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ANDERSZEWSKI, PIANISTA DE MODAJerez, Teatro Villamarta. 28 de enero de 2005. Bach: Obertura en estilo francés BWV 831. Szymanowsky: Masques. Metopes. Chopin: Sonata nº 3. Piotr Anderszewski, piano. Por Fernando López Vargas-Machuca.
Piotr Anderszewski está de moda. Sus discos -graba en exclusiva para Virgin- son bastante bien recibidos por un amplio sector de la crítica internacional, mientras que la realización de un documental sobre sus Variaciones Diabelli a cargo de Bruno Monsaingeon, el mismo director que rodara otro bien conocido sobre las Goldberg de Glenn Gould, establece ciertos paralelismos entre la personalidad de este joven intérprete y la del mítico pianista canadiense, a lo que no es ajeno su look "moderno" y "rebelde ma non troppo" en las portadas de los discos y sobre el escenario. La cuestión es si verdaderamente su talla artística se corresponde con lo que sobre él se nos dice. En el largo recital ofrecido el pasado 28 de enero en el Teatro Villamarta de Jerez se pusieron bien de manifiesto sus virtudes e insuficiencias. Ante todo Anderszewski hizo gala de una técnica colosal, extrayendo de su piano un sonido capaz tanto de resultar poderosísimo y atronador como de hilar las mayores sutilezas, desplegando además una riquísima paleta de colores. Interpretativamente hablando, su buen gusto y su musicalidad son incuestionables. También lo es su personalidad, y he ahí lo discutible del artista: su tendencia a renunciar al pathos y/o a la indagación intelectual para perderse en un laberinto de sonidos sensuales y difuminados. Así las cosas, lo mejor de la velada fue un Szymanowsky verdaderamente soberbio, perfecto en su estilo post-impresionista y lleno de seductora ambigüedad. Lo menos logrado, una Sonata nº 3 de Chopin bastante fuera de tiesto: Javier Perianes, en abril del pasado año, nos ofrecía en el mismo teatro una magistral lectura quizá no mejor tocada que la del polaco, pero sí mucho más centrada en el lenguaje y, sobre todo, más sustanciosa en el contenido expresivo ¿Y su Bach? Pues tiene muy poquito que ver con el de Glenn Gould, pero tampoco puede decirse que fuera "romántico". Fue el suyo un Bach animado y muy espontáneo, lleno de vida y colorido, contrastado cuando lo consideraba oportuno pero sin perder de vista la naturalidad ni el equilibrio. Muy notable y sensato, pues, aunque a algunos nos cuesta quitarnos de la cabeza ese Bach dramático, filosófico y profundamente humano que ha ofrecido hace poco en discos Daniel Barenboim en su -a juicio de quien suscribe- absolutamente magistral recreación del libro I de El clave bien temperado. En todo caso, es el de Anderszewski un pianismo de altura, y su recital resultó más que notable dentro de la sólida temporada de conciertos del Villamarta. Lástima que el público, quizá agotado después de dos horas y cuarto de música, no aplaudiera con el entusiasmo de otras veces.
Web del Villamarta: www.villamarta.com Web oficial de Anderszewski: http://www.anderszewski.net/
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