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THOMAS QUASTHOFF CANTA BACH
Por
Ignacio Deleyto Alcalá.
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Curriculum.
De Thomas Quasthoff
nos llega un disco dedicado íntegramente a Bach con las tres cantatas para
barítono que se encuentran entre las más famosas del compositor de
Eisenach: Ich will den Kreuzstab gerne tragen BWV56, Der Friede
sei mit dir BWV158 e Ich habe genug BWV82.
Es evidente que todo barítono alemán, tarde o temprano, debe abordar Bach
y así competir con las grandes figuras de su cuerda en uno de los campos
más apreciados para un cantante de la esfera germana. Quasthoff no lleva
Bach al disco por primera vez -entre otras grabaciones participaría en la
integral de cantatas de Rilling para Hänssler- pero grabar un disco de
cantatas en solitario le hace medirse directamente con otros grandes
barítonos alemanes que hicieron lo propio en el pasado. Fischer-Dieskau
grabaría estas mismas tres cantatas bajo la dirección de Karl Richter (DG)
además de alguna versión suelta con otros directores. Hermann Prey y Hans
Hotter también dejarían grabaciones de algunas de estas cantatas y más
recientemente Olaf Bär y Matthias Göerne harían el mismo programa junto a
Schreier (EMI) y Norrington (Decca) respectivamente.
Quasthoff, que es una referencia en el mundo del lied alemán, aplica todos
sus recursos liedirísticos a estas partituras. No sólo su dicción es
ejemplar sino que su forma de acentuar, su fraseo y su amplia gama
dinámica nos hace pensar que estamos escuchando un lied de Schubert o
Schumann. A pesar de ello Quasthoff nunca carga demasiado las tintas y,
según se mire, parece quedarse un tanto en la superficie especialmente si
le comparamos con Fischer-Dieskau. Pongamos algún ejemplo: en “Mein Wandel
auf der Welt”, recitativo que precede a la famosa aria “Endlich, endlich
wird mein Joch”, Quasthoff es capaz de acariciar las palabras bajo el
oscilante tema del violonchelo pero mostrando cierto distanciamiento y sin
el “mágico” intervencionismo de Fischer-Dieskau. Sólo hay que comparar
como ambos atacan la palabra “Welle”; mientras Quasthoff hace un legato
algo soso, el berlinés nos entrega un insólito staccato, absolutamente
genial.
Por su parte en “Ich
bin bei dir” ambos aplican el mismo enfoque, es decir, ambos parecen
entender la frase de la misma manera pero una vez más, Fischer-Dieskau es
más intervencionista con el texto añadiendo un punto de mayor expresividad
a la frase. No es que Quasthoff no dé la talla, vaya si la da, pero
Fischer-Dieskau está en otra dimensión.
Cuando llegamos al
aria “Ich habe genug” Quasthoff transmite la aceptación ante la muerte con
un tono entre melancólico y resignado. Uno de sus momentos más inspirados
lo encontramos en “Schlummert ein, ihr matten Augen”, parte central de la
cantata y una de las más bellas arias de Bach. Aquí Quasthoff muestra
control vocal y equilibrio expresivo además de transmitir placidez,
delicadeza y serenidad. Pero una vez más nos quedaremos con la versión de
Fischer-Dieskau. El berlinés, que cumple este mes 80 años, nos entrega una
lectura auténticamente sublime: comunión con el texto, dominio expresivo
del instrumento, derroche de claroscuros e infinidad de matices. En el
da capo la concentración es máxima, el abandono absoluto, la llegada
de la muerte inevitable y hasta deseada.
Quasthoff está acompañado por los Berliner Barock Solisten conjunto creado
a la sombra de la Filarmónica de Berlín y entre los que se encuentran
nombres ilustres como Wolfram Christ, el viola de la época Karajan, o
Rainer Kussmaul, primer violín en los años noventa (ambos actualmente
fuera de la OFB). Además encontramos a varios miembros actuales de la
orquesta, y lo que es más llamativo, a Raphael Alpermann y Bernhard Forck
fundador el primero y violín el segundo de la Akademie für Alte Musik
Berlin, conjunto historicista de renombre internacional. Estamos, por
tanto, ante un ejemplo de lo que se ha venido a llamar la tercera vía: un
conjunto que aunque toca con instrumentos modernos (dicho sea de paso la
cuerda usa arcos barrocos), adopta criterios historicistas en cuanto a
articulación, distribución instrumental, manejo del vibrato y
transparencia sonora. El resultado es muy bueno y con instrumentistas de
esta categoría no seremos nosotros quienes pongamos reparos. Además, es
fácil convencerse. Escúchese a Albrecht Meyer, actual filarmónico, cuyo
oboe obligado en “Endlich, endlich wird mein Joch” es de lo mejor que se
haya podido escuchar nunca en esta cantata. Igual de persuasivo y
gratificante resulta el violín de Rainer Kussmaul en “Welt, ade, ich bin
dein müde”, única aria de la BWV 158.
En resumen, sin llegar a superar a otros barítonos que le han precedido,
Quasthoff -artista al que hemos elogiado en numerosas ocasiones- convence
lo suficiente en Bach para que nadie se sienta defraudado. Recomendación,
por tanto, para este disco de ejemplar toma sonora y sólo suficiente
documentación, pues, el artículo firmado por Jürgen Otten se centra en dar
coba al artista.
REFERENCIAS:
J.S. BACH: Kantaten BWV 56, 158 &
82. Berliner Barock Solisten. RIAS-Kammerchor. Th. Quasthoff,
bajo-barítono. R. Kussmaul, violín y dirección. DG 477 5326.
Página web:
www.deutschegrammophon.com
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