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Número 7º - Agosto 2000


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EL LEGADO DE OTTO KLEMPERER

Por Angel Riego Cue.

Uno de los legados más importantes que haya dejado un director de orquesta en disco, si tenemos en cuenta tanto calidad como cantidad, es el del alemán, más tarde nacionalizado israelí, Otto Klemperer (1885-1973). Klemperer fue discípulo de Mahler, dirigió la Opera Kroll de Berlín en los años 20, y con la llegada del nazismo se exilió a Estados Unidos; ni allí ni tras la guerra como titular en la Ópera de Budapest fue un director especialmente popular entre el gran público, ni grabó discos para sellos importantes.

Es ya próximo a los 70 años cuando le repesca Walter Legge, el famoso productor de EMI, y comienza una serie de grabaciones que constituyen uno de los mayores monumentos discográficos dejados por un director, junto al legado de Furtwängler y quizás también el de Bruno Walter. Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms, Bruckner, Mahler... son sólo algunos de los autores donde Klemperer ha dejado versiones de referencia. Claro está, siempre dentro de su peculiar estilo, que no prestaba gran interés a la tímbrica ni se destacaba por ser "electrizante" o "excitante" en absoluto, un estilo a menudo tildado de "granítico" o "colosalista", que a algunos les puede parecer monótono, pero que está dirigido a un oyente más maduro que no busca los efectos fáciles, sino una explicación coherente y detallada de la "sustancia" de la obra.


Parece, por ello, que estas grabaciones deberían estar entre las que un sello como EMI cuidaría más especialmente de reeditar, y de tener siempre a disposición del aficionado. Y en parte, así es: ya en 1985, al cumplirse el centenario de su nacimiento, se anunció una primera Edición Klemperer, y en 1998, con el 25 aniversario de su muerte, se han reeditado bastantes títulos de la antigua edición en otra serie llamada "Klemperer Legacy".

El gran inconveniente de estas ediciones son los acoplamientos disparatados que a veces vienen en los discos: un ejemplo "clásico" era el "Sueño de una Noche de Verano" de Mendelssohn, que se juntaba, no a "Las Hébridas" del mismo autor (que hubiera sido lo lógico, pero quedó inédita en CD hasta este año), sino al Concierto nº 1 de Liszt y la Obertura "El Murciélago" de Johann Strauss II. Pues bien, salvo contadas excepciones (como la 9ª de Mahler, o los poemas de Richard Strauss) los acoplamientos de la nueva edición son peores aún. A continuación comentamos un par de discos de "Klemperer Legacy" donde se ve esto más claramente.


El fuerte de Klemperer nunca fue el apasionamiento, de ahí que su grabación de la "Sinfonía Patética" de Tchaikovsky (EMI 7243 5 67336 2 6) no tenga nada de las cualidades que se suelen escuchar en esta obra: arrebatos pasionales, romanticismo desaforado, etc. En su lugar tenemos una lectura austera, seria, "objetiva", que huye del tópico, lo que puede tener interés precisamente por ser diferente de lo que se escucha habitualmente. De todos modos, la obra se sigue con atención de principio a fin, y todos sus elementos están explicados racionalmente, por lo que bien se merece una recomendación.

Como acoplamiento, el CD incluye uno de los raros ejemplos donde sí se puede escuchar a un Klemperer algo más "arrebatado" de lo habitual, dentro de lo que cabe: la Cuarta Sinfonía de Schumann, concretamente en su primer movimiento. Aunque los restantes movimientos no tienen el mismo interés, la versión está por derecho propio entre las más grandes en estéreo, recordando siempre que la referencia absoluta de esta obra es la grabada por Furtwängler para DG en 1953 (en buen sonido "mono").

Del ciclo de las 4 sinfonías de Schumann que grabó Klemperer, esta Cuarta es la más interesante, después de la Primera (que mantiene un nivel más regular a lo largo de toda la obra); y aquí viene un reproche a EMI sobre los acoplamientos, por haber deshecho los más lógicos: Las 4 sinfonías de Schumann en un doble (o 2 CD's sueltos) y las 4-5-6 de Tchaikovsky en otro doble, tal como estaban en la antigua edición. De lo publicado hasta ahora en "Klemperer Legacy", la Primera de Schumann ha salido con la Sinfonía de Franck, y la 5ª de Tchaikovsky con la 98 de Haydn (Otra sinfonía de Haydn, la 101, ha salido con la "Nuevo Mundo" de Dvorak: en fin, un desastre).


Klemperer, pionero en tantas cosas, lo fue también en el redescubrimiento de la música de Bruckner; cuando comenzó a dirigir sus sinfonías, en la década de 1920, aún estaban vistas fuera de los países germánicos como "interminables boas constrictor" (frase original de Hanslick). Es después de la última guerra mundial cuando, en todo el mundo, Bruckner empieza a ser apreciado como uno de los más grandes sinfonistas de la historia, junto a Beethoven y Brahms.
De todos modos, cuando se hizo esta grabación de la "Séptima" (EMI 7243 5 67330 2 2) en 1960, muy poca competencia podría tener a ese nivel (las de Furtwängler, procedentes de archivos de radio menos la Octava, son tomas más antiguas, pero no se publicaron hasta más tarde) y cumplió en su época un papel importantísimo. Hoy día existe un verdadero aluvión de "Séptimas" de Bruckner en el mercado, algunas mejor realizadas desde el punto de vista orquestal, pero esta visión de Klemperer, que nunca cae en lo místico ni en lo empalagoso, que va "al grano", a explicar en qué consiste esta música, sigue teniendo un enorme atractivo, muy especialmente para el que escucha la obra por vez primera; de las grabaciones estéreo, sería una de las tres que recomendaríamos, junto a Böhm y Giulini, estos últimos con la Filarmónica de Viena ambos.

Como última muestra de lo disparatado de los acoplamientos de esta edición, consideremos el complemento de este disco, que sería redondo con sólo la sinfonía de Bruckner (65 minutos): pues nada menos que la "Gavota con 6 variaciones" de Rameau, escritas en 1723 para clave, y orquestadas por el propio Klemperer, una obra curiosa que hace que estas piezas nos recuerden a distintos compositores según la instrumentación elegida, desde Gabrieli (sólo metales) hasta Bach (maderas y cuerdas). Su vinculación con la obra de Bruckner se nos escapa, y pensamos que fueron elegidas sólo por su minutaje "complementario".