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Velada familiar con Martha Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
Recital de Martha Argerich (piano), Geza Hosszu-Legocky (violín), Lida Chen-Argerich (viola), Marek Denemark (clarinete), Karin Merle (piano), Mauricio Vallina (piano). Obras de Schumann, Falla, Liszt, Mozart y Cesar Frank. Ciclo de Grandes Intérpretes. Auditorio Nacional de Música, Madrid, 1 de julio de 2005. El retorno de Martha Argerich a los escenarios madrileños se esperaba con interés tras varios lustros y un pequeño aplazamiento. Y por fin llegó ella, acompañada de familiares y amigos, para ofrecer una singular velada musical. Fue un concierto de música de cámara, con distintas intervenciones, que rompió por una vez la hegemonía de los pianistas que suelen ocupar en exclusiva este ciclo estupendo, que sin embargo tuvo desde su origen unos horizontes más amplios y por eso se bautizó como “Ciclo de Grandes Intérpretes”. El nombre de la pianista argentina ha sido el principal gancho de atracción para la audiencia. Y ella ha compartido generosamente su fama con los amigos y familiares que actuaron en este recital. Fue un concierto doméstico sin bollería ni té, pero con un talante y gusto por la música verdaderamente valioso. Sobresalió la actuación de la Argerich en compañía de Karin Merle con la magnífica Sonata en do mayor a cuatro manos K 521 de Wolfgang Amadeus Mozart. También estuvo excelente en la Sonata para violín y piano en la mayor de César Frank, que tocó acompañando al joven violinista Geza Hosszu-Legocky como colofón de un concierto que duró ¡casí tres horas! Hosszu-Legocky interpretó asimismo la primera sonata para violín y piano de Schumann al principio. El pianista cubano Mauricio Vallina arrancó calurosos aplausos con su brillante ejecución de Venecia e Napoli (de los Años de peregrinación) de Franz Liszt. Lida Chen-Argerich hizo unas estimables versiones a la viola de las Siete canciones populares españolas de Manuel de Falla y, junto a Marek Denemark y a su madre, tocó las Fábulas para clarinete, viola y piano op. 132 de Schumann. El clarinetista Denemark se lució luego con las Piezas de fantasía para clarinete y piano op. 73 del mismo autor romántico. Lo más destacable de esta velada fue la naturalidad con la que los intérpretes abordaran distintas piezas ofreciendo versiones de primera calidad. Como en casa.
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