|
JUVENTUD, DIVINO TESORO...
Por
Rubén Flórez
Bande
El violinista
Renaud Capuçon, poco a poco, va entrando a cortos pero firmes pasos en el
mundo concertístico de su instrumento, mientras alterna muy sabiamente
este quehacer con el de la música de cámara.
Ahora, después de Dutilleux, le llega el turno al Concierto en mi
menor Op.64 de Felix Mendelssohn, de sobra conocido, y al mucho menos
interpretado e irregular Concierto en re menor de Robert Schumann.
Al violinista francés le acompaña el también joven director (30 años)
Daniel Harding y la Mahler Chamber Orchestra (también formada por músicos
que no superan la treintena).
Los resultados son bien satisfactorios. El Concierto de
Mendelssohn, ya interpretado de mil formas diferentes, y por mil solistas
diferentes, nos llega en esta interpretación fresco, vivo, mordaz... Está
claro que encontrar hoy en día algo nuevo que nunca se hubiera escuchado
es bien difícil, y los intérpretes lo saben. Capuçon nos da una lectura
vivaz, muy matizada, casi didáctica, sin "originalidades" ni manierismos,
una lectura clara, pero con gran pasión, técnicamente impecable.
La lectura a cargo del director y la orquesta se mueve por los mismos
derroteros: frescura, vivacidad, matización. Sobre todo eso, matices:
resaltar segundas voces, intercambiar planos, resaltar algunas partes
solistas en los "tutti"; al menos se nota que el joven maestro se lo toma
a pecho, y no nos da una versión más; eso sí, podría ser discutible alguna
sequedad en las frases que requieren algo más de poesía, pero ni con esas
se empaña el resultado final. Exquisita la transición del primer al
segundo movimiento, y la "alegría" con la que se afronta el último.
Enteramente disfrutable.
El Concierto de Schumann, mucho menos conocido que el de
Mendelssohn, fue compuesto por el autor alemán en su última época, ya
enfermo mental. La obra fue rechazada por Joachim, quien decía que no se
podía tocar, y tuvo que esperar hasta el año 1938 para su estreno. Es este
un concierto con temas muy íntimos, muy coloristas, pero que contrastan
con otros más forzados, como si la música no fluyese. Pocos han sido los
que lo han afrontado, por esa irregularidad: uno de ellos Gidon Kremer,
que lo ha pateado por medio mundo, y que lo tiene grabado por lo menos dos
veces, la primera con Muti (EMI) y la segunda con Harnoncourt (Teldec). La
lectura de Kremer no gustará a todo el mundo, ya son bien conocidos su
sonido, y su personalidad a la hora de abordar las obras. Por contra, la
versión de Capuçon, mucho más "tradicional" pero sin perder frescura, se
ciñe a las indicaciones, a pesar su incongruencia, e intenta sacarla
adelante, sin perder ese toque fresco antes mencionado. Lo mismo que
intenta Harding, con la también forzada orquestación, y lo llevan a cabo
con una gran unidad entre ambos. Interpretación interesante para, al
menos, conocer la obra.
Dos interpretaciones recomendables, una por poco interpretada y conocida,
y la otra por iniciativa, respeto, y "frescor"; claro está, no hace
olvidar a los "clásicos", pero que no desmerece nada de los mismos.
REFERENCIAS:
MENDELSSOHN: Concierto para violín en mi menor Op.64
SCHUMANN: Concierto para violín en re menor (1853)
Renaud Capuçon, violín.
Mahler Chamber Orchestra.
Dir: Daniel Harding.
VIRGIN 45663
|