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VII SEMANA DE MÚSICA ANTIGUA DE
GIJÓN
Por
Angel Riego Cue.
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Llegó a su séptima edición el encuentro anual de los gijoneses con la
música antigua, una de las pocas oportunidades que tenemos de presenciar
actuaciones de nombres señeros de la interpretación musical, en algún
repertorio. Como cada año, las actuaciones se han repartido entre las
gratuitas, que se celebraban en la Colegiata de San Juan Bautista, y las
que cobraban entrada, que tenían lugar en el Teatro Jovellanos. En esta
edición se ha querido rendir un especial homenaje al Camino de Santiago,
al coincidir con el Xacobeo.
He podido asistir a todos los conciertos de la Semana, excepto el que se
celebraba en el Jardín Botánico (fuera del casco urbano de la ciudad), el
17 de julio, a cargo del Ad Libitum Ensemble. Comenzaré por los conciertos
del Jovellanos, que fueron tres: el primero, el 18 de julio, corrió a
cargo del Ensemble Plvs Vltra, conjunto vocal británico cuyos miembros han
actuado en otras conocidas agrupaciones como The Sixteen, The Tallis
Scholars o The Hilliard Ensemble. En el programa, El Cantar de los
Cantares de Gioseffo Zarlino, mucho más conocido como tratadista
musical que como compositor. La obra (que nos trae inmediatamente
recuerdos de la polifonía de un Palestrina o un Victoria) es, según nos
explicaron al principio, el resultado de una laboriosa búsqueda de
fragmentos dispersos publicados por separado, ya que según parece aquello
no se podía publicar como obra íntegra por alguna prohibición sobre el
texto, o su traducción. Los Plvs Vltra nos ofrecieron una versión muy
correcta, salvando algunas desafinaciones al principio, habituales en
conciertos en vivo, y la asistencia del público fue escasa, como
corresponde al carácter minoritario de esta música.
Una recepción muy distinta se vivió en el concierto del 23 de julio, pues
suelen ser más populares los conciertos de una orquesta barroca "de gran
formato" (entiéndase, dentro de lo que es el tamaño de una orquesta de la
época). Si otros años pudimos contemplar a conjuntos como la Academy of
Ancient Music, esta vez fue el Ensemble Il Fondamento, fundado y dirigido
por el oboísta Paul Dombrecht, quien nos trajo un programa con obras de
Fux, Heinichen y Zelenka, la mayoría de ellas en la forma de Oberturas en
varios movimientos, como las Suites para orquesta de Bach. Por encima de
algún ligero desajuste, el conjunto demostró ser un digno continuador de
famosas agrupaciones holandesas que han marcado una época en la
interpretación barroca, como el Leonhardt Consort o La Petite Bande. Este
concierto sí tuvo una asistencia de público considerable.
Y tras esta cima, una relativa decepción, el concierto de Alia Mvsica del
24 de julio, con un programa dedicado al Camino de Santiago: Cantigas
de Santa María, piezas del Códice Calixtino, del Códice
de las Huelgas, etc. en una función que se quiso hacer
semi-escenificada, con narradores que iban relatando los milagros de la
Virgen a los que se hace referencia en las obras, y con proyecciones de
diapositivas ilustrando pasajes del camino. El resultado, la verdad, quedó
algo "cutre"; por ejemplo, las diapositivas me recordaban a las que en mi
época se podían contemplar en una clase de Religión en el BUP, y por si
fuera poco alguna vez el PC que las emitía dejó de funcionar, saliendo por
el telón de fondo un mensaje similar a "El programa ha efectuado una
operación no válida y se apagará". La parte narrada quizás tuviera
excesiva longitud para un público medio. En cuanto a la parte musical
propiamente dicha, también esperaba más de un conjunto que graba nada
menos que para Harmonia Mundi; el estilo interpretativo me sonó muy
próximo al de los viejos discos del Atrium Musicae para Hispavox, eso sí
con voces de mejor calidad y más sutiles. Como ejemplo de lo dicho, valga
el conocido "hit" del Códice Calixtino, "Dum Pater familias",
en la versión que sonó allí. El resumen que puede hacerse es que los Alia
Mvsica a ratos parecían más un grupo de aficionados que de "verdaderos
profesionales".
Pasando ya a los conciertos gratuitos en la Colegiata, la Semana se
inauguró el 16 de julio con el concierto del grupo "El Cortesano",
compuesto por dos personas: José Hernández (contratenor) y Ariel
Abramovich (vihuela), que interpretaron un programa de canciones españolas
del Siglo de Oro, entre las que se encontraban títulos relativamente bien
conocidos como Paseavase el Rey Moro de Luis de Narváez (o Luys
de Narbaez), Claros y frescos ríos de Alonso Mudarra o A
monte sale el amor de Enríquez de Valderrábano (o Anrriquez de
Valderrauano), que daba título al recital. Pudimos disfrutar del arte de
un cantante sensible, y de voz bellísima, acompañado por un instrumentista
notable que también interpretó en solitario algunos "hits" para vihuela
del Renacimiento español, como la Fantasía que contrahaze la harpa
de Luis de Milán o las Diferencias sobre Guárdame las vacas de
Luis de Narváez. Un concierto que dejó un sabor muy agradable.
