Revista mensual de publicación en Internet
Número 70º - Noviembre 2.005


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

MADAMA BUTTERFLY EN OVIEDO

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.


Oviedo, Teatro Campoamor. 22 de noviembre de 2005. Puccini: Madama Butterfly. V. Villaroel, F. Sartori, M. Rodríguez-Cusí, C. Bergasa, J. Ruiz, M. J. Suárez, L. Cansino, X. Mendoza, J. M. Díaz, A. Villa, V. Vega, E. Expósito, P. Lueje. Coro de la AAAO (Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera). Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA). Dir. musical: Alain Guingal. Dir. de escena: Mario Pontiggia.


Después de novedades absolutas en el Campoamor, como la Alcina o el Tannhäuser, parece que llegaba el turno de volver a un título tradicional, de esos que gustan a un público muy amplio que los reclama una y otra vez. En este caso era Madama Butterfly de Puccini, que forma con Tosca y La Bohème la trilogía de las obras más populares de su autor, y que se ha venido representando en Oviedo una vez por década, mucho menos que sus dos compañeras.

La que presenciamos el día 22 bien puede denominarse una función de repertorio: no hubo nada excepcional, pero el elenco fue bastante homogéneo, no defraudó, y puede decirse que lo visto y escuchado sería al menos suficiente para conocer la obra. De entrada, la mayor atracción en lo vocal parecía, en principio, la Butterfly de Verónica Villaroel, y ya antes de comenzar la función se anunció que padecía un "proceso catarral". Con todo, pese a que la voz sonaba algo opacada, el dramatismo de su interpretación seguía estando ahí (con "Un bel dì" que levantó aplausos en el público) y su actuación escénica, con unos delicados modales de geisha que servían a la perfección a su personaje (ese caminar con pasitos cortos y apresurados, siempre inclinada hacia adelante, como si siempre estuviera haciendo una reverencia) convenció plenamente.

El resto del reparto fue, como se ha dicho, cuanto menos digno. El Pinkerton de Fabio Sartori (que recuerda a Pavarotti en su voluminosa presencia física, ya que no vocalmente) tenía una voz de cierta belleza, y de volumen suficiente, sin embargo parecía cantado con cierta indiferencia, podría pedirse algo más de refinamiento en su personaje. Entre los secundarios, lo mejor fue la profesionalidad de Marina Rodríguez-Cusí como Suzuki, y después de ella, el Sharpless de Carlos Bergasa, aunque su voz a veces era difícil de percibir (en el primer acto la orquesta le tapaba frecuentemente). Correcto José Ruiz como Goro, dando perfectamente en escena el tipo de "alcahuete", aunque puede señalarse que no realizó el gesto de "hacerse el harakiri" cuando le explicaba a Pinkerton el destino del padre de Butterfly, con lo que el episodio no quedaba claro.

El resto de los secundarios cumplieron, sin más, al igual que el coro de la AAAO. Desde el foso, la OSPA demostró ser una orquesta muy superior a la OSCO, teniendo esta Butterfly un nivel orquestal muy superior al de la Alcina y el Tannhäuser de lo que llevamos de temporada. La dirección de Alain Guingal fue febril, buscando más el lado dramático que la recreación melódica, pero tuvo indudable idioma pucciniano.

La puesta en escena fue sin duda lo mejor de la velada, demostrando cómo con pocos medios (en la escena apenas había el elemento como un biombo o un bonsai en el acto segundo) y un adecuado uso de la iluminación, se puede crear un espectáculo de gran belleza visual, que será lo que más se recuerde de esta Butterfly.