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GEMINI, NUEVA SERIE DE EMI (1)
Por
Angel Riego
Cue y
Rubén Flórez
Bande
El sello EMI ha
lanzado ya hace tiempo una nueva serie de CD's dobles de precio muy
económico llamada "Gemini", un nombre que además de dar la idea de
"pareja", contiene en su nombre el del propio sello, destacado en
caracteres especiales. En esta serie, EMI reeditará en parte las
grabaciones que ya estuvieron antes en otra serie de dobles de formato
similar (los "Double Forte") que parece que ya no tendrá continuidad, y en
parte se tratará de grabaciones nunca editadas en CD hasta la fecha.
En lo que sigue, haremos un repaso a algunos de los títulos más
interesantes de esta serie, comenzando por su primer lanzamiento, y en
sucesivos artículos nos ocuparemos de las siguientes entregas.
El primer doble CD comentado bien puede ser lo mejor de todo el primer
lanzamiento: el director italiano Carlo Maria Giulini interpreta tres
Sinfonías de Beethoven, las Nº 6 "Pastoral", Nº 8 y
Nº 9 "Coral". Ya iba siendo hora de que llegara una edición "oficial"
en CD, de esta referencial "Pastoral", ya que antes sólo había
aparecido en la "filial" de la EMI, "Royal Classics" con un reprocesado
inferior al que tiene en esta edición.
Sólo por esta Sinfonía "Pastoral", a cargo de la New
Philharmonia, habría que comprarse este volumen. Mucho se ha escrito, y se
ha dicho, sobre esta versión en concreto, pero las palabras son las que
sobran, de nada sirve hacer una lista de elogios y calificativos positivos
de esta versión donde Giulini se alza con el título indiscutible de mejor
traductor de esta página. Ya se sabe: profundo lirismo, romanticismo
contenido, donde todo es calma y tranquilidad, ni rastro de "urbanismo",
con un correcto seguimiento del programa, pura poesía... y no sigo. Esto
hay que escucharlo, no somos amigos de recomendar algo sin comparar con
otras versiones, pero Giulini queda por encima, y mucho, de un Furtwängler
(EMI), Walter (CBS-SONY), Klemperer (EMI), Cluytens (EMI-Disky),
Sanderling (EMI-Disky), etc. Esta es una interpretación que ocupa un
puesto clave en toda discoteca.
La Novena Sinfonía, esta vez con la Orquesta y Coro de la
Sinfónica de Londres, no llega a las alturas de la "Pastoral",
pero no por ello es desdeñable, ni mucho menos. La competencia, claro está
es dura: Furtwängler (1942-Tahra, 1951-EMI, 1954-Tahra), Böhm (digital
Deutsche Grammophon), Klemperer (EMI), Fricsay (Deutsche Grammophon),
Solti (analógica Decca), etc. Esta, la de Giulini, es una versión quizás
demasiado idílica, con falta de garra, quizás para algunos pueda parecer
algo "light" por no cargar las tintas, pero tiene una construcción muy
conseguida, cuántos hoy en día podrían realizar algo así... Sin duda, muy
pocos: no hay más que escuchar cómo va edificando el primer movimiento,
sin caérsele, como si se tratara de un edificio griego, y también el
exquisitamente cantado Adagio. Los solistas (Sheila Armstrong, Anna
Reynolds, Robert Tear y John Shirley-Quirk) no pasan de lo discreto.
La Octava Sinfonía, también tocada por la Sinfónica de Londres,
es lo menos bueno de este álbum. Versión esta demasiado seria, sin un
ápice de chispa, eso sí, bien construida, como las dos anteriores, pero no
en su estilo. Muy elegante y noble, en el sentido clásico, pero le falta
eso, gracia y simpatía, que es lo que yo veo en esta obra, resultados que
muy bien conseguía Hans Knappertsbusch, con ese sentido del humor
particular. En resumen: un álbum que, tan sólo por la "Pastoral"
y a este precio, es de obligado conocimiento.
El
siguiente doble CD comentado contiene las Canciones populares alemanas
de Brahms, una colección que el autor quiso publicar como si fueran de
origen popular, aunque la autoría terminó descubriéndose; en todo caso son
piezas sencillas, que imitan el estilo de la música tradicional, y cuya
audición es una delicia; podemos citar como botón de muestra la que quizá
sea la más conocida de la serie, la nº 14, "Feinsliebchen, du sollst
nicht barfuss gehn" (Querida, no debes andar descalza).
Para grabar estas canciones en 1965, EMI contó con el lujo de los dos más
famosos intérpretes de lied de la segunda mitad del siglo XX, Elisabeth
Schwarzkopf y Dietrich Fischer-Dieskau, y con la inestimable participación
del gran maestro de los pianistas acompañantes, Gerald Moore; un "trío de
ases" que sólo se reuniría otras dos veces en disco (para los
Cancioneros Italiano y Español de Hugo Wolf, dejando aparte
el concierto de despedida del propio Moore). Por ello se comprenderá que
la fama de esta grabación sea poco menos que legendaria, y escuchándola se
comprende perfectamente, pues aquí encontramos todo ese arte de la dicción
del texto, encontrándole miles de matices... que en gran parte se ha
perdido.
