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manuel palau y la guitarra
Por Rafael Serrallet Gómez.
introducción
A pesar de la
cantidad de razones que existen para que la figura de Palau no pase
desapercibida es fácilmente comprobable que una gran mayoría de personas
desconoce su obra musical. Sus composiciones para guitarra, nada
despreciables, pasan desapercibidas ante los intérpretes, aunque alguna de
ellas merecería un hueco en el repertorio de los guitarristas.
La realidad sin
embargo, es que cuando nos ponemos a buscar bibliografía sobre el autor y
en especial relacionada con el mundo de la guitarra, la decepción es
enorme, pues son muy pocos los datos que podemos encontrar.
El
desconocimiento de la vida y de la obra de Manuel Palau es una evidencia.
Ni siquiera en Valencia, la tierra natal del compositor, ha habido una
preocupación seria por recuperar su repertorio. Salvando los magníficos
trabajos de catalogación y de investigación que don Salvador Seguí ha
llevado a cabo, y que han sido el elemento fundamental sobre el que he
basado mi labor documental, no ha habido un esfuerzo por conocer más a
fondo el universo palaviano. El compositor de la Marcha Burlesca,
es ignorado por multitud de enciclopedias y diccionarios musicales, donde
las referencias son inexistentes, o en el mejor de los casos, muy cortas.
Comencemos por el
reciente
Diccionario de la Música Española e
hispanoamericana, una
obra auspiciada por la Sociedad General de Autores y Editores
(SGAE) y por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música
(INAEM) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España, dirigida
por el Dr.
Emilio Casares Rodicio,
la entrada de Palau a penas ocupa dos columnas de no demasiadas líneas y
una fotografía del compositor (la que le muestra junto a una bicicleta).
Cuando comparamos la extensión de las entradas de otros autores, con una
obra menos importante con la del maestro, nos damos cuenta de la situación
tan injusta a la que la obra de Palau está sometida.
En
el catálogo de la exposición La música en la Generación del 27 –
Homenaje a Lorca (1915-1939), editado en 1998 por el Ministerio de
Cultura y cuyo comisario fue el mismo Casares Rodicio, el nombre de Manuel
Palau no
aparece ni una sola vez mencionado. Los músicos valencianos son olvidados
demasiadas veces. Todo lo que no pasaba por Madrid no trascendía. Ni
Casares, ni Enrique Franco, ni ningún otro de los colaboradores que
escriben artículos en el catálogo lo nombran en sus artículos, y eso que
el mismo año que da nombre a los músicos de la generación (1927) que
centra el tema de la exposición y del catálogo, Manuel Palau ganó el
Premio Nacional de Música.
Manuel Palau
estaba etiquetado como un hombre de derechas vinculado estrechamente con
el régimen. Probablemente Casares Rodicio quiso esquivar las alusiones a
los músicos «adeptos», tratando de un tema tan particular como la
generación del 27 y Lorca, pero no se puede juzgar la obra de un artista
por su condición política. Es una realidad que Palau era un hombre
religioso y eso lo situaba más en próximo al régimen, pero demostró con
creces ser un hombre generoso que estaba al servicio de todos, sin
importarle sus condiciones políticas. Nunca juzgó a las personas por sus
carnés.
El magnífico
libro de Angelo Gilardino
(GILARDINO, Angelo: Manuale di Storia della Chitarra. Volume 2º.
La Chitarra Moderna e Contemporanea. Ancona, Bèrben, 1988) sólo lo
menciona de pasada. Lo mismo viene a ocurrir a lo largo de los cien
primeros números de Il Fronimo (ignoro si hay algo después, pero
mucho me temo que no). Según me comentó un amigo guitarrista, en algún
número de la revista titulada El Encordado (una publicación sobre
guitarra que se editaba en Suecia en los noventa ¡en español!), pero me
resultó imposible localizar el mencionado título.
Los diccionarios
enciclopédicos, manuales de Historia de la Música y otros textos
consultados, dan (en aquellos en los que aparece) una somera descripción
del compositor valenciano. Para muestra unos pocos resultados:
La
magnífica enciclopedia The New grove Dictionary of Music and musicians,
recoge en la
página 113 del volumen 14 la entrada Palau. Las líneas escritas (23 en
concreto) son obra de Antonio Ruiz Pipó y de su amplísimo catálogo, tan
sólo se mencionan 11 obras. Demasiado poco para un compositor que con un
repertorio de más de trescientas obras y una pléyade de alumnos de gran
éxito, es uno de los pilares de la música valenciana del siglo XX. En la
Enciclopedia Larousse de la Música, (Argos Vergara) ni siquiera
encontramos referencias a Palau.
Esto es tan sólo
unos pocos ejemplos de las muchas monografías, diccionarios y
enciclopedias consultadas y en los que la documentación encontrada ha
aportado muy poco para la elaboración de este trabajo.
