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THIELEMANN DEBUTA EN MUNICH
Por
Angel Riego
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Curriculum.
Con su salida de
la Ópera Alemana de Berlín, el pasado 2004, y su nuevo contrato como
titular de la Filarmónica de Munich, Christian Thielemann ha dado un giro
a su carrera. El que hasta ahora era conocido principalmente como director
de ópera (y en el que se había querido ver al heredero de la "Gran
Tradición" alemana) se compromete, en razón de su nueva titularidad, a
dirigir principalmente música sinfónica y, lógicamente, a hacer
grabaciones sinfónicas con la que es ahora "su" orquesta.
La diferencia es importante, porque, hasta ahora, por lo que Thielemann se
ha hecho famoso ha sido por la dirección de ópera (Wagner, Strauss) e
incluso sus mejores discos de música orquestal eran siempre de fragmentos
orquestales de óperas (preludios, oberturas, intermedios...) o al menos de
obras de fuerte contenido "programático", como los poemas de Strauss. Sin
embargo, cuando abordaba obras "sin argumento", de lo que podemos llamar
"música pura" (como las sinfonías de Schumann), la acogida de la crítica
solía ser más fría.
Para su debut como titular en Munich, que ha sido grabado por la DG y ha
servido de "tarjeta de presentación" del director en su nuevo destino, se
ha elegido nada menos que una sinfonía de Bruckner, la Quinta.
Una elección muy arriesgada, no sólo por la dificultad de una obra tan
monumental, sino porque aún en Munich se recuerdan los tiempos de la
titularidad de Sergiu Celibidache, quien tenía en Bruckner a su principal
"caballo de batalla" y cuyas versiones, de personalidad indudable aunque
algo heterodoxas, han sido en general alabadas por la crítica, con muy
pocas excepciones.
La comparación era inevitable, y no sólo con Celibidache, sino también con
su predecesor Rudolf Kempe, quien tiene una versión muy elegante y
matizadísima de la Quinta de Bruckner con esta misma orquesta,
reeditada en el extranjero en el sello "Scribendum", de momento aún sin
distribuidor en España. Comparado con ellos, Thielemann no tiene su
riqueza de ideas, y suena más cuadriculado.
Comenzando la audición por su primer movimiento, lo que observamos es una
ejecución en general muy correcta, que muestra delicadeza en los pasajes
líricos (a veces extremando la lentitud), mientras que en los momentos
"fuertes" parece que el recurso expresivo más usado sea el exceso de
decibelios, algo en lo que puede tener su parte de responsabilidad la toma
de sonido. La falta de matices se nota especialmente en la coda, pobre en
ideas aunque rica en decibelios.
El Adagio también tiene delicadeza, pero no "vuela", no tiene "mística",
se queda en una prosaica literalidad; eso sí, con el sonido algo
empalagoso "marca de la casa". El Scherzo puede ser lo menos afortunado de
la versión, pues es el movimiento que más necesita evitar la idea de
"cuadriculado", y Thielemann, aunque tiene personalidad propia (como en
toda la interpretación) se queda corto en los matices, Bruckner es mucho
más rico en ideas que el mero dar "cuatro brochazos". El Finale es, como
toda la sinfonía, muy externo, muy "operístico" y espectacular,
contundencia hay la que se quiera, pero mística muy poca, o ninguna.
Estamos por tanto ante una grabación de claro carácter "comercial", de
promoción del artista (que aparece en portada con un "look" a lo James
Dean), y de la cual lo más resaltable es que hayan podido meter en un solo
CD los 82 minutos y medio que dura, pero que no entraría ni de lejos entre
las grandes versiones de esta sinfonía, ni siquiera entre las digitales.
Thielemann puede seguir ofreciendo grandes interpretaciones operísticas,
pero para hacer un gran Bruckner tiene aún que madurar.
Si se desea una grabación digital en la auténtica "tradición alemana",
mucho antes que esta recomendaría la de Sawallisch (en el sello Orfeo). Si
no hace falta que sea digital, la de Jochum de 1964 para Philips sigue
siendo "la mejor".
REFERENCIAS:
BRUCKNER: Sinfonía nº 5
Orquesta Filarmónica de Munich
Director: Christian Thielemann
DG 00289 477 5377
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