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Educación musical para recibir al veranoPor Cristina Isabel Gallego García. Lee su curriculum.
¡El mar, el mar! Dentro de mí lo siento. Ya sólo de pensar en él, tan mío, tiene un sabor de sal mi pensamiento. He querido empezar mi artículo con este fragmento de José Gorostiza, ya que por vivir en Málaga, el mar también es fuente de inspiración para la educación musical de nuestro alumnado. Partiendo de los conocimientos que tienen los discentes sobre el mar (nuestro centro se encuentra cerca de la playa) y a través de la educación musical hemos: experimentado los cambios ocurridos con la llegada del verano, contribuido al mantenimiento, respeto y limpieza de nuestra playa, utilizado nuestras posibilidades motrices y posturales coordinadamente adecuándolas a las diversas situaciones, identificado y diferenciado la vestimenta y los objetos relacionados con esta estación, utilizado diversas técnicas y recursos musicales, plásticos y corporales para potenciar la creatividad... Dentro del último centro de interés de este curso escolar, “el verano”, y concretamente “la playa”, hemos realizado un gran número de actividades musicales que también desarrollan la educación sensorial. Con ellas hemos descubierto, conocido y comprendido aquello que configura nuestra realidad más cercana, sobre todo la que está al alcance de nuestra percepción y experiencia. Los temas transversales están presentes en este centro de interés: la educación ambiental (interés por conocer y respetar el entorno que nos rodea, los beneficios que nos aporta el mar, la necesidad de mantenerlo limpio y cuidado), la educación para la salud (conversando sobre los alimentos típicos del verano, los peligros de tomar el sol sin protección y sin precaución, la necesidad de ingerir mayor cantidad de líquidos para no deshidratarnos, frutas, no beber cosas excesivamente frías cuando estamos sudando), la educación para la vida en sociedad (la forma de comportarnos en la playa, respetando a los demás, no molestando, haciendo caso a los vigilantes)... A principios de junio fuimos de excursión a la playa y al Aula del Mar y: - distinguimos muchos de los colores que habíamos aprendido: el cielo azul, las nubes blancas, el mar azul o verde, la arena marrón (con distintos tonos según estuviera húmeda o seca), - buscamos caracolas, conchas, piedras, - escuchamos los sonidos que procedían: del interior de las caracolas, las olas cuando rompían en la arena, las gaviotas volando, la música que sonaba en el chiringuito, los barquitos que pasaban cerca de la orilla, las avionetas que surcaban el cielo, - apreciamos gran variedad de olores y sabores: el agua salada, los espetos de sardinas, la madera quemándose, la crema protectora para el sol, - en la Noche de San Juan también coincidimos profesores y alumnos del centro en el Paseo Marítimo y escuchamos la música que acompañaba los Fuegos Artificiales, el sonido de la gente cantando y bailando en las moragas que había en la playa...
La educación musical siempre ha estado presente en: - las canciones (Soy la reina de los mares, Al pasar la barca, ¿Dónde están las llaves?, Un barquito de cáscara de nuez, Esta noche no alumbra...), - las poesías (El marinero, La canción del pescador), adivinanzas, refranes, - los cuentos musicales: En la playa (cuenta la historia de un hombre muy extravagante que no encontraba sitio para hacer un agujero en la arena con una palita; entonces abrió su sombrilla, le hizo un retoque al mango y ésta se elevó inmediatamente por el aire, sobrevolando miles y miles sombrillas y yéndose a detener en la misma orilla del mar, pero dos o tres metros por encima de la punta de las otras sombrillas), El pececito valiente (ese pececito que vivía en el río muy feliz junto a sus padres y hermanos, pero soñaba con ver el mar y descubrir el misterio que éste escondía), - hemos traído a la clase fotos de la playa donde vamos por las tardes y los fines de semana, y de otros lugares costeros que también hemos visitado... Y que mejor manera de terminar el tercer trimestre y el curso escolar con la canción “A la playa, ¡ya!” de Arturo Artigas Campos. Como afirman Blazer, Froseth y Weikart (Música y movimiento. Actividades rítmicas en el aula. Graó. Barcelona. 2001), el ritmo es el principio organizador de toda pieza musical. Éste imprime movimiento a la música, la conjuga y la convierte en un todo. El mejor modo de aprender a seguir el ritmo es escuchando música e interpretándola con el cuerpo, es decir, moviéndonos, y así lo hemos hecho como se aprecia en las imágenes (actuación de las clases 3 años B y D en la Fiesta de Fin de Curso del colegio). Con música empezamos y también disfrutando con ella hemos terminado el curso escolar.
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