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MAAZEL VUELVE AL CONCIERTO DE AÑO
NUEVO
Por
Angel Riego
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En 1980, Lorin
Maazel dirigió por primera vez el tradicional Concierto de Año Nuevo en
Viena, sustituyendo a Willi Boskovsky, quien se había retirado después de
dirigirlo ininterrumpidamente durante 25 ediciones (1955 a 1979, ambas
inclusive). Han pasado otros 25 años, y volvemos a encontrar a Maazel en
el concierto del Primero de Enero; pero, a diferencia de Boskovsky, su
"reinado" sólo duraría 7 años, pues en 1987 se inició con Karajan una
nueva etapa en la que cada edición del Concierto tenía un director
diferente. Desde aquel entonces, en los 18 años transcurridos, Maazel sólo
a vuelto al podio del Concierto de Año Nuevo en cuatro ocasiones (1994,
1996, 1999 y este 2005).
Esta "rotación" de directores ha permitido que estuvieran a frente del
Concierto de Año Nuevo grandes maestros como Kleiber o el mismo Karajan,
pero en general parece que se habría mantenido un nivel medio mayor de
haber seguido Maazel como fijo. Eso sí, para vender todos los años el
disco del concierto (una práctica que comenzó precisamente en 1987, antes
sólo se habían lanzado algunos aislados), nada mejor que ofrecer cada año
un producto con envoltorio distinto, cambiando la cara del director que
sale en portada.
Una muestra de lo dicho la tenemos comparando algunas de las
interpretaciones de Maazel en este disco, con otras de los habituales en
las últimas ediciones de los Conciertos de Año Nuevo; por ejemplo,
Riccardo Muti, quien en 1997 hacía una desmayada Fata Morgana, en
contraste con la vida que obtiene de ella aquí Maazel; también Muti aquel
año hacía una Bajadere más suavizada y con menos vida que la de
Maazel, a quien quizá en esta obra se le podría acusar de algo
"charanguero". Por su parte, también quedaría por debajo de Maazel un
Zubin Mehta, más "mecánico" en los Cuadros del Mar del Norte que
hizo en 1998, comparados con los de esta edición; o que también hizo en
1995 una polca Electrisch (obra, por cierto, incluida ahora por
aquello del Año de la Física) sin la vitalidad de esta de Maazel. En
cuanto a Harnoncourt, su Polca campesina del concierto del 2003
parece demasiado sofisticada, Maazel es más brioso, nuevamente con más
vida (y contribuyendo con su propia voz a los "la la la" de la orquesta).
No queremos decir con esto que Maazel en la música de los Strauss sea "la
referencia". Antes nos seguiríamos quedando con un Boskovsky (la mayoría
de cuyas grabaciones son, no se olvide, en estudio) para Las
Emancipadas, A la caza o la famosa Polca pizzicato;
al lado de Boskovsky, Maazel parece incluso demasiado solemne. O también
para el Tren del Placer, que sólo ha sonado realmente a tren con
Boskovsky (ni Karajan ni Kleiber lo consiguieron), o para la obertura de
La Bella Galatea de Suppé (aún más elegante con Boskovsky).
En fin, entre los valses "grandes" hay logros memorables, aunque la
competencia es también mucho mayor. Las Mil y una Noches,
nuevamente muy vitalista, no desmerece de las mejores versiones, como la
exquisita de Kleiber en 1992; Cuentos de los Bosques de Viena y
El Danubio Azul suenan mucho menos enérgicas y más ensoñadoras
que anteriores incursiones del propio Maazel (1999 en ambas, y 1996 en la
segunda), quien en el Danubio se permite unos rubatos que tienen
un inequívoco sabor a nostalgia.
¿Quizás sea esta la última vez que veamos a Maazel el Uno de Enero? La
primera vez que dirigió este concierto (y que para quien esto escribe fue
también la primera vez que lo contempló por TV) iba a cumplir los 50 años.
Cuando dirigió esta última edición, estaba en camino de cumplir los 75. En
ninguna parte se ha anunciado que este sea su último Concierto de Año
Nuevo, pero dada su edad y el lapso que puede transcurrir hasta que repita
de nuevo (desde la última vez fueron 6 años), entra dentro de lo posible
que esta haya sido su despedida del evento.
Por todo ello, bien merece nuestra recomendación este concierto, pese al
inconveniente de haber suprimido la tradicional Marcha Radetzky
del final, con palmadas incluidas, como señal de duelo por las víctimas
del tsunami que asoló el Sudeste Asiático a finales del 2004 (¿por qué
quitar esta pieza y no cualquier otra?). Quede también para el anecdotario
el que se recoja en estos CD's el discurso del presidente de la
Filarmónica de Viena, Clemens Hellsberg, cuando entrega un cheque con
destino a los afectados por el tsunami, así como la felicitación de Año
Nuevo que dirige Maazel en multitud de idiomas, incluyendo el español. A
despecho de lo que puedan hacer otros directores (como Mariss Jansons,
quien dirigirá la edición del 2006), es posible que este Concierto de Año
Nuevo del 2005 siga siendo recordado durante bastante tiempo como "el más
logrado del siglo XXI".
REFERENCIAS:
"CONCIERTO DE AÑO NUEVO 2005"
Orquesta Filarmónica de Viena
Director: Lorin Maazel
DG 00289 477 5366 (2 CD's)
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