Don Quijote malmariadado

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

La venta de don Quijote. Música de Ruperto Chapí y libro de Carlos Fernández Shaw. El Retablo de Maese Pedro. Música de Manual de Falla. Basado en un episodio de Don Quijote de La Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra. Intérpretes: Enrique Baquerizo, Julio Morales, Flavio Oliver, Carmen Belloch, Luis F. Gámez, David Lorente, Marta Molina y Ángel Burgos. Dirección musical: Lorenzo Ramos. Dirección de escena: Luis Olmos. Escenografía: Manuel Zurriaga y Josep Simón. Figurines: María Luisa Engel. Coreografía: Fuensanta Morales. Orquesta de la Comunidad y Coro del Teatro de la Zarzuela. Teatro de la Zarzuela de Madrid, 11 de marzo a 10 de abril de 2005.

El retablo de Maese Pedro de don Manuel de Falla es una obra maestra, singular y exquisita como su autor. Es una obra breve que, para justificar una función, requiere una compañera de escena. Dentro de las interminables y abrumadoras conmemoraciones quijotescas de este año, el Teatro de la Zarzuela de Madrid ha propuesto un díptico, anteponiendo a Falla una zarzuelilla de Chapí, La venta de don Quijote, con libro de Carlos Fernández Shaw; es un título gracioso pero intrascendente, que se empequeñece a la sombra del retablo. Unión tan desigual generó una función algo desequilibrada, con aciertos y desaciertos. El doblete de Enrique Baquerizo, que encarna a don Quijote, fue un nexo afortunado, pero el tono cómico impuesto desde el comienzo por el libro de Carlos Fernández Shaw para la venta restó sutileza y garra al retablo. Los intérpretes se movieron todos con soltura en la puesta en escena de Luis Olmos, dentro de un decorado funcional y algo anodino. Nos constan las virtudes vocales de Flavio Oliver, que tenía encomendado el trujamán, pero una afección gripal le impidió cantar en la función que vimos. Actuó doblado desde el proscenio por la soprano Auxiliadora Toledano, lo cual dio un cierto toque de irrealidad a ese mundo de títeres. El reparto fue profesional y seguro, muy bien asistido desde el foso por la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid, bajo las órdenes de Lorenzo Ramos. Las marionetas fueron interpretadas por bailarines conforme a una coreografía diseñada por Fuensanta Morales bajo la dirección de Olmos, coreografía que se batía entre lo “Bauhaus” (con resonancias de Oskar Schlemmer) y lo burlesco. Todo fue correcto, pero la dispar calidad entre las piezas maridadas dejó la función algo desabrida.