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THOMAE LVDOVICI DE VICTORIA ABVLENSIS OFFICIVM HEBDOMADAE SANCTAE Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
Los Responsorios
de Tinieblas se cantaban durante los maitines del Jueves Santo (Feria
V in Coena Domini), Viernes Santo (Feria VI in Parasceve) y Sábado Santo
(Sabbato Sancto), a razón de seis responsorios al día, cuando aún reinaba
la oscuridad y sólo las velas, que se iban apagando una a una mientras
avanzaba el oficio, iluminaban el interior de la nave. En la actualidad
los responsorios han cobrado vida propia y se han independizado del
Oficio tanto en interpretaciones en vivo como en disco. De hecho, es
una de las obras de polifonía del siglo XVI más grabadas de la historia.
Abrió el camino la pionera grabación del Coro de la Catedral de
Westminster bajo la dirección de su por entonces titular, George Malcom,
realizada en abril de 1959 (Argo) y que presenta la plantilla habitual en
los coros de catedral ingleses: voces infantiles y adultas [2]. A pesar de
haber envejecido lo suyo y de sus varios defectos muestra un fervor
religioso y una expresividad que a veces no encontramos en versiones
posteriores. Heredera de ésta y hoy por hoy una de las mejores versiones
del mercado -equilibrada, intensa y espiritual- es la realizada treinta
años después por el mismo coro bajo la dirección de David Hill (Hyperion)
donde se hace patente el perfecto equilibrio entre belleza expresiva y
hondura espiritual (escúchese, por ejemplo, el emocionante “Caligaverunt
oculi mei” en el que las plateadas voces infantiles no parecen ser de este
mundo). Otras versiones a destacar son las de Pro Cantione Antiqua (DHM),
Tallis Scholars (Gimell) y The Sixteen (Virgin Classics), la primera para
coro de voces adultas masculinas y las últimas dos para coro mixto adulto
(voces masculinas y femeninas). La Colombina presenta para la ocasión una formación mixta de ocho voces, dos por cuerda, que cantan a cappella sin acompañamiento instrumental [4]. Compenetración absoluta, estilizada línea de canto, afinación y empaste son algunas de sus características. Se realza la importancia de texto por medio de una dicción perfectamente inteligible. Y el contraste interpretativo entre las obras es patente como lo demuestra el enfoque más dramático, de mayores claroscuros, en los Responsorios frente a una mayor contención y sosiego observado en las Lamentaciones. A la hora de comparar las Lamentaciones con las de Musica Ficta (Cantus) -ambas versiones coinciden en el número y tipo de voces- encontramos que la Colombina adopta un enfoque de mayor espiritualidad frente al más humano del conjunto de Raúl Mallavibarrena. Deslumbrante es también en esta obra la lectura de Harry Christophers y su conjunto The Sixteen (Collins/Coro). La inclusión del canto llano no sólo contextualiza la magna obra sino que le confiere una impronta espiritual que no tienen otras versiones. Además, desde el punto de vista meramente musical aporta variedad y contraste con las partes polifónicas. Un buen ejemplo sería el famoso, Popule meus. Sin necesidad de recurrir a supuestas reconstrucciones litúrgicas dicha contextualización facilita un entorno creíble y apropiado que nos devuelve la obra de Victoria a su verdadero origen y función. Hay momentos en los que el coro parece estar imbuido de una serenidad especial como ocurre en el Miserere mei Deus, una obra de singular belleza en la que el fluido canto llano de Schola Antiqua se conjuga a la perfección con las casi susurradas partes polifónicas interpretadas con humildad y recogimiento. De igual modo, es decir, alternando canto llano y polifonía, se ofrece el ya mencionado Popule meus, otro de los fragmentos más conocidos del ciclo, que recibe aquí una lectura de enorme concentración con un final que destila contención y quietud. Una de las glorias de esta grabación es la redondez y seguridad d el registro bajo -de lo mejor que se haya escuchado nunca en polifonía española- y ello se debe en buena parte al refuerzo de Daniele Carnovich, una voz de lujo como lo es también la del contratenor Josep Hernández que con su habitual magia brilla entre las demás. Por contra, en algunos pasajes solistas hay cierta rigidez en las voces agudas. En suma, estamos
ante una de las grabaciones de polifonía española más importantes de los
últimos años no sólo por el reto que supone haber registrado tamaña obra,
algo ya de por sí sobresaliente, sino por los resultados obtenidos. La
presentación con varios artículos de interés [5] y una grabación de gran
transparencia y equilibrio ponen la guinda a este trabajo íntegramente
español que se convierte desde ahora en referencia indiscutible en el
corpus discográfico de la música de Tomás Luis de Victoria. [4] Muchos conjuntos hacen uso de acompañamiento instrumental en la polifonía renacentista española aunque no se sabe a ciencia cierta si sonaban o no instrumentos durante la interpretación de las partes polifónicas. Generalmente en las grabaciones actuales encontramos órgano o bajón aunque algunos directores proponen plantillas mucho mayores. A nuestro parecer esta música no necesita acompañamiento instrumental alguno. [5] Desgraciadamente
el libreto sólo trae los textos cantados en latín. Se puede encontrar una
traducción de la mayoría de textos dentro de la
web del Coro
Polifónico de la Universidad Politécnica de Valencia.
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