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Desde Tailandia
Por
Víctor Pliego de Andrés. Lee
su curriculum. Sonidos del Reino de Siam. Paravadi Theatre. Bailarines: Manop Meejramrat, Monchai Sornjaroon, Silapin Thong-A-ram, Jatupol Choengkrai, Pachara Buathong. Músicos: Chaiwat Puengthongkum, Ratchavit Musikarun, Surawut Kaichen, Kasama Thong-Aram, Boonrat Sirianapun. Directora: Phatravadi Mejudhon. Sala de Columnas, Círculo de Bellas Artes de Madrid, 7 de octubre de 2003. De vez en cuando es posible ver en Madrid espectáculos de música, danza o teatro de culturas lejanas. El Círculo de Bellas Artes se ha convertido en una referencia para este tipo de actividades, que son pocas, pero habituales y selectas en sus escenarios. La danza y la música de Tailandia llegaron esta vez a la Sala de Columnas, con un espectáculo breve y variado. A lo largo de una hora, se ofrecieron diez números que iban desde la tradición hasta la vanguardia, pasando por diversos personajes: el aprendiz, el mono, el demonio, el guerrero.... Según reza el programa distribuido, esta es la primera gira de una compañía de danza contemporánea tailandesa en España. El diseño del montaje era muy pedagógico y cumplió a la perfección su finalidad introductoria ante un público, en general, poco familiarizado con esta cultura. La música optó por runa equilibrada combinación entre la destacada presencia de una magnífica percusión, por un lado, y por otro, por efectos musicales y grabaciones, en excelente simbiosis. Las intervenciones del xilófono (ranat ek) y del juego de gongs (khong wong) fueron de impacto y virtuosismo. Los músicos acompañaron con su toque unas danzas bellísimas, ejecutadas por cuatro bailarines (una chica y tres chicos) soberbios. Los pasos eran elegantes y expresivos, a veces acrobáticos y otras gráciles. Se pudieron descubrir muchos puntos de contacto entre la danza contemporánea occidental y la tradición siamesa. Tal vez fuera casualidad, intención o resultado del intercambio cultural que sin duda hubo el siglo pasado en el plano coreográfico. Los cuerpos se presentaron casi desnudos, para pasar seguidamente por el precioso ritual del vestido. Un bello y sencillo juego de luces provocó sombras muy sugerentes a un lado de la sala, agigantando las siluetas y perfilando los desplantes de los intérpretes. Solo al final aparecieron brevemente los ricos trajes de lentejuelas y pagodas, pero evidentemente el espectáculo trató de romper con los tópicos y de demostrar la vitalidad de una tradición que desde su escuela clásica, desde la primera lección, es capaz de evolucionar y se actualiza en las creaciones modernas del coreógrafo Manop Meejamrat. La actriz y directora del grupo, Phatravadi Mejudhon, cosechó reconocidos aplausos en intervención recitando un texto. La propuesta gustó mucho y creo que dejó a la concurrencia con ganas de volver a poder disfrutar y profundizar en esta bella cultura. La compañía Patravadi Theatre realizó una gira por Jaén, Gijón, Barcelona y Tenerife.
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