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MOZART VERSUS SALIERI Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).
Como viene siendo habitual desde hace ya varios lustros, la Universitat de Barcelona se erigió nuevamente como escenario veraniego de una nueva producción operística de pequeño formato. La producción a cargo de la Escola Superior de Cant del Conservatori del Liceu, con Carmen Bustamante a la cabeza y dramaturgia de Isabel Franco, presentó para esta edición una recreación de la velada musical que el 7 de febrero de 1786 tuvo lugar en el palacio de Schönbrum, organizada por el emperador José II para deleitar a un selecto grupo de invitados con una doble función donde el género operístico alemán ( el singspiel) había de rivalizar con su homologo de corte italiana. Para ello se encargó a Mozart la composición de una ópera alemana y a Salieri una de italiana. Ambos escribieron dos breves obras sobre un mismo tema: las cómicas rivalidades que se daban entre cantantes, empresarios, compositores y libretistas por aquel entonces, y el estreno tuvo lugar en el Orangeire del palacio (una especie de invernáculo de aquellos tiempos) acompañada de una suntuosa cena para los distinguidos y privilegiados invitados por el emperador. En la presente producción, más allá de la recuperación de estas curiosas obras, se ha jugado con la recreación, bastante libre, de lo que pudiera ser aquella velada, alternándose momentos de una y otra obra y haciendo explícita alusión a la cena celebrada para la ocasión. La propuesta resultó atractiva y bien ambientada, con una buena dirección escénica y un reparto de jóvenes intérpretes muy equilibrado y con buenas dotes como actores. Destacó especialmente la soprano Xerach Alonso por sus capacidades en el registro agudo así como también Paula Nogueira y Cecilia Aymí por la nobleza de su línea de canto. Muy notables también Patricia Rojas en su papel buffo y el brillante tenor Marc Sala como monsier Vogelsang, sumándose a su buen hacer el Poeta y el Maestro de Eduard Moreno y Joan Sebastià Colomer, respectivamente. La Orquestra de Cambra del Conservatori del Liceu, a pesar de algún pasaje dubitativo, acabó firmando una correcta y simpática representación, con momentos musicales deliciosos como el de la obertura mozartiana.
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