Pero Palau, por
desgracia, no es el único de los compositores valencianos caídos en la
fosa del olvido: el caso de Eduardo López-Chavarri, contemporáneo suyo, es
otro claro ejemplo. Su música apenas es interpretada y guitarrísticamente,
corre parecida suerte que Palau. Y si es difícil encontrar referencias
buscándolas desde Valencia, imaginemos la trascendencia que existe en el
exterior de estos autores. Tan sólo Eduardo Isaac, mostró cierto interés
años atrás, grabando la Sonata número 2 en uno de sus primeros
discos, que hoy está más que agotado, pero desde luego, es la excepción
que cumple la regla.
Son muchos los
compositores españoles de gran envergadura opacados por la estrella de
Turina, Torroba y Rodrigo, músicos que sí tienen un nivel importante de
repercusión, gracias al apoyo que recibieron de Segovia al incorporarlos a
su repertorio. Otros músicos como Esplá, Asèncio, Blanquer... no contaron
con esa suerte.
Manuel Palau no
fue indiferente al mundo de la guitarra.
El embrujo del sonido de las seis cuerdas ha cautivado a artistas de todos
los campos (poetas, escultores, pintores, escritores...) desde hace siglos
y sin embargo los propios músicos, no guitarristas, desdeñaron un poco las
posibilidades del instrumento, relegándolo a un segundo plano del panorama
musical.
Pero Palau fue sensible con esto, y la
guitarra fue un instrumento al que dedicó su tiempo y su esfuerzo. Fue,
por ejemplo, tema de algunas de sus conferencias, que por desgracia, no se
han podido recuperar, y en muchas ocasiones hacía mención a la importancia
que la música para nuestro instrumento, supone para el desarrollo musical
español y la presencia imprescindible de ésta en la música. Haciendo el
prólogo al Cancionero musical de la provincia de Zaragoza, que el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas publicaba en los años 50
del pasado siglo, realizaba el siguiente comentario: “y si a través de
toda la obra que prologamos resuena el rasguear de guitarras y
guitarrillos, el final del libro nos da los cortesanos acentos de las
danzas escritos por el famoso guitarrista Gaspar Sanz, cuya obra tan alta
significación adquiere en la literatura de nuestro instrumento nacional”.
catálogo para guitarra
Venimos
reiteradamente, destacando la importancia de ese noviazgo existente entre
la guitarra y el músico de Alfara. Hemos hablado de la relevancia que la
guitarra tuvo en su vida y en su obra, pero todavía no hemos pasado a
enumerar una por una las partituras existentes. A continuación, pues,
vamos a realizar un listado de todas las composiciones publicadas e
inéditas del maestro valenciano. El Catálogo de Compositores
editado por la Fundación Autor y que recopiló don Salvador Seguí, es una
de las fuentes fundamentales del presente listado.
para guitarra sola
Fantasía (También
con el título de Ayer)
Allegro
Sonata en La Mayor (o Mare Nostrum)
Fandanguillo
Minuetto
Firmada con el
pseudónimo de María de Almenar (Nombre de casada de su hija).
Músicas para la corte del Magnánimo
Paisaje Balear
Se trata de una
transcripción realizada por el guitarrista Galindo del original para piano
del mismo nombre.
para
guitarra y orquesta
Concierto Levantino
Compuesto en el
año 1947, aunque fue revisado posteriormente en el año 1954 y en versión
definitiva en el año 1960. Se estrenó en el Palacio de la Música de Madrid
el 17 de diciembre de 1948, con la Orquestra Nacional de España, Narciso
Yepes como solista y dirigidos por Ataúlfo Argenta.
su relación con los guitarristas
Su amistad con
los guitarristas valencianos, queda también de manifiesto en las
diferentes colaboraciones que en sus obras impresas, quedan señaladas.
Salvador García (el bien conocido Panxa Verda, mote de la familia
de su padre), Rafael Balaguer, Patricio Galindo, Narciso Yepes... Los
estrenos de sus obras llevados a cabo por Josefina Robledo, José Lázaro...
