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GRAN ARAGALL EN SANT FRUITÓS DE BAGES Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).
Como en la pasada edición, con la presencia de Josep Bros, la undécima edición del Festival de música clásica de Sant Fruitós de Bages inauguró su programación con un recital lírico, este año con la privilegiada voz del gran tenor catalán Jaume Aragall. A pesar de lo irregular de su carrera, Jaume Aragall ha sido una figura indiscutible de los grandes escenarios, poseedor de una de las voces de tenor más bellas de su generación. Su timbre, brillante y esmaltado, y su facilidad de emisión lo han consagrado como uno de los tenores más preciados y adorados por el público operístico internacional. Actualmente, ya en la madurez de su carrera (recientemente el consistorio de Barcelona le rindió un sentido homenaje en el barrio de la Ribera), sigue realizando recitales dónde aún puede gozarse de su extraordinario instrumento, con un repertorio que combina arias y fragmentos de ópera y zarzuela con piezas y canciones de corte mediterráneo. Para esta ocasión, el tenor catalán presentó un programa integrado por música italiana de maestros como Luigi Denza, F. Paolo Tosti y G. Donizetti, junto a canciones de maestros catalanes como Eduard Toldrà y Enric Morera, y fragmentos del género chico de Sorozábal y Reveriano Soutullo y Juan Vert, a los que cabe añadir la bellísima aria “Kuda, kuda” de Tchaikovsky. Con un cielo amenazante de lluvia, a pesar de algunas molestias en la garganta que le obligaron a entrar i salir del escenario constantemente, entre pieza y pieza, Aragall desplegó todo el encanto y poderío de su voz, después de un arranque un tanto vacilante, a partir de la tercera pieza del recital, la deliciosa “Ai Marguerida” de Morera, concluyendo la primera parte con una vibrante y lucida “Bella enamorada” de El último romántico de Soutullo y Vert. En la segunda parte el tenor ofreció lo mejor de sí mismo, desplegando todo el brillo de su instrumento y haciendo gala de una exuberante riqueza de color y carácter dramáticos, con piezas como “me voglio fa’na casa” de Donizetti, la “Romanza de Leandro” de La Taberna del Puerto de Sorozábal o una conmovedora “Kuda, kuda” de Eugen Onegin. El turno de bises fue coronado con dos bellas canciones de Puccini, basadas en momentos melódicos de algunas de sus óperas. El público, que asistió en masa a la cita, aplaudió sentidamente al tenor y el acto se cerró, como vine siendo habitual en cada edición del festival, con una copa de cava para los asistentes y con un cielo que acabó retirando su amenaza ante el poderío canoro de Jaume Aragall.
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