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LA RESURRECCIÓN
Por
Rubén Flórez
Bande
El 9 de mayo de
1965 se celebró uno de los conciertos más esperados de la década de los 60
del pasado siglo. Pocas semanas antes se había anunciado el retorno de
Vladimir Horowitz a los escenarios, a los cuales llevaba 12 largos años
sin subirse (1), aunque sí grababa discos en estudio. El concierto tendría
lugar en el Carnegie Hall de Nueva York, que fue curiosamente el último
sitio en el que apareció el pianista ruso antes de retirarse el 25 de
febrero de 1953, en aquella ocasión acompañado por la Orquesta Filarmónica
de Nueva York, con Georg Szell a la batuta, y donde ambos firmarían un
electrizante Primer Concierto para piano de Tchaikovsky.
Cuando las entradas se pusieron a la venta, para volver a ver al gran divo
del piano, se formó una cola gigantesca por toda la Calle 57 y la propia
mujer de Horowitz, Wanda (a su vez hija de Toscanini) fue a repartir café
caliente a los allí congregados.
El domingo 9 de mayo, a las 15:38 de la tarde, salía al escenario otra vez
después de tanto tiempo Vladimir Horowitz (esta sería otra manía más de su
larga lista de ellas, a partir de esta fecha sólo tocaría los domingos a
las cuatro de la tarde). Hizo la reverencia de rigor mientras el público
aplaudía y se sentó al piano.
La primera obra que interpretó fue la Toccata, Adagio y Fuga en Do
Mayor, BWV 564 de Bach, en arreglo de Busoni. El que sería uno de los
grandes técnicos del piano abordaba la obra con gran concentración y
solemnidad, sin adornar nada, todo se iba construyendo poco a poco.
Aparecen ciertos errores de digitación y alguna que otra nota falsa (esta
es la característica de esta nueva edición, en las anteriores de este
mismo concierto CBS y Sony habían "retocado" los errores del maestro para
no desmerecer su imagen como pianista, aquí se incluye el concierto
auténtico, con pifias y todo), pero esto no emborronó la versión, que
terminó con una precisión constructiva apabullante.
La segunda obra del programa sería la Fantasía en Do mayor, Op.
17 de Robert Schumann. Horowitz aquí patina, y lo vemos, el primer
movimiento empieza bien, pero por las mismas exigencias que se pone el
pianista se ve algo emborronado al final, lo mismo ocurre en el segundo
movimiento, en la coda, donde literalmente a Horowitz se le va de las
manos, y tiene que verse obligado a forzar un final lleno de "ritardandi",
y notas falsas. El último movimiento más intimista, remonta puntos, pero
no deja de notarse cierto nerviosismo en la digitación... la presión del
acontecimiento me imagino. Así terminaba la primera parte.
Si en la primera parte terminábamos con "lo peor" del recital, en la
segunda parte empezamos con lo más logrado de todo él. En 1965 se cumplían
50 años de la muerte del compositor ruso Alexander Scriabin, y por eso
Horowitz programó la "Misa Negra" (Sonata Nº 9 en Fa Mayor,
Op. 68), que es quizá una de las piezas más enigmáticas de todo el
repertorio pianístico. A partir de esta época, incluiría a Scriabin como
uno de sus compositores favoritos. Pues bien, esta obra tan oscura, así se
nos muestra: desde la incertidumbre en el arranque (no hay misticismo pero
sí hay tensión) hasta los desgarradores acordes antes del final, donde el
pianista ruso parece que emprende una lucha personal con el propio piano
con una contundencia casi bruckneriana, con un final ominoso y con cierta
idea de duda, nos deja una de esas versiones para tener en cuenta. El
Poema en Fa sostenido Mayor, Op.32, Nº1 también de Scriabin, nos deja
un sabor más optimista y lírico, tan poco frecuente en este compositor.
El resto del programa está dedicado a obras de Frederic Chopin, uno de los
caballos de batalla de Horowitz, con la Mazurca en Do sostenido menor,
Op.30, Nº 4 el Estudio Nº 8 en Fa Mayor, Op.18 y la Balada Nº
1 en Sol menor, Op.23. En ellas el pianista firma unas versiones muy
decadentes, todo lo contrario por ejemplo a un Rubinstein, alejadas del
"ambiente de salón" y donde se reivindica al Chopin "de raza", y se dejan
de lado los amaneramientos a los que someten en muchas ocasiones otros
pianistas. Con estas interpretaciones "oscuras" pero sin falta de cierto
brillo y virtuosismo, acababa el concierto. Pero claro, el público quería
más y pedía más, las propinas no tardaron en aparecer: "La serenata para
la muñeca" del Rincón de los niños de Debussy, tocada con mucho
mimo, el "Estudio Nº1 en Do sostenido menor, Op.2" de Scriabin muy
romántico, el Estudio Nº 11 en La bemol Mayor, Op.72 tocado con
un virtuosismo y técnica de sentar cátedra, y finalmente el "Ensueño" de
las Escenas de Niños de Schumann, toda una delicadeza, rozando
las notas, como si no estuviera tocando para cientos de personas.
Y así terminaba "la resurrección", como llamó Horowitz en sus memorias a
este recital que le devolvió a los escenarios. Un recital donde Horowitz
seguía siendo el pianista al que todos miraban; ya no poseía el dominio
técnico de antaño, pero sí su capacidad para comunicar, para hipnotizar y
crear tensión. Sería uno de esos conciertos a los que a todos nos hubiera
gustado asisitir. Un gran acontecimiento.
El disco termina con las Escenas de Niños de Schumann, íntegras,
que grabara en estudio en 1962, aún retirado. No poseen la dulzura y
melancolía de las de Arrau, pero sí le falta algo de lo que carece el
pianista chileno, que es cierta ironía y gracia, no son niños buenos y
educados, sino algo rebeldes... como el pianista.
Y a todo esto, para terminar de conmemorar el centenario del nacimiento de
Horowitz, que es por lo que se editan estos discos, se añaden en DVD 10
minutos nunca vistos del film Vladimir Horowitz: El último romántico,
donde se puede ver al pianista conversando con su mujer y al propio
Horowitz tocando algunas piezas que interpretaba en sus últimos años en su
apartamento de Nueva York... todo un documento viéndolo tocar con 82 años.
(1) Horowitz ya se había retirado antes entre los años 1935 - 1939, según
cuenta él por enfermedad, pero cierto sector de la crítica americana acusa
esta retirada a la influencia de Toscanini.
REFERENCIAS:
"Horowitz live and unedited. The historic 1965 Carnegie Hall returm
concert"
Vladimir Horowitz, piano.
SONY SK 93023 (2 CD´s + 1 DVD)
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