Es posible que el resultado, hoy día, pueda sonar algo "histriónico" a
oídos modernos, o que pudiera incluso preferirse la versión grabada para
la "Edición Brahms" de la DG por Edith Mathis y Peter Schreier (versión
que, en todo caso, no nos parece inferior a esta). Pero los mitos son los
mitos, y aunque sólo por estar ante una página memorable de la historia
del canto, estos discos son imprescindibles.
Hay que advertir, por último, que esta grabación no es completa: como es
sabido, no se grabaron las 7 últimas canciones (que incluyen coro), sólo
las 42 que emplean uno o dos cantantes; pero, aparte de eso, también en
algunas canciones (como las nºs 24, 32 y 39) no se cantan todas las
estrofas, lo que puede suponer un aliciente más en favor de la de Mathis y
Schreier, que está completa. Los textos cantados que venían en el libreto
de la primera edición en CD de esta grabación (cuando salió a precio
alto), ahora se han suprimido, como es habitual en ls series baratas.
El
contenido del siguiente título estaba prácticamente inédito en CD: se
trata de las grabaciones de música sacra de Bruckner que dirigiera entre
los años 1969 y 1974 un joven Daniel Barenboim, y que durante mucho tiempo
fueron la única alternativa que había a las versiones del gran "apóstol"
de esta música, Eugen Jochum. Las versiones de Jochum (reeditadas en la
serie "The Originals" de DG) aportan una visión de mayor fervor religioso,
sonando a veces casi a "fanatismo", y serían la referencia a no ser por su
toma de sonido, algo pobre. Por ello pueden tener su interés estas de
Barenboim que ahora se reeditan, con mucho mejor sonido, y dirigidas con
un estilo más "neutro", una aséptica corrección "típicamente británica"
que alcanza su punto más alto en la Misa nº 3, y sus peores
momentos en algunos movimientos del Te Deum (como un "Eterna Fac"
rapidísimo, casi trivial, que apenas mejora en su siguiente grabación en
Chicago). Solistas y coros (el John Alldis y el Philharmonia, con Pitz
nada menos) de auténtico lujo.
El álbum se complementa con 5 motetes para coro "a capella" dirigidos por
Pitz, mucho más rápidos y de tempo más vivo, a veces hasta lo exaltado,
que los que grabó Jochum (el cual suena a puro misticismo renacentista,
nos parece estar escuchando a Palestrina; cada motete le dura entre 1
minuto y minuto y medio más que a Pitz). En conjunto, este álbum incluye
menos obras que el de Jochum (se han dejado fuera, entre otras, la
Misa nº 1 lo que es una lástima, porque en ningún caso se trata de
una obra "menor") pero puede servir como una buena introducción al mundo
de la música sacra de Bruckner, uno de los autores más importantes en este
género de todo el siglo XIX.
Interesante,
sin duda, por curioso el álbum dedicado a la obra pianística del
compositor francés Jules Massenet , conocidísimo por sus óperas como
Werther y Manon. Pues bien, aquí se nos muestra también como
interesante compositor de piano (de hecho fue pianista en su juventud). No
es el piano de Massenet muy original, pero sí pesa sobre él una gran carga
melódica y técnica, quizás en ocasiones demasiado "ortodoxa". Es un estilo
el suyo que mezcla Chopin, con Schumann, con los rusos, con la "melodie"
francesa, etc.
La obra más extensa que aquí se incluye es el Concierto para piano
en mi bemol mayor, a cargo del pianista de toda esta recopilación, el
siempre investigador e interesante Aldo Ciccolini, quien nos sirve una
interpretación coherente, con un primer movimiento puramente romántico,
donde el piano, como gran señor, exprime al máximo sus recursos técnicos,
melódicos y constructivos, aunque la construcción temática del movimiento
no sea de lo mejor, ya que algunas frases quedan sueltas e inconexas. El
segundo movimiento es un Largo mucho más melódico que expresivo, y el
último, un Allegro ("Aires eslavos", se titula) es un homenaje a los
ritmos del Este, donde recuerda quizás a Tchaikovsky; algo curioso, ya que
no parece escrito por un compositor francés. Ciccolini exprime aquí todo
el virtuosismo que contiene esta página. Le acompañan en esta
interpretación la algo rudimentaria Orquesta Nacional de la Ópera de
Monte-Carlo bajo la dirección del tampoco inspirado Sylvain Cambreling.
El resto de los dos discos, lo forman piezas únicamente
para piano solo, como obras de estudio tipo toccata, improvisaciones y
otras más de "deleite" como pequeñas marchas, nanas, valses, etc., donde
Massenet se nos muestra como el gran dominador de la melodía, que después
llevaría a sus óperas, más desarrolladas. Discos, en fin, recomendables
para los amantes del piano, o para los amantes de las "rarezas".
El
álbum dedicado a Elgar incluye las dos Sinfonías terminadas por
el compositor inglés (las de toda la vida, vamos) junto con la
Obertura Cockaigne Op. 40 y los poco frecuentes Sospiri Op.
