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SUSPENSO PARA ALESSANDRINIJerez, Teatro Villamarta. 11 de diciembre de 2004. J. S. Bach: Conciertos de Brandemburgo nº 2, 4 y 5. Sinfonía de la Cantata BWV 209. Concerto Italiano. Rinaldo Alessandrini, clave y dirección. Por Fernando López Vargas-Machuca.
Como en el momento de escribir estas líneas los profesores de enseñanza secundaria nos encontramos inmersos en el proceso de realizar la primera evaluación trimestral de nuestros alumnos, no puedo resistir la tentación de aplicar a Rinaldo Alessandrini y a sus chicos de Concerto Italiano, en su reciente visita al Villamarta con una selección de los Conciertos de Brandemburgo, el mismo procedimiento evaluativo que nos obliga a usar esa bienintencionada pero terriblemente demagógica LOGSE que ha logrado en pocos años el más que dudoso mérito de situar a los estudiantes españoles en la cola de los países desarrollados. Así que vamos a ello, desglosando nuestra valoración en los tres apartados que distingue tal sistema y colocando las letras oportunas en cada caso, de la "A" a la "D", que se corresponden respectivamente con la máxima y la mínima calificación. I) Conceptos: nivel satisfactorio. Un Bach luminoso y extrovertido, que busca las conexiones meridionales (vivaldianas si se quiere) de estas prodigiosas partituras, muy en la línea del que suele ofrecer Alessandrini. El problema está en que quizá el prestigioso músico deja un tanto de lado los aspectos más introvertidos y reflexivos de esta música, que los tiene. Le colocamos por ello sólo una "B". II) Procedimientos: regular, pues la plantilla no era gran cosa. Había músicos buenos, sí, como el trompetista, que realizó una eficaz labor en el rutilante Segundo Concierto, pero también los hubo regularcitos e incluso abiertamente mediocres, como las flautas de pico y la travesera. Desconocemos sus nombres, porque no se indicaba ni uno solo en el programa de mano, pero no es de recibo que un grupo tan prestigioso toque de manera discreta. Aún más preocupante es que Alessandrini, reputado clavecinista, no lograra salir muy airoso que digamos del problemático Quinto. ¡Qué diferencia con lo que en el mismo teatro, y con el mismo excelente clave, nos ofreciera hace unos años Trevor Pinnock! Les ponemos una "C" y mucho es. III) Actitudes: muy mal. Estos señores parecen haber olvidado que la música de cámara consiste en escucharse y dialogar, no en ir cada uno por su lado intentando dar las notas. Además parecen no haber hecho los deberes; lo que allí se escuchaba sonada a "bolo", evidenciado en la escasez de matices, en la abundancia de las caídas de tensión (fatal el andante del Segundo) y en la confusión reinante en algunos momentos, que hacía brillar por su ausencia la imprescindible claridad polifónica. Una "D" como una catedral, sobre todo por escasez de motivación y por no trabajar en casa. En definitiva, un "IN" de "Insuficiente" para Alessandrini y Concerto Italiano. Y gran decepción para una velada musical de la que esperábamos bastante, pues este señor ha hecho en otras ocasiones cosas formidables; sin ir más lejos, en el mismo Jerez le escuchamos un magnífico Oratorio de Navidad al frente de la Orquesta Barroca de Sevilla, más un precioso programa -esta vez al frente de su propio grupo- con obras de Haendel, Scarlatti, Corelli que resultó de bastante buen nivel. Dice su currículo que va a aparecer en el mercado su registro de los Brandemburgo. Pues qué bien: si resulta como lo escuchado en el Villamarta, muy lejos va a quedar de hacerle la competencia a las grandes versiones que todos tenemos en mente, sean tradicionales (Leppard) o historicistas (Goebel). Habrá que mandarles actividades de refuerzo.
Web del Villamarta: www.villamarta.com
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