Revista mensual de publicación en Internet
Número 50º - Marzo 2.004


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Apisonadora Voigt

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Recital de Deborah Voigt (soprano) y Brian Zeger (piano). Obras de Franz Schubert, Alexander von Zemlinsky, Pitor Ilich Tchaikovsky, Charles Ives, Benjamin Moore y Richard Strauss. X Ciclo de Lied. Teatro de la Zarzuela de Madrid, 9 de marzo de 2004.

Deborah Voigt es una cantante de ópera dotada de una voz grande y dramática, muy apta para abordar con éxito papeles de peso. El Lied y la ópera son géneros reservados a grandes artistas, pero no todos pueden transitar con igual éxito por uno y otro. Son dos caras de una misma moneda que miran en direcciones opuestas. Voigt triunfa en la ópera, pero con los Lieder no alcanza el mismo éxito. Su incursión en el género liderístico es arriesgada y encomiable. Sin duda contribuye a ampliar su registro y además nos aporta el conocimiento de autores que ella se ha empeñado generosamente en difundir, como Zemlinsky o Benjamin Moore. El recital de Lieder ofrecido en el Teatro de la Zarzuela de Madrid fue una prueba de la amplitud de sus intereses, así como de su registro vocal, tanto desde el punto de vista físico como estilístico. Es una todoterreno capaz de recorrer los repertorios más difíciles y diversos con firmeza, pero desiguales resultados. En cierta manera, su propuesta fue una prueba de arte y de humildad, de contención de su exuberante voz. Los Lieder de Schubert fueron un obligado reconocimiento al padre de la criatura, pero acabaron triturados por un fraseo y una afinación poco acostumbradas a estas finuras. La inclusión de Zemlinsky fue testimonio de la labor de recuperación que esta cantante a hecho a favor de la figura de este músico marginado hasta hace poco. Con las bellísimas canciones de Tchaikovsky seleccionados, no solo recordó la importancia de la escuela rusa, sin que además Deborah Voigt dejó clara su adhesión al romanticismo más vigoroso, ratificado con Strauss al final de concierto. Las canciones de Charles Ives y Benjamin Moore constituyeron un interesante ejemplo de la riqueza de la música escrita por compatriotas suyos norteamericanos. Fue precisamente en estas canciones en las que la soprano se soltó y relajó, obteniendo los mejores resultados interpretativos de la velada.  Por fin se produjo una conexión, antes ausente, entre texto y música, con su lengua materna como protagonista. Con otros idiomas el resultado fue bastante más duro. El recital concluyó brillantemente con las canciones de Strauss, donde la soprano expuso sus mejores facultades, que son muchas y grandes, y que hicieron disculpar las faltas leves. El pianista Zeger acompañó todo con solicitud y cuidado. Los aplausos arrancaron propinas tremendamente heterogéneas, entre las que sobresalió la despedida de Tosca. Seguramente esta gran artista nos habría deleitado mucho más con un recital de arias de ópera.

Próximos recitales de Lieder en el Teatro de la Zarzuela 

17 de mayo de 2004                   Susan Graham y Malcolm Martineau

22 de junio de 2004                    Daniela Barcelona y Alessandro Vitiello

 

http://teatrodelazarzuela.mcu.es/