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Ensoñación con Goerne
Por
Víctor Pliego de Andrés. Lee
su curriculum. Recital de Lieder de Franz Schubert y Hugo Wolf. Matthias Goerne (barítono) y Eric Schneider (piano). X Ciclo de Lied. Madrid, Teatro de la Zarzuela, 20 de octubre de 2003. Matthias Goerne se convierte con este recital en el más asiduo visitante del Ciclo de Lied. Esta ha sido su quinta actuación (seguida de la sexta dos días después) dentro de un festival que cumple su muy venerable décima edición. El público madrileño lo recibe con el calor que se otorga a un viejo y queirdo conocido. El programa estaba dedicado a Hugo Wolf en su centenario, pero velada se abrió con varias canciones de Franz Schubert, que ocuparon toda la primera parte. Mientras que este creador vienés representa los inicios, Wolf es la culminación de todo el género que tendrá su epígono final con el Lied sinfónico. Los dos compositores escogidos enmarcan una música que, dentro de sus lógicas diferencias, comparte lo esencial: la poesía, la melodía, la delicadez y la pasión. Goerne y Schneider interpretaron todas y cada una de las canciones en estado de gracia, con una intensidad emocional que decayó solo un poco al final de la velada, más por el sentido de las últimas piezas seleccionadas que por la interpretación. El barítono desplegó desde el primer momento, con Nacht und Träume, todo el arte de su voz cálida y aterciopelada, mostrando un fraseo y unos matices sobrecogedores, deslizándose por los versos y las melodías como la miel, a pesar de ciertos desajustes iniciales y de alguna falta de concentración. Hizo verdadero alarde de sensibilidad en los matices más suaves, en los tonos intermedios; estuvo siempre dentro del sentido poético, de la declamación exacta y del espacio acústico de la sala. El maestro Eric Schneider no fue menos y obtuvo del Steinway sus más nobles colores, con una articulación transparente y un exquisito dominio de los planos y de las resonancias, en impecable conjunción con el cantante. La música alucinada y más áspera de Hugo Wolf fluyó con la misma facilidad que la Franz Schubert, manifestando su común veta romántica. Los intérpretes agradecieron los sentidos y fervientes aplausos de la concurrencia con varias propinas.
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