Como hemos relatado con más detalle en el anterior capítulo, la mayoría de
los guitarristas importantes tuvieron relación con Palau. Con algunos, la
relación pudo haber sido más estrecha. Si Sainz de la Maza y Segovia,
hubieran estado más por la labor, quizás hoy, este trabajo no tendría
tanto sentido, pero las circunstancias hicieron que ninguno de ellos,
lograse interpretar obras suyas. En el caso de Sainz de la Maza, y como
comentaremos con más detalle en el capítulo dedicado al Concierto
Levantino, el músico burgalés, que iba a ser el encargado del estreno
absoluto en la capital del Estado, finalmente se echó atrás. Los motivos
que le llevaron a ello pueden tener diversos orígenes y las hipótesis que
se nos ocurren son varias, aunque ninguna de ellas la podemos demostrar
documentalmente. Las conversaciones sin embargo que con María Teresa Oller
y con Salvador Seguí he tenido al respecto y la revisión de los anuncios
de prensa y las críticas que del estreno que tuvo lugar en el Palacio de
la música de Madrid el 17 de diciembre de 1948 me han hecho poder sugerir
éstas teorías, pero que reitero, aunque aquí queden plasmadas, no tienen
la suficiente garantía como para poder afirmarlas, pero de lo que no hay
duda es que en un alto porcentaje los datos casan.
El
gran ausente (guitarrísticamente hablando) en la vida de don Manuel fue la
figura de Segovia. Ya hemos señalado este aspecto en el capítulo anterior,
pero reiteramos el aprecio que Palau sentía por el de Linares. En 1961,
seis años antes de su muerte, le dedicó el de Alfara a Segovia las
Músicas para la corte del Magnánimo, obra que a pesar de elogiar
Segovia en una de sus misivas no llegó a estrenar. Al menos no hemos
tenido constancia de ello, y mucho me temo que así fue, pues de otra
manera hubiera trascendido. La partitura fue finalmente editada en 1971
sin la revisión y digitación de Segovia, el original del guitarrista
todavía duerme en los archivos del andaluz. El fallecimiento de Palau tuvo
lugar en 1967, sin que Segovia se hubiera dignado a publicarla en la
colección que dirigía en la editorial alemana Schott, y fue la Unión
Musical Española la que finalmente en 1971, cuatro años después de la
muerte de Palau y con la digitación y revisión de Patricio Galindo
llevara a cabo la publicación póstuma del trabajo. Esta partitura, está
editada un tono más aguda que la que Palau concibiera inicialmente,
probablemente, por iniciativa del guitarrista valenciano, que consideró
que era más adecuado para el instrumento el Mi menor que el Re menor
original.
Andrés Segovia y Manuel Palau coincidieron varias veces a lo largo de su
carrera. La primera de la que tenemos constancia fue el 22 de Diciembre de
1950, con motivo del concierto que en el Teatro Principal de Valencia, la
Sociedad Filarmónica de Valencia celebrara.
Según nos queda de manifiesto en las fotos conservadas, la expectación que
la visita de Segovia causó, fue enorme entre los guitarristas y los
músicos de la ciudad y Palau no se perdió la oportunidad de encontrarse
con el afamado concertista andaluz. Años más tarde, en los cursos de
Música en Compostela en el año 1960 tuvo ocasión de volverlo a encontrar,
donde ambos estaban enseñando en sus respectivas disciplinas.
Probablemente, allí se fraguó la idea de dedicarle una obra. Por ello le
escribe así don Andrés al valenciano en una misiva con fecha de 23 de
Septiembre de 1961: “La noticia de que prosigue V. con entusiasmo, la
Suite prometida («Horizontes lejanos») me llena de regocijo...
inmediatamente que la tenga en mi poder, saltará al primer plano de mi
trabajo de adaptación y estudio”. Se refiere el guitarrista a la obra que
acabara publicándose con el título Músicas para la corte del Magnánimo,
que está fechada en Moncada en Septiembre de 1961. Segovia de nuevo
contactará epistolarmente con Palau, su carta escrita desde Suiza en
noviembre de 1961 agradece la partitura enviada y argumenta: “es preciosa
y creo que habrá poquísimo que rectificar. Escribe Vd. para guitarra con
excepcional propiedad y esto facilita mucho mi trabajo”. Pero la partitura
se quedó olvidada en el fondo de algún cajón, sin que el concertista de
Linares la hiciera suya nunca.
Fueron sin duda fundamentales en su carrera, el desencuentro con Sainz de
la Maza y la falta de apoyo por parte de Segovia. De haber recibido una
respuesta positiva por parte de estos dos artistas, probablemente el
nombre de Manuel Palau y fundamentalmente, su música, sería hoy mucho más
conocida entre los guitarristas no sólo de Valencia, sino del mundo
entero.
Musicólogo, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid y
director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales.
Guitarrista italiano nacido en Vercelli (Italia) en 1941. Su carrera
concertística se desarrolla entre 1958 y 1981, e influenció
grandemente la evolución de la guitarra, habiéndole sido dedicadas más
de cien obras de compositores de todo el mundo. En el 1981, se retira
de los escenarios para dedicarse a la composición, a la enseñanza y a
la investigación.
PALAU, Manuel: Cancionero musical de la provincia de Zaragoza.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Institución Fernando
el Católico de la Excelentísima Diputación Provincial de Zaragoza.
1950, p. 8.
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