzig Classics). Koopman tampoco ayuda con un acompañamiento algo rutinario y parco en expresividad. El director plantea mejor la otra aria famosa para tenor ‘Man halte nur’ aunque marque un tempo en exceso moroso. Agnew canta con dulzura pero parece adormecido en la coloratura y en todo caso no transmite el torrente de musicalidad y belleza de un Schreier, absolutamente pletórico con Karl Richter (Archiv). En la versión de Herreweghe (Virgin), Howard Crook canta con gusto y frescura pero el director lleva el aria a saltitos. Para que luego hablen de Gardiner... 

Klaus Mertens, uno de los miembros fijos en plantilla, es un cantante de voz bien entrenada aunque algo mate, de fácil coloratura e intencionalidad y que se pliega bien al concepto de Koopman. Su versión de la conocida ‘Streite, siege, starker Held’ -que se presenta aquí primero para voz y bajo continuo y luego para cuerda en versión alternativa- suena poco heroica si la comparamos con Olaf Bär para Gardiner, que en esta cantata supera a Koopman. Mertens convence más en ‘Das Stürmen von den rauhen Winde’ BWV 92, en una lectura enérgica y a su modo tormentosa. 

A pesar de que algunas cantatas estén mejor servidas por otros, Koopman mantiene el alto nivel de esta edición cuya continuidad parece finalmente garantizada. La presentación del nuevo sello mantiene la línea habitual de Erato para este proyecto -ni mejor, ni peor- con las telegráficas anotaciones de Christoph Wolff y un libreto que incluye textos y traducciones a los idiomas de siempre. 

 

REFERENCIAS:

J. S. BACH: Edición Cantatas, Vol 13. BWV 1, 62, 96, 38, 93, 33, 133, 122 & 92. Deborah York, Franziska Gottwald, Paul Agnew, Klaus Mertens. The Amsterdam Baroque Orchestra & Choir. Ton Koopman, director. CC72213.

Distribuidor en España: DIVERDI
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