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¿PARA QUÉ?
Por
Rubén Flórez
Bande
Uno se pregunta
muchas veces cuál es la finalidad de algunos discos, y a qué público están
destinados. Y uno de ellos es este, con dos conciertos archi-conocidos y
archi-interpretados, ¿realmente se puede decir en ellos algo nuevo? Uno,
al menos los escucha con esa intención y, si encima los intérpretes son de
cierta fama, pues más aun. El "chasco" llega cuando, acabado el disco, te
quedas como si no hubieras escuchado nada.
Mullova, violinista heterodoxa donde las haya, y gran amiga de flirtear
con distintos repertorios, se enfrenta aquí con dos pilares, el
Concierto para violín de Beethoven y el de Mendelssohn (este último
ya lo había grabado años antes con Neville Marriner), en compañía de la
siempre eficiente Orquesta Revolucionaria y Romántica a las órdenes de su
fundador, el director John Eliot Gardiner.
Los resultados, para qué engañarnos, son pobres. Uno espera cierta novedad
interpretativa, pero nada de eso: la rutina es total en Beethoven, en el
sentido de que ya no se utiliza el siempre reivindicado "metrónomo
beethoveniano" por Gardiner, que utilizara por ejemplo en el ciclo de sus
sinfonías. Aquí, el "tempo" es el estándar de las interpretaciones
románticas, y sin ningún concepto historicista que le haga parecer
diferente; en fin, sin mucho sentido, podía haberlo hecho con una orquesta
moderna. Eso sí, Gardiner intenta, y en ocasiones lo consigue, hacernos
oír a los instrumentos como si de un coro se tratase, cada familia e
instrumento con una voz propia. Esto, claro está, no es nuevo, cada
familia tiene su color particular, pero aquí la disposición es hacerlos
cantar como coristas, como en una disposición de coro... no sé si me
explico, con cierta personalidad independiente. Para mí es un efecto algo
hortera, la verdad, eso de que los violines "canten", mientras la orquesta
se limita a acompañar, no entiendo el porqué.
La Mullova, si bien tiene un sonido bastante bonito y seductor, tiene
también un fraseo irregular y algo apurado en los pasajes rápidos, y
desluce algo ese encanto. Otra cosa es cuando se muestra caprichosa y
frívola como en el último movimiento del Concierto, donde se
empeña en hacernos oír que eso es una "danza campestre", rubateándolo
todo, alargando las frases... y Gardiner con su "chip" de hacer coristas a
los instrumentistas, un sin sentido. ¿Es esta la nueva visión del
Romanticismo por parte de los historicistas?... Mal vamos, creo yo.
En Mendelssohn los conceptos interpretativos de la Mullova y Gardiner son
los mismos. Quizás para este compositor la idea de Gardiner de "cantar"
sea más exacta, pero claro, se encuentra con las limitaciones de una
orquesta historicista, en la que el color está algo reducido, luego queda
algo pobre... si es que lo tenían que haber grabado con una orquesta
moderna.
La Mullova, en su línea: el sonido bello, salvo cuando llegan las
dificultades, que empieza con los caprichos y florituras fuera de sitio.
Nada que ver ni con Francescatti, ni con la también hiper-personalísima
Mutter, etc.
¿Para qué este disco? Pues no lo sé. Salvo claro está, lo de siempre, los
incondicionales de los protagonistas.
REFERENCIAS:
BEETHOVEN: Concierto para violín en Re mayor, Op. 61. MENDELSSOHN:
Concierto para violín en mi menor, Op.64. Viktoria Mullova,
violín. Orquesta Revolucionaria y Romántica. Director: John Eliot Gardiner.
Philips 473 872-2
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