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Número 46º - Noviembre 2.003


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RAREZAS DE VERDI 

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Los discos dedicados a obras poco conocidas de famosos compositores tienen su público, y parece que Riccardo Chailly se ha abonado a este género de las "rarezas", pues después de tres discos dedicados al Rossini infrecuente, y uno a obras sacras desconocidas de Verdi, continúa ahora su recorrido por este último autor con otro dedicado a sus piezas orquestales o concertantes (sin ninguna obra cantada).

Chailly no es, ni mucho menos, el primer director que se interesa por el Verdi infrecuente, pues al cumplirse en el 2001 el centenario de la muerte del compositor, el sello Arts editó un CD de título "Unpublished Verdi", que tenía una obra en común con el presente de Decca, el Capricho para fagot y orquesta; por otro lado, los aficionados recordarán un recital de 1980 en CBS que fue la única colaboración discográfica "oficial" entre Pavarotti y Abbado, y que además de arias infrecuentes incluía dos piezas orquestales, la obertura para Aida que Verdi desechó antes del estreno y el Preludio para la versión de 1857 del Simon Boccanegra, ambas también incluidas en el disco que comentamos.

En el presente CD, grabado en agosto de 2002, hay que distinguir dos tipos de "rarezas" o de obras infrecuentes: las que provienen de óperas (preludios u oberturas luego desechados) y las obras puramente sinfónicas. Las del primer tipo son las menos novedosas, de hecho la única novedad absoluta es el Preludio de Otello, no usado en la ópera, y que contiene temas de escenas de la misma, como el "Esultate": al parecer, Verdi regaló la partitura a los antepasados del pianista y musicólogo Pietro Spada, y se ha descubierto más de 100 años después (hay quien prefiere considerarla "de autenticidad dudosa").

El resto ya había sido grabado alguna vez: la obertura de La Forza del Destino para la versión de 1862, muy parecida a la definitiva pero más ornamentada, con figuraciones que Verdi hizo bien en suprimir; o el grandilocuente Preludio del Simon Boccanegra de 1857, que también fue suprimido en la versión definitiva. La más famosa de todas las oberturas "descartadas" de Verdi es la compuesta para Aida, con momentos grandilocuentes y espectaculares que utilizan temas de la "Escena Triunfal", y que Verdi recortaría de 11 minutos a 4 (los que tiene el Preludio que se toca normalmente) dejándole sólo las secciones más intimistas.

Dado que en el disco se incluyen varias obras concertantes con instrumento solista, se ha aprovechado para incluir el Preludio del Acto III de I Lombardi, con un solo de violín "casi" digno de Paganini, y en el que Verdi siguió la tradición de la época de escribir pasajes virtuosísticos que permitieran lucirse a algún solista de la orquesta.

El resto del disco, dedicado a obras sin ninguna relación con la ópera, es lo más interesante del mismo, y lo que contiene un mayor número de novedades absolutas.

La Sinfonía en do, escrita en 1838 para la Academia dei Filarmonici di Busetto, tiene en realidad la estructura de una obertura de ópera, y algunos de sus temas aparecerían más tarde en la obertura de la segunda ópera de Verdi, Un giorno di Regno; hay asimismo un tema que sugiere un "galope" al estilo del de la Obertura de Guillermo Tell de Rossini. La partitura se ha conservado por los herederos de Antonio Barezzi, suegro de Verdi, y esta es su primera grabación mundial.

En 1837, entre los trabajos que escribió Verdi para la corte de Parma, estaba una pieza concertante para piano y orquesta, las Variaciones sobre una romanza de la ópera "Teobaldo e Isolina", de Morlacchi. De esa obra sólo se ha conservado la parte pianística, y la orquestal ha sido reconstruida por Fortunato Ortombina para esta grabación, que también es primicia absoluta. También en ese año trabajó Verdi con Giacomo Mori, clarinetista de la orquesta de la corte de Parma, y autor de diversas composiciones para oboe a las que Verdi añadió un acompañamiento orquestal. En este disco se incluye una de ellas, las Variaciones sobre el tema anónimo "El Canto de Virginia" (título que quizás haga referencia a una de las hijas de Verdi que murió a corta edad, llamada Virginia), que también se graba por primera vez. Hay que recordar que en el mencionado disco de Arts se incluía una obra muy parecida, pero que no debe confundirse con esta: la Introducción, Andante y Tema con Variaciones sobre un tema de "La Straniera" de Bellini, también compuesto por Mori y orquestado por Verdi. Ambas obras son muy melódicas y muy agradables de escuchar, y dejan un buen recuerdo, sin pretender mayor trascendencia.

El resto de las obras sinfónicas que presenta el disco ya se habían grabado alguna vez. El Adagio para trompeta y orquesta es otra de las partituras conservadas por la familia Barezzi y escrita al parecer para la Academia de Busetto, aunque han surgido dudas sobre su autenticidad. Es una obra deliciosa, de un carácter "otoñal" que nos trae a la memoria al Nino Rota de la banda sonora de El gatopardo. También se tienen dudas sobre la autoría del Capricho para fagot y orquesta, encontrado entre los manuscritos del director de la banda de Busetto, Giuseppe Cocchi, y que se cree que es la misma obra que una Introducción, variaciones y Coda que Verdi escribiera para la Academia en 1838. La obra, de una despreocupación que suena a "rossiniana", tiene su cierto "gancho".


Unas palabras ahora sobre las interpretaciones. La pieza más grabada de las que se presentan aquí bien puede ser la Obertura de Aida, que ya fue rescatada por Toscanini en 1940 y en los últimos años había encontrado su mejor defensor en Claudio Abbado (sobre todo en su primera grabación para RCA, con la London Symphony). La presente grabación de Chailly, siendo notable, no supera a ninguna de las de Abbado, quien asimismo consigue un Preludio del Simon cuyo refinamiento queda muy por encima del efectismo que extrae de él Chailly.

Los solistas que interpretan las piezas concertantes están en general a gran nivel, con mención especial para el violinista Luca Santaniello en el preludio de I Lombardi, y sobre todo para un sensacional Jean-Yves Thibaudet en las Variaciones para piano y orquesta, consiguiendo sacar un número increíble de matices a una composición que, en sus manos, parece casi una obra maestra. Por el contrario, defrauda un tanto el fagotista Andrea Magnani en el Capricho; aunque parezca increíble, es más satisfactoria la actuación de Rino Vernizzi en el disco de Arts, y su sonido está mejor captado ahí que el de Magnani en la suntuosa grabación Decca. Eso sí, la Sinfónica de Milán es una orquesta muy superior a la modestísima "Orquesta Giuseppe Verdi de Busetto" que toca en el disco de Arts.

En resumen, con los matices apuntados sobre las interpretaciones, está claro que el principal interés del disco, y lo que lo hace recomendable, es su programa, compuesto todo él por música agradable de escuchar, y a menudo de calidad, a lo que hay que añadir una generosa duración (más de 80 minutos).




REFERENCIAS:

"VERDI DISCOVERIES"
Jean-Yves Thibaudet, piano.
Orquesta Sinfónica de Milán "Giuseppe Verdi".
Dir. Riccardo Chailly
DECCA 473 767-2