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Schiff: un visionario Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
Recital del pianista András Schiff. Sonatas núms. 1, 3 y 4 de
Ludwig van Beethove; Variaciones en fa menor, Hob. XVII:6 y
Sonata núm. 33 de Franz Joseph Haydn. Noveno Ciclo de Grandes
Intérpretes. Fundación Scherzo. Auditorio Nacional de Madrid, 2 de marzo
de 2004.
András Schiff es un viejo conocido en la plaza madrileña, con una trayectoria lúcida y siempre sorprendente. Su recital estuvo en esta ocasión cargado de interés pianístico y musicológico. Nos mostró una escuela vienesa intermedia, de transición hacia el romanticismo, con un Haydn avanzado y un Beethoven primerizo. Desde el arranque de la Sonata núm. 1 en fa menor, op. 2, núm. 1 de Beethoven, que abría el programa, quedó establecida su tesis, con una versión personal e intempestiva, situada en la lógica del Sturm und Drang prerromántico, con ecos de Carl Philip Emanuel Bach. Y así transcurrieron las demás versiones, rompiendo ciertos tópicos sobre el Clasicismo, siempre desde el rigor histórico mejor fundado, y también con ciertas dosis personales, con una perspectiva inusual. Nos recordó que la lectura e interpretación de las músicas pretéritas no se circunscribe a un patrón fijo, sino que es algo variable y múltiple. Aunque el estilo clásico tiende a la unidad, su movimiento centrípeto nace de la existencia de diversidades a las que someter. Por lo demás, las interpretaciones visionarias de András Schiff fueron impecables, fueron indiscutibles y rigurosas. Tempo y agógica adquirieron el protagonismo casi absoluto, unidas a una dinámica y articulación de una lógica tan aplastante como insólita. El plan estuvo sustentado en estos parámetros, tradicionalmente considerados “expresivos” dentro de la estética prerromántica, sin traicionar el clasicismo lúcido de una arquitectura musical racional. El pianista mezcló su maestría al teclado con una inteligencia crítica e inquieta, demostrando que incluso en los repertorios más transitados hay muchos matices que descubrir. Ofreció una mirada renovadora y perfectamente coherente. Aires frescos para músicas añejas. Fotografía: Rafa Martín
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