El día siguiente, 17 de julio, actuaba el Ferrara Ensemble dirigido por
Crawford Young, con un programa de canciones medievales del estilo
conocido como "Ars Subtilior", con la presencia de autores como Guillaume
de Machaut. A diferencia de otros conjuntos presentes en la Semana, como
Alia Mvsica o Abendmusik, este conjunto sí nos dio la impresión de ser
plenamente profesional en la interpretación de un repertorio, además, muy
minoritario. Lo que también se puede predicar del Ensemble Tetraktys, que
actuó dos días después (19 de julio), entre cuyos integrantes hay nombres
tan conocidos como la soprano Jill Feldman o el flautista y director Kees
Boecke, y que interpretó un programa dedicado al "Trecento" toscano, con
obras de Dufay, Ciconia, Bartolino Da Padova, etc.
Los dos siguientes conciertos representaron la cima de la Semana, al menos
en lo que se refiere a los programados en la Colegiata. El 20 de julio
actuaba un viejo conocido de estas Semanas, el laudista Paul O'Dette, cuya
presencia en Gijón es ya poco menos que entrañable, y que nos ofreció un
programa de "Arias y Danzas Antiguas" que incluían las que utilizaría
Rodrigo para su Fantasía para un gentilhombre, aquí escuchadas en
versión original. Nuevamente nos asombró O'Dette con su minuciosa
pulsación, que no se come ni una sola nota, y que va desgranando con
delicadeza todos los entresijos de las partituras. También se ganó al
público con su buen humor, algo caracerístico de él: si en otra edición
recuerdo que apareció por la puerta ya tocando el laúd, en esta ocurrió
una anécdota relacionada (una vez más) con los conciertos de rock que se
programan a la misma ahora con abundante megafonía, con lo que se oyen
claramente dentro de la Colegiata; algo que parece que es endémico en
estas Semanas pero que un responsable prometió que para la edición del año
que viene estaría solucionado. Pues bien, después que los rockeros le
hubieran fastidiado en parte el recital al que muchos consideran el mejor
laudista del mundo, sube al estrado a dar una propina y toca con su laúd
un rasgueo que suena igual que los típicos de las guitarras eléctricas el
rock... llevándose inmediatamente las manos a la cabeza, como si dijera
"¡Esto no es, que me estoy contaminando!" El gesto fue aplaudido y reído
de buena gana por el público.
El 21 de julio actuaba otro viejo conocido de estas Semanas, el
violagambista francés Jerôme Hantaï, esta vez sin su famoso hermano Pierre
(con el que vino el año pasado) sino haciendo dúo de violas de gamba con
la japonesa Kaori Uemura. El programa fue el que más expectación despertó
en el público, a juzgar por la asistencia que tuvo; tal vez fuera debido a
que se anunciaban obras del Señor de Sainte-Colombe, compositor al que ha
dado cierta fama la película Todas las mañanas del mundo. Aparte
de Sainte-Colombe, el programa incluía obras de Couperin y autores
ingleses del XVII (Locke, Jenkins, Simpson). Nuevamente asistimos a un
recital de un Maestro, con mayúsculas, que unía un virtuosismo sin límite
a un toque poético de gran delicadeza.
Después de las cimas que supusieron O'Dette y Hantaï, el concierto del
grupo Abendmusik del 22 de julio supuso inevitablemente una bajada de
nivel, es más, fue la actuación de toda la Semana que más pareció ser la
de un grupo de aficionados. El programa, eso sí, era el más asequible para
cualquier público, compuesto por "hits" relacionados con el Camino de
Santiago, con piezas del Códice Calixtino (como el inevitable
"Dum Pater familias"), del Llibre Vermell, Cantigas de
Santa María entre las que no podía faltar la nº 100, "Sancta
Maria strela do dia", el Lamento de Tristano o alguna de las
céleberes Estampidas reales. La interpretación fue fuertemente
rítmica, con mucho aparato de percusión, lo que puede hacer que uno se
pregunte si esto es medieval o es "folk"; el "Dum pater familas"
no tuvo nada que ver, desde luego, con el que cantaron los Alia Mvsica dos
días después, que sonaba casi a canto llano. Con todo, fue un concierto
amenísimo en el que era imposible aburrirse, y apto para todos los
públicos.
La Semana terminó, como es habitual, con un concierto de los alumnos que
asistieron a los seminarios impartidos por los propios intérpretes,
concierto que tuvo lugar el 25 de julio. Como ocurriera el año pasado,
Jerôme Hantaï tocó una viola construida por alumnos del taller de
"luthiers". Destaquemos por último la accesibilidad de los artistas, que
podían encontrarse entre el público los días que no tocaban, un signo más
del buen ambiente que reinó, como viene siendo habitual, durante esta
Semana.
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