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EL CLAVE DE JEAN-PHILIPPE RAMEAU
Por Ignacio
Deleyto Alcalá. Lee su
Curriculum.
El suizo Michel Kiener, protagonista de este nuevo registro de la obra
para clave de Rameau, es más conocido por su labor docente en el
Conservatorio de Ginebra que por sus grabaciones discográficas. Los
fundamentalistas le reprocharán su formación de pianista aunque no hay que
olvidar que la compaginó con la propia de clavista, perfeccionándose en
Ámsterdam con Gustav Leonhardt y Anneke Uittenbosch. Fue premiado en el
prestigioso Concurso de Brujas en 1977, el mismo que ganara Scott Ross
años atrás no sin cierta polémica. Kiener ha colaborado con la mayoría de
figuras historicistas centroeuropeas y estamos seguros que gracias a esta
nueva grabación su nombre empezará a sonar con fuerza entre los
aficionados al instrumento.
Jean-Philippe Rameau, compositor de óperas, motetes, cantatas y también
teórico musical, vuelve a estas páginas (tras el magnífico Zoroastre
de William Christie) en su faceta como autor de obras para clave. Junto a
la abundante producción de F. Couperin, su obra para clave le convierte en
uno de los más importantes compositores del siglo XVIII. Básicamente su
corpus comprende tres colecciones con un total de cinco suites además de
“La Dauphine” de 1747. Algunos incluyen también su reducción para clave de
Les Indes Galantes y sus Pièces de clavecin en concerts
(1741).
Aquel que tienda a encontrar la
música alemana para clave demasiado severa, hallará en Rameau una
inagotable fuente de inventiva y entretenimiento. Sus piezas están
caracterizadas por la elegancia y el refinamiento dieciochescos, la
vivacidad rítmica, el sentido del humor y un afán por dar todo tipo de
nombre alusivos. Rameau despliega toda su capacidad técnica y expresiva
tanto en las piezas de danza como en las de carácter, alguna de las cuales
son muy famosas. Por ello es habitual encontrar en recitales para clave
títulos como “La Poule” (La Gallina), “Le Rappel des Oiseaux” (La Llamada
de los Pájaros),“Les Sauvages” (Los Salvajes) o "Gavottes et Doubles".
Debemos mencionar también que Rameau reutilizó algunas de estas piezas en
varias de sus óperas.
No es de extrañar que los más afamados intérpretes se hayan visto
seducidos por su música y por tanto existan no pocas versiones de su obra
completa que, además, cabe generalmente en un par de discos.
Desgraciadamente la mayoría de las mejores versiones están descatalogadas,
son difíciles de conseguir o han tenido escasa circulación. La de Scott
Ross grabada en 1975 para Stil es prácticamente imposible de conseguir y
la que en sus comienzos hiciera Trevor Pinnock para Crd (1974-75) ha sido
siempre difícil de encontrar en nuestro país. La versión de Kenneth
Gilbert para Archiv lleva incomprensiblemente más de diez años
descatalogada. Algo parecido le ocurre a la de Christophe Rousset
(L’Oiseau), hoy inencontrable. Lo cual nos deja con que sólo las más
recientes están fácilmente disponibles. Entre ellas, debemos destacar la
de Blandine Rannou para el sello Zig-Zag. Así las cosas, Harmonia Mundi ha
acertado plenamente al publicar esta versión de Michel Kiener que, como se
ve, llega al mercado en el momento ideal. Paralelamente a este lanzamiento
Harmonia Mundi recupera a precio bajo la versión que William Christie
grabara en los ochenta y que también llevaba un buen tiempo desaparecida.
A
diferencia de otros intérpretes que usan varios claves para ajustarse al
carácter y tiempo de composición de las diferentes obras (Kenneth Gilbert
y Trevor Pinnock, por ejemplo, utilizan tres claves en su grabación y
Olivier Baumont en la suya elige hasta cinco instrumentos), Michel Kiener
ha optado por un solo instrumento de bello sonido, un William Dowd de
1978, copia de un Nicolas Blanchet de 1730 (ver foto). No hay que
considerarlo un demérito porque dota a las piezas de homogeneidad pero a
su modo impide el goce de diferentes sonoridades. Kiener posee todos los
atributos necesarios para interpretar estas obras con garantías: sólida
técnica y virtuosismo, pulso rítmico constante y musicalidad que se hace
patente en piezas auténticamente contagiosas como “Niais de Sologne” (Los
Necios de Sologne) donde además acierta con el carácter de la pieza.
Kiener afronta con seguridad las altas exigencias técnicas de Rameau ("Les
Cyclopes" (Los Cíclopes), "Les Trois Mains" (Las Tres Manos), adopta por
lo general tempi lentos (¿quizás demasiado lentos?) y ornamenta con
discreción, algo que puede no gustar a los amantes de lecturas más
pomposas y extravagantes. Y es que no arriesga, no es efectista y evita
apasionamientos aunque, eso sí, su interpretación no revela tintes
academicistas.
Kiener también sabe relajarse y
mostrar su lado más suave e intimista en obras como “Les Soupirs” (Los
Suspiros) resaltando el colorido del instrumento. “L’Entretien des Muses”
(El Entretenimiento de las Musas) recibe, por ejemplo, una lectura de gran
serenidad y lirismo, con bellas ornamentaciones y sentido de la forma.
Brillante, imaginativa y sin apresuramientos resulta su versión de “La
Poule”.
En resumen, nadie se sentirá
defraudado por esta versión del músico suizo que se hace hueco entre las
mencionadas más arriba. El doble disco es una producción de Harmonia Mundi
Ibérica lo cual se traduce en incluir libreto en español, cosa infrecuente
en el sello francés. Interesantes notas y más que adecuada toma de sonido.
Un álbum al que pocos se resistirán.
REFERENCIAS:
JEAN-PHILIPPE, RAMEAU: Intégrale des pièces
de clavecin: Premier livre de pièces de clavecin (1706). Pièces
de clavecin (1724. R. 1731). Nouvelles suites de pièces de clavecin
(1728). La Dauphine (1747). Michel Kiener, clave. HMI 987039.40. 2
CDs.
Página web:
www.harmoniamundi.com
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