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Cantante acompañante Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
Recital de David Daniels, contratenor, y Martin Katz, piano. Obras de Mozart, Fauré, Mudarra, Torre, Anchieta, MENA, Purcell, Morrison, y Ravel. XII Ciclo de Lied. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 7 de noviembre de 2005. David Daniels no tiene una bella voz, ni facilidades vocales: le faltan armónicos, el sonido es apretado, monótono y oscuro. Por el contrario sí que tiene potencia, proyección, flexibilidad, igualdad, dicción clara, además de empeño, inspiración y oficio. Personalmente me gustó más la sonoridad rica, noble y matizada del pianista Martin Katz, que tuvo mayor protagonismo musical que el cantante. De hecho, en algún momento me pareció estar oyendo un recital de piano con acompañamiento de voz. El programa presentado era ambicioso en variedad de estilos y el resultado fue desigual. Daniels interpreta mejor el repertorio antiguo que el clásico o el moderno, pero lo hace desde una perspectiva lírica ajena a las últimas corrientes interpretativas. En varios momentos podía recordar (un poco) a las divas de la ópera del siglo pasado que empezaron a rescatar estas viejas músicas. Es algo insólito, ya que los cantantes de su cuerda han conquistado un lugar en la cartelera de conciertos gracias a la defensa de la música interpretada bajo criterios más historicista que hace años. Sus versiones de Purcell y de las Canciones renacentistas españolas, en los deliciosos arreglos de Arne Dørumsgaard, fueron lo mejor del recital. El acercamiento a Mozart y el tránsito por las canciones de Fauré y Ravel fue algo instrascendente. El cantante puso más empeño en la interpretación de las canciones tituladas Chamber music que le ha dedicado hace tres años compositor Theodor Morrison (1938) a raíz de un encargo. Hubo cálidos aplausos y generosas propinas.
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