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RAREZAS DE VERDI
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
Los discos
dedicados a obras poco conocidas de famosos compositores tienen su
público, y parece que Riccardo Chailly se ha abonado a este género de las
"rarezas", pues después de tres discos dedicados al Rossini infrecuente, y
uno a obras sacras desconocidas de Verdi, continúa ahora su recorrido por
este último autor con otro dedicado a sus piezas orquestales o
concertantes (sin ninguna obra cantada).
Chailly no es, ni mucho menos, el primer director que se interesa por el
Verdi infrecuente, pues al cumplirse en el 2001 el centenario de la muerte
del compositor, el sello Arts editó un CD de título "Unpublished Verdi",
que tenía una obra en común con el presente de Decca, el Capricho para
fagot y orquesta; por otro lado, los aficionados recordarán un
recital de 1980 en CBS que fue la única colaboración discográfica
"oficial" entre Pavarotti y Abbado, y que además de arias infrecuentes
incluía dos piezas orquestales, la obertura para Aida que Verdi
desechó antes del estreno y el Preludio para la versión de 1857 del
Simon Boccanegra, ambas también incluidas en el disco que comentamos.
En el presente CD, grabado en agosto de 2002, hay que distinguir dos tipos
de "rarezas" o de obras infrecuentes: las que provienen de óperas
(preludios u oberturas luego desechados) y las obras puramente sinfónicas.
Las del primer tipo son las menos novedosas, de hecho la única novedad
absoluta es el Preludio de Otello, no usado en la ópera, y que
contiene temas de escenas de la misma, como el "Esultate": al parecer,
Verdi regaló la partitura a los antepasados del pianista y musicólogo
Pietro Spada, y se ha descubierto más de 100 años después (hay quien
prefiere considerarla "de autenticidad dudosa").
El resto ya había sido grabado alguna vez: la obertura de La Forza del
Destino para la versión de 1862, muy parecida a la definitiva pero
más ornamentada, con figuraciones que Verdi hizo bien en suprimir; o el
grandilocuente Preludio del Simon Boccanegra de 1857, que también
fue suprimido en la versión definitiva. La más famosa de todas las
oberturas "descartadas" de Verdi es la compuesta para Aida, con
momentos grandilocuentes y espectaculares que utilizan temas de la "Escena
Triunfal", y que Verdi recortaría de 11 minutos a 4 (los que tiene el
Preludio que se toca normalmente) dejándole sólo las secciones más
intimistas.
Dado que en el disco se incluyen varias obras concertantes con instrumento
solista, se ha aprovechado para incluir el Preludio del Acto III de I
Lombardi, con un solo de violín "casi" digno de Paganini, y en el que
Verdi siguió la tradición de la época de escribir pasajes virtuosísticos
que permitieran lucirse a algún solista de la orquesta.
El resto del disco, dedicado a obras sin ninguna relación con la ópera, es
lo más interesante del mismo, y lo que contiene un mayor número de
novedades absolutas.
La Sinfonía en do, escrita en 1838 para la Academia dei
Filarmonici di Busetto, tiene en realidad la estructura de una obertura de
ópera, y algunos de sus temas aparecerían más tarde en la obertura de la
segunda ópera de Verdi, Un giorno di Regno; hay asimismo un tema
que sugiere un "galope" al estilo del de la Obertura de Guillermo Tell
de Rossini. La partitura se ha conservado por los herederos de Antonio
Barezzi, suegro de Verdi, y esta es su primera grabación mundial.
En 1837, entre los trabajos que escribió Verdi para la corte de Parma,
estaba una pieza concertante para piano y orquesta, las Variaciones
sobre una romanza de la ópera "Teobaldo e Isolina", de Morlacchi. De
esa obra sólo se ha conservado la parte pianística, y la orquestal ha sido
reconstruida por Fortunato Ortombina para esta grabación, que también es
primicia absoluta. También en ese año trabajó Verdi con Giacomo Mori,
clarinetista de la orquesta de la corte de Parma, y autor de diversas
composiciones para oboe a las que Verdi añadió un acompañamiento
orquestal. En este disco se incluye una de ellas, las Variaciones
sobre el tema anónimo "El Canto de Virginia" (título que quizás haga
referencia a una de las hijas de Verdi que murió a corta edad, llamada
Virginia), que también se graba por primera vez. Hay que recordar que en
el mencionado disco de Arts se incluía una obra muy parecida, pero que no
debe confundirse con esta: la Introducción, Andante y Tema con
Variaciones sobre un tema de "La Straniera" de Bellini, también
compuesto por Mori y orquestado por Verdi. Ambas obras son muy melódicas y
muy agradables de escuchar, y dejan un buen recuerdo, sin pretender mayor
trascendencia.
El resto de las obras sinfónicas que presenta el disco ya se habían
grabado alguna vez. El Adagio para trompeta y orquesta es otra de
las partituras conservadas por la familia Barezzi y escrita al parecer
para la Academia de Busetto, aunque han surgido dudas sobre su
autenticidad. Es una obra deliciosa, de un carácter "otoñal" que nos trae
a la memoria al Nino Rota de la banda sonora de El gatopardo.
También se tienen dudas sobre la autoría del Capricho para fagot y
orquesta, encontrado entre los manuscritos del director de la banda
de Busetto, Giuseppe Cocchi, y que se cree que es la misma obra que una
Introducción, variaciones y Coda que Verdi escribiera para la
Academia en 1838. La obra, de una despreocupación que suena a "rossiniana",
tiene su cierto "gancho".
Unas palabras ahora sobre las interpretaciones. La pieza más grabada de
las que se presentan aquí bien puede ser la Obertura de Aida, que
ya fue rescatada por Toscanini en 1940 y en los últimos años había
encontrado su mejor defensor en Claudio Abbado (sobre todo en su primera
grabación para RCA, con la London Symphony). La presente grabación de
Chailly, siendo notable, no supera a ninguna de las de Abbado, quien
asimismo consigue un Preludio del Simon cuyo refinamiento queda
muy por encima del efectismo que extrae de él Chailly.
Los solistas que interpretan las piezas concertantes están en general a
gran nivel, con mención especial para el violinista Luca Santaniello en el
preludio de I Lombardi, y sobre todo para un sensacional Jean-Yves
Thibaudet en las Variaciones para piano y orquesta, consiguiendo
sacar un número increíble de matices a una composición que, en sus manos,
parece casi una obra maestra. Por el contrario, defrauda un tanto el
fagotista Andrea Magnani en el Capricho; aunque parezca
increíble, es más satisfactoria la actuación de Rino Vernizzi en el disco
de Arts, y su sonido está mejor captado ahí que el de Magnani en la
suntuosa grabación Decca. Eso sí, la Sinfónica de Milán es una orquesta
muy superior a la modestísima "Orquesta Giuseppe Verdi de Busetto" que
toca en el disco de Arts.
En resumen, con los matices apuntados sobre las interpretaciones, está
claro que el principal interés del disco, y lo que lo hace recomendable,
es su programa, compuesto todo él por música agradable de escuchar, y a
menudo de calidad, a lo que hay que añadir una generosa duración (más de
80 minutos).
REFERENCIAS:
"VERDI DISCOVERIES"
Jean-Yves Thibaudet, piano.
Orquesta Sinfónica de Milán "Giuseppe Verdi".
Dir. Riccardo Chailly
DECCA 473 767-2
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