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EL STRAUSS DE THIELEMANN
Por
Angel Riego Cue.
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Curriculum.
Alguna vez se ha
hablado en esta revista del nuevo "divo" de la dirección de orquesta
Christian Thielemann, a quien algunos consideran el heredero de la "Gran
Tradición" de directores alemanes del pasado, lo que otros discuten. La
polémica, en principio, me parece gratuita, pues que yo sepa nadie ha
proclamado que Thielemann es tan gran director como Furtwängler o
Knappertsbusch, pero lo que es evidente por sí mismo es que habían pasado
décadas sin que en el mundo de la dirección orquestal apareciera un
director alemán que se hiciera famoso.
Concretamente, desde Wolfgang Sawallisch (nacido en 1923, y que saltó a la
fama en 1957 con un Tristán e Isolda en Bayreuth), todas las
grandes figuras de la dirección que fueron apareciendo habían sido
italianos, británicos, norteamericanos o de nacionalidades más "exóticas"
como hindúes o japoneses, pero prácticamente ningún alemán (Kurt Masur o
Klaus Tennstedt son de la generación de Sawallisch, y para nuestro gusto
personal tampoco los incluiríamos entre las "grandes figuras"; sí estaría,
por supuesto, Carlos Kleiber, si lo consideramos alemán al menos de
origen).
Al igual que Sawallisch, Thielemann saltó a la fama con su debut en el
Festival de Bayreuth, en este caso con Los Maestros Cantores en
el año 2000, lo que le ha creado una indudable reputación como director
wagneriano. Pero ¿y en otros repertorios, especialmente en música
sinfónica? La Deutsche Grammophon, para la que graba en exclusiva, parece
haberle encomendado una serie de grabaciones de los poemas sinfónicos de
Richard Strauss, pues este es ya el segundo CD dedicado al compositor
bávaro, tras un primer CD que contenía la Sinfonía Alpina y la
suite de El Caballero de la Rosa.
En esta ocasión, la mayor parte del CD está dedicada a Una Vida de
Héroe, el poema sinfónico más ambicioso compuesto por Strauss hasta
aquella fecha (1899) y que pretende ser autobiográfico, es decir, el
"héroe" es el propio compositor, la "compañera del héroe" (representada
por un delicado solo de violín) es su mujer, y "los adversarios del héroe"
(a los que se escucha murmurar y cuchichear) son los críticos musicales, a
quienes el héroe se enfrentará y derrotará en una estruendosa batalla,
antes de retirarse del mundo y pasar el testigo a la siguiente generación.
Si hemos de destacar una virtud en esta interpretación de Christian
Thielemann es lo bien que está narrada, lo ameno que resulta ir siguiendo
el programa de la obra. El tempo es muy relajado (47 minutos, una de las
versiones más lentas que existen) pero nunca cansa, nunca aburre, siempre
"ocurren cosas" que mantienen el interés, conseguido entre otras cosas
gracias a los frecuentes cambios de tempo, una libertad típica
precisamente de los directores de la "Gran Tradición" alemana. Junto a
ella, también observamos una característica no propia de la tradición,
sino adoptada en su día por el director con el que más a menudo se compara
a Thielemann, es decir, Herbert von Karajan: esto es, un sonido que a
veces peca de empalagoso. Esto se nota especialmente en las dos últimas
secciones (escúchese como ejemplo el tema que toca el corno inglés en la
última).
Con estas premisas, podemos describir la interpretación contenida en este
disco como: un comienzo grandioso, "mastodóntico", que no por ello pierde
el carácter heroico que debe tener y que tan pocas veces se escucha; unos
"adversarios del héroe" donde está bien lograda la contraposición
dialéctica entre las insidias de los adversarios y la respuesta del noble
y algo rudo héroe; una "compañera del héroe" cuya fragilidad parece quedar
aplastada ante las réplicas de él, y aquí representada por el violín
solista de Rainer Honeck, impecable técnicamente, pero sin la
voluptuosidad lograda por su colega Küchl en la grabación de Previn
(aunque esta última sea en conjunto una pesadez); a la "escena de amor"
que viene después podría faltarle un poco de poesía y sobrarle vehemencia,
pero este no es un reparo grave, al menos si comparamos sólo con
grabaciones recientes. La "Batalla" es realmente espectacular, y el
interés no decae en las dos últimas secciones a pesar, como se dijo, de
cierto acaramelamiento; no obstante hay que señalar en la sección final
("La Retirada del héroe del mundo y su plena realización") el verdadero
remanso de paz logrado en el conocido como tema "de la renuncia".
Un reparo que se puede hacer al disco en su conjunto es la toma de sonido,
que parece hinchada artificialmente, como grabada a volumen más alto de lo
usual. Tal vez se haya pensado en algo que sirva para "epatar" a un
público más amplio que el habitual en la música clásica, y así ganar más
adeptos para el joven director. El caso es que, escuchado al volumen
normal en obras como esta, lo que tenemos es una verdadera orgía de
decibelios.
En conjunto, he aquí una interpretación que se coloca, como mínimo, entre
las más interesantes grabadas en digital. Si contamos solamente las
aparecidas en los últimos 15 años (es decir, en la era post-Karajan),
pudiera ser esta la que se llevara la palma, pues no son rivales para ella
versiones como la citada de Previn o menos aún la aburridísima de
Barenboim. Solamente le podría hacer sombra, entre las de esa época, la de
Sawallisch con la Orquesta de Filadelfia, actualmente descatalogada y que
tiene alguna sección (v. g. "la compañera del héroe") más lograda que la
de Thielemann, pero otras, como la Introducción, menos logradas. Por
supuesto, también están las grandes versiones del pasado, con el
inigualado Fritz Reiner a la cabeza, seguido por Mengelberg, Karajan
(sobre todo su primera grabación de 1959) y otros.
Una Vida de Héroe, pues, con la que Thielemann supera con creces
los resultados de su primer disco straussiano (una Sinfonía Alpina
no muy lograda) y que, al igual que en aquella ocasión, también se
completa con la suite orquestal de una ópera del compositor, en este caso
la Fantasía sinfónica sobre "La Mujer sin sombra", que Strauss
redactó en 1947 sobre temas de su ópera, treinta años anterior; ópera,
dicho sea de paso, que Thielemann dirige habitualmente. La versión parece
buscar más lo teatral (lo "hollywoodiense" si se quiere) de este cuento
fantástico que lo intimista o lo ensoñador, volvemos a encontrar sonido
"dulzón" y exceso de decibelios, pero, con todo, aporta colorido orquestal
y una cierta "simpatía".
REFERENCIAS:
RICHARD STRAUSS: Ein Heldenleben (Una Vida de Héroe).
Fantasía sinfónica sobre "La Mujer sin sombra".
Orquesta Filarmónica de Viena.
Director: Christian Thielemann
DG 474 192-2
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