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Rosas frescas Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
La del Manojo de Rosas. Música de Pablo Sorozábal. Libro de Francisco Ramos de Castro y Anselmo C. Carreño. Milagros Martín, Mar Abascal, Concha Leza, Luis Varela, Carlos Bergasa, Mario Rodrigo, Javier Ferrer, Luis Álvarez, Mario Martín, Juan Carlos Robles, José Varela, Alberto Ríos, Miguel Ángel Elejalde, Francisco Navarro. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de la Zarzuela. Director musical: Miguel Roa y Luis Remartínez. Director de escena: Emilio Sagi. Escenografía: Gerardo Trotti. Producción del Teatro de la Zarzuela de 1990. Teatro de la Zarzuela, Madrid, del 10 de septiembre al 10 de octubre de 2004. Esta producción ya ha cumplido casi tres lustros y se conserva tan lozana como el primer día. La añeja puesta en escena de Emilio Sagi, llena de detalles y figurantes, conserva toda su gracia. La plástica realista de la escenografía de Trotti no ha pasado de moda y sus balcones siguen llenos de vida. Los figurines historicistas de Alfonso Barajas son excelentes. Todos los elementos del espectáculo, que ya ha sido repuesto en varias ocasiones, siguen felizmente conjurados a día de hoy. Hay incluso piezas que, con la perspectiva de hoy, cobran nuevo valor, como las eficientes coreografías de Goyo Montero que se han revalorizado con la moda de los musicales que ha llegado después y poblando algunos teatros madrileños. La zarzuela es nuestro verdadero teatro musical aborigen y no tiene nada que envidiar en ingenio o calidad al de importación; al contrario, es en muchos aspectos superior. La concepción de este espectáculo se apoya claramente en algunos recursos de las variedades y la revista cuya eficacia es probada. Este manojo de rosas conserva y renueva sorprendentemente su lozanía. Nos es raro que esta producción haya vuelto a escena desde su estreno en varias ocasiones hasta llegar a esta cuarta cita. El libro es gracioso y la partitura excelente, con invenciones melódicas eternamente pegadizas y con una instrumentación inteligente. La orquesta toca con jovialidad y disfruta de la música bajo las órdenes alternas de Roa y Remartínez. El reparto interpreta a los personajes con más acierto teatral que vocal: los parlamentos son perfectamente comprensibles, pero no tanto las romanzas. La mutación de lo canoro a lo declamado no es sencilla y, en todo caso, las voces muestran belleza y timbre; a lo largo de la función se templan y crecen, para dar lo mejor de si en el segundo acto. El público, de variada edad y condición, llena el Teatro de la Zarzuela y aplaude, agradecido y regocijado. (Fotografía de Jesús Alcántara)
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