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"NI CHICHA NI LIMONÁ"
Por
Rubén Flórez
Bande
¿Por qué de un
tiempo (largo) a esta parte tienen tan mala prensa los Carmina Burana
de Carl Orff? ¿Por qué las corrientes -llamadas- de vanguardia se
ensañaron con esta obra? ¿Por qué hoy en día se siguen ensañando con ella?
¿Quizás porque es una de las piezas que sirven como acceso al mundo de la
música "artística"? ¿Porque peca de efectismos? ¿Porque no pretende
trascender? ¿Porque Orff musicaliza los textos a su gusto sin tener nada
que ver con las músicas originales?... Muchas más preguntas se me ocurren
sobre el maltrato al que se somete a esta obra, y aún no he conseguido una
respuesta convincente.
Está claro que no estamos ante la gran "cantata profana" del siglo XX,
para eso, y en un estilo similar, encontramos mucho más conseguido el
Alexander Nevsky de Prokofiev (que, no nos olvidemos, es una
adaptación de una banda sonora, de una película, y tampoco es que tenga
mucho de trascendental). Tampoco es, claro está, una de las "grandes"
obras del siglo XX, pero sí hay que reconocerle su popularidad;
seguramente, muchos de ustedes conocen de gente que se ha acercado a la
música "artística" gracias a algo tan directo y de tanto "gancho" como el
"O Fortuna" inicial. Quizás por eso se ha despreciado esta música, por ser
demasiado "popular".
Otros la tildan de intrascendente, y con eso se quedan tan anchos, y qué
razón tienen, los textos encontrados en el monasterio benedictino de
Beuren, del siglo XII en su mayoría, hablan de una "filosofía del pueblo"
con canciones de amor, sátiras, danzas, canciones de taberna, etc; y esto,
claro está, no es trascendental, seguramente los bávaros que las
compusieron tampoco esperaban trascender. Pero bueno, no quiero abrir un
hilo de discusión sobre estas obras, que a mí me gustan y disfruto con
ellas, igual que me aburro con otras "políticamente correctas"
Pues a los Carmina Burana vamos, y de la mano de Sir Simon Rattle.
Uno se plantea más preguntas a la llegada de este disco: ¿Este es el nuevo
repertorio de Rattle en Berlín? Espero que no porque, sin olvidar el
también recién salido Messiaen, poco "nuevo" repertorio ha grabado, y
ciertamente comparando las programaciones de Abbado y las de Rattle, mucho
más innovador era el maestro italiano, ya que no solamente programaba a
"amigos" sino que recorría un amplio espectro de la producción actual (la
de su época). ¿Por qué entonces estos Carmina? ¿Quizás por qué
tengan "gancho"? Quién lo sabe... Pero vamos a los resultados.
Uno se imagina que teniendo a una orquesta como la Filarmónica de Berlín
delante, esto tiene que sonar espectacular... pues no, señoras y señores,
ya desde el comienzo y salvo cierta "ráfaga" efectista, esto carece de
espectáculo. Ya el mismo arranque, con el archiconocido "O Fortuna"
defrauda, ya que parece que lo está dirigiendo Harnoncourt, cortes en las
frases, calderones exagerados, etc ¿Quizás el nuevo planteamiento
historicista en la música del siglo XX?... ya tuvimos suficiente con
aguantar su Beethoven (el de Rattle, digo).
El resto de la interpretación se mueve por la rutina, en una versión muy
oscura: ¿quién puede hacer sonar "Primavera" como si fuera un otoño? Pues
Rattle: todo marrón, todo gris, todo ocre, no hay luminosidad... ¡qué
desaprovechamiento de orquesta!, nada que ver con la versión de Ozawa en
los ochenta, con la misma Filarmónica de Berlín. Los coros cumplen (Coro
de la Radio de Berlín, Coro Estatal de Niños y Coro de Niños de la
Catedral) atentos a todas las (pobres) indicaciones de la batuta. En la
parte de "Sobre el prado" planea el Rattle sutil, casi inaudible (la
grabación, para los años que corren, tampoco es que sea una maravilla) que
no consigue motivar en ningún movimiento; nunca he escuchado tan desganado
el "Tendero, dame colorete" ni tan poco vivaz el "Si todo el mundo fuera
mío".
Pero no todo van a ser peros, claro, lo mejor de esta grabación es "En la
taberna". Esta selección de piezas tienen aquí una muy buena traducción
desde el inicial "Ardiendo en mi interior" hasta el final "Cuando estamos
en la taberna". Rattle es el único que consigue hacer sonar a la orquesta
y coros como si fueran "borrachos", pero en el buen sentido de la palabra,
alargando las notas e hinchando las sílabas el coro, nasalizando en
ciertos pasajes, rajando los metales en algunas de sus partes, jugando con
los ritmos y sacando cierto toque grotesco en algún pasaje, lo que hace de
esta parte la más amena del disco.
La cosa vuelve a la "otoñalidad" y al poco colorido en "La corte del
amor", algo ñoña, en el que el "¡Dulcisimo!" queda mal parado, por una
insuficiente Sally Matthews. Y es que el reparto tampoco es que sea de lo
mejor, por ejemplo, la citada soprano se muestra apurada en todas sus
intervenciones, mucho mejor aquí una Hendricks con Mata en RCA, una
Janowitz con Jochum en DG o una Auger con Muti también en EMI. El tenor
Lawrence Brownlee (que después de estas interpretaciones de los
Carmina, grabadas en vivo el día 29 y 31 de Diciembre de 2004,
vendría a Madrid para cantar el Almaviva en el segundo reparto del Barbero
de Sevilla en el Real) también se encuentra algo apurado, volviendo a
preferir a Stolze con Jochum o a van Kesteren con Muti. En cuanto al
barítono Christian Gerhaher poco se le puede criticar, su intervención "En
la taberna" es modélica, pero claro, nos hace añorar a un Dieskau.
Lástima, pues, que teniendo los medios no se consiga una versión que tenga
algo que decir. Un Rattle muy anémico, nada que ver con el Rattle de
Birmingham.
Versión pues que queda entre los compañeros de su generación bastante bien
situada, sin ser eso mucho decir, ya que compite con un joven Chailly algo
precipitado, y con un Thielemann de "piloto automatico". Para versiones a
conocer, pues las de toda la vida: Muti, Dorati, Ozawa, Jochum...
Punto aparte es la presentación del disco, tanta prisa tenían por lanzarlo
que el libreto viene sin el minutaje de los diferentes tracks, y no hay
una duración total del disco, o sea que libreto y portada, ya estaban
impresos antes de grabar el disco (algo parecido hicieron con la 5ª de
Mahler también por Rattle en su debut en Berlín, pero allí al menos ponían
una duración aproximada, aquí ni eso). Al final las prisas, nunca son
buenas.
REFERENCIAS:
ORFF: Carmina Burana
Sally Matthews (soprano), Lawrence Brownlee (tenor), Christian Gerhaher
(barítono)
Coro de la Radio de Berlín (dir: Simon Halsey)
Coro Estatal de Niños de Berlín
Coro de Niños de la Catedral de Berlín
Orquesta Filarmónica de Berlín
Director: Sir Simon Rattle
EMI 0724355788825
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