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Zarzuela festiva Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
El asombro de Damasco. Zarzuela en dos actos. Música de Pablo Luna. Libro de Antonio Paso Cano y Joaquín Abati. María Rey-Joly (Zobeida); Carmen González (Fahima); Esther Ruiz (Zahara); Amara Carmona (Abriza); Natalia Hernández (Mirta); Miguel Sola (Ben-Ibhem); Rafa Castejón (Alí-Mon); José Antonio López (Nhuredin). Dirección musical: Miguel Roa. Dirección de escena: Jesús Castejón. Escenografía y figurines: Ana Garay. Coreografía: Nuria Castejón. Orquesta de la Comunidad y Coro del Teatro de la Zarzuela. Teatro de la Zarzuela de Madrid, 10 de diciembre de 2004 a 16 de enero de 2005. El asombro de Damasco, zarzuela en dos actos con música de Pablo Luna y texto de Antonio Paso Cano y Joaquín Abati, fue estrenada hace casi un siglo en el Teatro Apolo de Madrid. No es una zarzuela castiza, sino que, inspirada en las Mil y una noches, acontece en una imaginaria ciudad de Damasco y mezcla rasgos de zarzuela, revista y opereta. El libro, ligero y saleroso, invita a una permanente sonrisa con alguna explosión de hilaridad, subrayada en su justa medida por la magnífica y sabia puesta en escena de Jesús Castejón, un maestro que conoce el género con ninguno. Esta nueva producción reúne un equipo de magníficos artistas. María Rey-Joly y Miguel Sola encabezan un cartel lleno de atractivos. Ambos cantan muy bien y, como sus compañeros de reparto, también interpretan sus personajes todo el ingenio que la trama requiere. Todos se divierten en escena y hacen disfrutar al público. Miguel Roa dirige con garbo a los diestros profesores de la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid, titular de este teatro. La escenografía y los figurines, diseñados por Ana Garay, son exóticos, brillantes y festivos, cualidades que realza la evocadora iluminación de José Manuel Guerra. El conjunto se adereza, sin romper la acción, con algunos bailes llenos de gracia, así como con las intervenciones del veterano y eficaz Coro del Teatro de la Zarzuela. Es un modesto-gran espectáculo, que nada tiene que envidiar a los musicales de importación ofrecidos por otros teatros de la capital. Esta zarzuela los supera en todo punto, menos en el precio de las entradas y en publicidad. La puesta en escena resalta, e incluso mejora, las virtudes de una pieza que solo pretende, y consigue, divertir a espectadores de toda edad y condición. El Teatro de la Zarzuela hace honor a su título. Con montajes como éste, la institución mima y dignifica el género al que está consagrada. (Fotografía de Jesús Alcántara)
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