70 para cuerdas y órgano. Las interpretaciones están a cargo de la
orquesta que mejor conoce estas obras, la Sinfónica de Londres, dirigida
por Jeffrey Tate.
Las dos Sinfonías están servidas con gran profusión melódica,
escúchese por ejemplo el famoso arranque de la Primera Sinfonía
Op. 55, que nos recuerda al manido (pero adecuado) ejemplo de la campiña
inglesa. También hay una gran recreación dinámica en las secciones lentas
de los movimientos, algo pausados, pero sin decaer. La tímbrica de la
orquesta es de fábula, quizás sea lo mejor, parece que tocan esta música
con los ojos cerrados. Todo esto está muy bien, pero ¿y qué más?
Pues poco más la verdad, uno cuando escucha estas interpretaciones le da
la sensación de que está viendo un hermoso regalo, pero que cuando lo
abre... no contiene nada dentro. Todo muy bien presentando, pero sin el
pesimismo de la Segunda Sinfonía Op. 63, ese sentido nostálgico
que en ocasiones se da en las dos Sinfonías, esa "sorna" inglesa
en especial en el scherzo de la Primera Sinfonía, algún abuso de
mal gusto de decibelios donde la pompa queda reducida a grandes
explosiones, etc. En la distancia, estas interpretaciones, recuerdan a los
efectismos "made in Karajan". Versiones, en resumidas cuentas, que nada
tienen que ver con el gran traductor de estas páginas que fue Barbirolli,
ni tampoco con las algo menos conseguidas recreaciones de Solti. Sinfonías
estas que nada aportan, pero que quizás puedan venir bien para conocer las
obras, teniendo en cuenta el precio bajo que tienen. Aunque, si es
cuestión de precio bajo, todavía recurriríamos antes a la grabación de
Andrew Davis para Warner, que está en su colección "Ultima".
Para
terminar, un programa de marchas militares compuestas por el "rey" del
género, el norteamericano John Philip Sousa, autor de piezas celebérrimas
como Barras y Estrellas (The Stars and Stripes forever) o The
Washington Post, interpretado por la banda de los Royal Marines de Su
Majestad Británica. De su director, G. A. C. Hoskins, se nos dice que es
teniente coronel, MVO (Miembro de la Orden Victoria), ARAM (Asociado de la
Real Academia de la Música) y RM (Royal Marine). En estos casos, para
tocar marchas militares siempre hemos preferido músicos profesionales
"civiles" antes que uniformados, y este doble CD vuelve a corroborar lo
dicho: versiones de una cuadriculada corrección, muy británica y muy
"militar". Muy lejos de los matices que extraía de esta música
(aparentemente tan poco sutil) el gran Morton Gould con su "Banda
Sinfónica", en un memorable disco de RCA titulado "Brass and
Percussion". Eso sí, en cuanto a recopilación, difícilmente se
hallará una más completa que esta; frente a las 14 marchas de Sousa que se
incluían (junto a otros autores) en el disco de Gould, aquí tenemos 43
piezas, lo que supone casi un tercio de la producción de Sousa en el
género.
REFERENCIAS:
BEETHOVEN: Sinfonías Nº 6, Op. 68 "Pastoral" , Nº 8,
Op. 93 y Nº 9, Op. 125 "Coral".
New Philharmonia Orchestra (6ª)
Orquesta Sinfónica de Londres (8ª, 9ª).
Director: Carlo Maria Giulini.
EMI Gemini 7243 5 85490 2 (2 CD's)
BRAHMS: Canciones populares alemanas (nºs 1-42)
Elisabeth Schwarzkopf, soprano
Dietrich Fischer-Dieskau, barítono
Gerald Moore, piano
EMI Gemini 7243 5 85502 2 1 (2 CD's)
BRUCKNER: Misas 2 y 3 ; Te Deum ; 5 Motetes
Anne Pashley y Heather Harper, sopranos ; Birgit Finnilä y Anna Reynolds,
contraltos ; Robert Tear, tenor; Don Garrard y Marius Rinztler, bajos
Coros John Alldis (dir. John Alldis) y Philharmonia (dir. Wilhelm Pitz)
Orquestas de Cámara Inglesa y New Philharmonia
Director: Daniel Barenboim
EMI Gemini 7243 5 85508 2 5 (2 CD's)
MASSENET: Concierto para piano y orquesta. Diversas obras para
piano.
Aldo Ciccolini, piano
Orquesta Nacional de la Ópera de Monte-Carlo. Dir: Sylvain Cambreling.
EMI Gemini 7243 5 85517 2 (2 CD's)
ELGAR: Sinfonía Nº 1, Op. 55. Sinfonía Nº 2, Op. 63.
Cockaigne, Op. 40. Sospiri Op. 70. Orquesta Sinfónica de
Londres. Dir: Jeffrey Tate.
EMI Gemini 7243 5 85512 2 (2 CD's)
SOUSA: Marchas
Banda de los HM Royal Marines.
Director: Tte. Coronel G.A.C. Hoskins
EMI Gemini 7243 5 85535 2 9 (2 CD's)
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