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“Missa Choralis”: un
Liszt íntimo y desconocido
Por
Pablo Ransanz Martínez.
Estudiante de la Univ. Autónoma de Madrid.
Resulta sorprendente para un gran número de incondicionales de Franz
Liszt comprobar cómo escasean referencias discográficas y crítica
especializada sobre una obra vocal del catálogo del maestro húngaro que ha
podido desempolvarse definitivamente tras su reestreno en nuestro país.
Este acontecimiento tenía lugar el Martes 08 de Abril del 2003, en la
Parroquia de Santiago el Mayor (c/Quiñones, 14, Madrid - MADRID)
Se trata de la
"Missa Choralis"
de Franz (Ferenc) Liszt (1811-1886), fechada en 1865 y que supone
un punto de inflexión en la época del romanticismo europeo durante el
segundo tercio del siglo XIX. La partitura representa una verdadera
cúspide vocal de la época, tanto por su riqueza melódica como por su
carácter profundamente religioso y su sencillez desnuda. Asistimos a una
"metamorfosis" de las formas armónicas, a cierta restrospectiva hacia la
polifonía renacentista del siglo XVI, sin perder un ápice del más excelso
Liszt en su faceta de compositor de obras vocales.
En una temporada que vivió en Roma, Liszt redactó esta Misa durante
una vida casi monástica como invitado del Cardenal Gustav Hohenlohe
y en la que compuso dos Oratorios: "La Leyenda den Santa Isabel" y
"Christus", entre otras obras.
Esta "Missa Choralis" para Coro Mixto, solistas y órgano fue
dedicada al Papa Pío IX y su estreno tuvo lugar en Alemania -
aunque Liszt quería que se hubiese estrenado en la Capilla Sixtina
durante los actos de conmemoración del decimoctavo Centenario de la Santa
Sede -. Parece ser que los gustos más convencionales de la curia romana no
lo hicieron posible. Liszt tuvo que resignarse con la decisión
final y adoptar una postura más pragmática.
Liszt ansiaba una reforma de la música religiosa, sacra: de una
parte el canto llano, que impregna el material temático, y el enfoque de
un audazmente original y expresivo lenguaje de armonía cromática.
El pianista y compositor húngaro admiraba la Música de Giovanni
Pierluigi da Palestrina, pero en esta obra no se muestra como deudor
del maestro italiano. Liszt aporta una frescura a la música vocal mediante
esta obra religiosa sin pretender imitar, igualar o superar a los grandes
polifonistas del renacimiento. El oyente se encuentra, pues, ante una obra
poco divulgada y que revela al Liszt más íntimo en su quehacer como
compositor de obras vocales. En esta misa se exploran de manera ejemplar y
fascinante las posibilidades de un coro mixto en íntima simbiosis con el
órgano, mostrando un universo de posibilidades sonoras donde el melómano
sucumbe ante la arrolladora paleta sentimental del maestro húngaro.
Frecuentemente se utiliza una polifonía sencilla, natural y fresca
recurriendo al unísono vocal en muchos pasajes y a la homofonía, lo que
convierte esta Obra Musical en una auténtica joyita.
Esta homofonía es una particularidad formal, estilística y sonora muy a
tener en cuenta en la época de Liszt; puesto que, si bien pudiese
parecer un retroceso hacia las formas gregorianas, significa un progreso
cualitativo en la psicología musical de la época del romanticismo musical
europeo. Pensemos que el espectador-oyente confía en encontrar en una
primera audición de esta "Missa Choralis" una continuación de la
"Missa Solemnis"
de Beethoven - por citar un ejemplo -, incluso en la notación
musical. Cuál es su sorpresa al notar esas modulaciones ascendentes y
desdendentes de una melodía que es aparentemente sencilla, pero revestida
de una maestría fabulosa.
Es la expresión de una
profunda emoción, que se traduce en una amplia gama de cambios tonales a
veces bruscos, muy arrobadores, y otras veces con una gran habilidad en
las que dejan que el oyente quede extrañado y prendado de las modulaciones
que dificultan una obra ya de por sí compleja.
La estructura de los movimientos sigue lo establecido en el siglo XVIII en
su sentido de transmitir el carácter y el trasfondo de texto, mediante la
aparición y conjugación alternante entre los solistas y el Coro. No hay
largos ritornelli instrumentales ni tampoco melismas de adorno. La
música fluye "al desnudo".
Ya desde el inicio del
“Kyrie”, donde los diálogos constantes entre la cuerda de
bajos y la de sopranos y contraltos introducen al oyente en una dinámica
de asombro y de embrujo, con reguladores constantes y una perfecta
pronunciación que culmina en el espeluznante fortissimo final, no
queda otra alternativa más que rendirse a la evidencia de esta delicada
obra.
La declamación casi al
unísono del “Credo”, con una transición extraordinaria de
pp a ff súbito en el pasaje que hace referencia a la
resurrección de Cristo por parte de todas las voces, transporta al oyente
a un plano paralelo al meramente musical. El júbilo y la sección más
polifónica de la misa aparece en el “Gloria”, movimiento
impregnado de una extraordinaria vitalidad, vigor y expresividad.
El “Sanctus”
representa el momento más singular, recogido e íntimo de la pieza, donde
las voces agudas despliegan todas sus posibilidades reforzadas por el
órgano. El “Benedictus” transmite una serenidad casi mágica
en el que la voz de tenores tiene un marcado papel dominante en pasajes de
ejecución compleja, siempre con una voz transparente y límpida.
Varios pasajes
recitativos aparecen en el “Agnus Dei”, donde se conjugan
mediante un empaste exquisito las diferentes voces, brindándonos una
verdadera sensación de trascendencia a un plano divino.
Los calificativos al
admirar y comprender esta “Missa Choralis” de Franz Liszt
sobran. En este registro del año 2.003, el Coro de Profesores y
Estudiantes de la Comunidad de Madrid con Nacho Rodríguez al frente
consiguen una lectura de la partitura absolutamente sorprendente. Lástima
que esta grabación esté aún pendiente de comercializarse y que sólo pueda
disfrutarse en la versión “pirata” de la misma, realizada por el propio
Coro de Profesores y Estudiantes, a la que el acceso es limitado. Un
verdadero apasionado de la faceta de Liszt como compositor de obras
vocales debe procurar dar cabida en su fonoteca a esta verdadera joya
fonográfica. Dejemos que la voz humana fluya libremente para cautivarnos.
* Discografía
recomendada:
FRANZ LISZT: MISSA CHORALIS / VIA CRUCIS
Director de Coro: Jean Sourisse
Donna Brown, soprano
Ëliane Tantcheff, mezzo-soprano
Marie-Claude Alary, contralto
Régis Oudot, tenor
Miquel Piquelman, bajo
Marie-Claire Alain, órgano
Ensemble Vocal "Audite Nova" de París
Serie "Musique Sacrée"
Sello Discográfico "ERATO" (DDD)
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