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Dos visiones del metal Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
Compañía Nacional de Danza. Director artístico: Nacho Duato. Aluminio. Coreografía: Mats Ek. Música: John Adams. Escenografía y figurines: Peder Freiij. Diseño de iluminación: Eirc Berglund. Asistente del coreógrafo: Ana Laguna. Herrumbre. Coreografía y figurines: Nacho Duato. Música: Pedro Alcalde, Sergio Caballero y David Darling. Escenografía: Jaffar Chalabi. Diseño de Iluminación: Brad Fields. Teatro Real, Madrid, 23 al 30 de abril de 2005. La Compañía Nacional de Danza ha presentado en el Teatro Real, tras cierta polémica sobre su presencia o no en los abonos líricos, dos magníficas coreografías modernas y actuales, emparentadas desde el punto de vista del lenguaje, pero antagónicas en sus contenidos. En primer lugar vimos el estreno absoluto de Aluminio, una pieza específicamente creada por Mats Ek para esta compañía que ya ha trabajado anteriormente otras obras de este gran creador contemporáneo. El metal ligero, tenaz, dúctil y maleable, con aspecto argénteo, que da título a la pieza es también la explicación central de lo que nos muestra: un sutil juego entre lo rígido y lo humano, repleto de fino humor. Los bailarines discurren entre los sorprendentes movimientos que Ek ha ido concibiendo en su personal lenguaje, y algunos gestos cotidianos descontextualizados, pero llenos de expresividad. Con los bailarines, también danzan unas mesas, platos, cubiertos y lámparas de aluminio, inteligentemente integrados en la coreografía. John Adams es un compositor muy vinculado a la danza contemporánea, cuya música obsesiva articula y unifica la explosiva fantasía cinética de Ek. Sin discutir su rigurosa modernidad, se me antoja descubrir en este ballet referencias al cine mudo y a la estética de entreguerras. Herrumbre de Nacho Duato llega a Madrid, pocos meses después de su estreno en el Liceo de Barcelona. Es una obra dura y tenebrosa, en las antípodas de la anterior, aunque haya tenues hilos de contacto. Duato ha escogido para esta creación un tema difícil de llevar a escena y aún más difícil de bailar como es la tortura, la violencia, el terrorismo... Hay algunas alusiones identificables, pero la denuncia tiene un carácter universal. Duato muestra como, en medio de la crueldad y del sufrimiento, también hay sitio para una esperanzadora fraternidad. Es una danza de compromiso social y político, a la par que una obra de arte impactante y conmovedora. En programa dice: “con Herrumbre, Nacho Duato intenta provocar la conciencia del ciudadano, enferma de indiferencia ante el horro de la tortura”. Se incluye también el bello poema de Ángel González titulado Chatarra. La luz de Brad Fields y el sonido generan un espacio sórdido e inquietante. Pedro Alcalde y Sergio Caballero han creado ruidos realistas para describir este horror, ruidos que contrastan con el lamento del violonchelo electrónico de Dark Wood, obra compuesta por David Darling. La escenografía se resuelve con una carra metálica ideada por Jaffar Chalabi, reja y cárcel, que ocupa el espacio central y que protagoniza algunas escenas con sus propias evoluciones. Herrumbre es una obra larga y compleja, con la que Nacho Duato da nuevas muestras de su inagotable creatividad y de su radical inconformismo, explorando nuevas dimensiones de la danza a través del dolor, el ruido, la intensidad... El espacio escénico, la luz y el vestuario completan la perfecta puesta en escena de estos dos magníficos trabajos que a nadie pueden dejar indiferente, y que son dos visiones diferentes del metal. (Fotografía de Javier del Real)
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