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BARENBOIM-SAID:
LOS CRÍTICOS, AL RINCÓN
Por Fernando López
Vargas-Machuca.
Iba
a escribir, como en los últimos cuatro años, un extenso comentario sobre
la nueva edición en tierras andaluzas del West-Eastern Divan y el comienzo
de su gira de conciertos. Pero no voy a hacerlo por el trato, considero
que a todas luces incorrecto, que los críticos musicales hemos recibido
por parte de la Oficina de Prensa de la Fundación Barenboim-Said. Y no me
refiero tanto al secretismo con el que se ha llevado hasta el último
momento una información que en buena medida se podía encontrar fácilmente
en Internet (¡las webs oficiales de Daniel Barenboim y Waltraud Meier!) y
a otras circunstancias que ahora no hacen al caso, como a las espantosas
localidades en las que fuimos ubicados en el emblemático concierto de la
Novena de Beethoven en la plaza de toros de Sevilla del 8 de
agosto.
La verdad es que lo tenía yo que
haber visto venir, pues cuando el genial músico de Buenos Aires ofreció el
pasado 19 de julio un concierto en la plaza de toros de Marbella
dirigiendo a la Joven Orquesta de Andalucía y a Javier Perianes -un
inmenso honor para la primera y sin duda una merecida recompensa para el
segundo- los mismos responsables de la citada Fundación tuvieron a bien
ubicarnos a los pocos críticos musicales que allí nos encontrábamos no en
la arena sino en el graderío, por lo que al no haber sonido amplificado
allí no pudo escucharse apenas nada, y menos aún realizarse una valoración
crítica del evento. En realidad más se escuchaban el permanente zumbido
del motor del sistema de iluminación y los pasos de la azafatas que
deambulaban continuamente de un sitio para otro proyectando con sus
linternitas un haz de luz sobre los ojos de aquellos aficionados que
osaban tomar fotografías del espectáculo, toda vez que impedir la captura
de imágenes por parte de nadie que no fuera Canal Sur 2 parecía una de las
principales preocupaciones de los organizadores.
Pero volviendo al escenario
sevillano, cuál sería la sorpresa de los críticos musicales de diferentes
medios que allí nos encontrábamos cuando descubrimos que no estábamos
ubicados en la arena, zona muy amplia con abundante número de sillas donde
sí que pudimos ver a otros numerosos invitados de la organización, sino en
las peores localidades de todo el coso taurino: las gradas más altas y
descentradas del escenario de las que se habían puesto a la venta, donde
además de sufrir una calor de muerte -es la única zona cubierta de la
plaza-, no pudimos escuchar la música con un mínimo calidad acústica. En
esta ocasión sí había amplificación, pero desde aquellas localidades todo
sonaba muy a lo lejos y había frases musicales (¡algunas de las más
trascendentales de la partitura!) que sencillamente no se oían: había que
imaginarlas.
Comprenderá el lector la decepción
de este melómano, que como admirador de Barenboim y defensor del West
Eastern Divan en este y otros medios llevaba meses esperando el evento con
ilusión, cuando se quedó sin poder disfrutar mínimamente del espectáculo
mientras que varios amigos suyos, ubicados en otros puntos muy diversos
pero mejor situados del recinto, le confirmaron a la salida que ellos sí
había podido escuchar razonablemente bien para tratarse de un concierto al
aire libre. En realidad tenía que haber ido por libre y haberme percatado
a tiempo de que los responsables de la Oficina de Prensa de la Fundación
Barenboim-Said no iban a caer en la cuenta de que los críticos musicales
no acudimos a hacer crónica de sociedad, sino que nuestro trabajo -además
de afición- es precisamente hacer una crítica estética de que lo que allí
se escucha.
Creo que todos nosotros sin
excepción, con independencia de la importancia del medio o los medios para
los que cada uno escribamos y de nuestras mayores simpatías o antipatías
hacia el West Eastern Divan, nos merecemos al menos esa consideración.
Por el contrario en la plaza de toros de Sevilla todos los críticos -o
casi todos- fuimos enviados sin miramientos "al rincón". Así que por mi
parte, además de exponer públicamente por escrito estas reflexiones, a la
hora de acudir al concierto que ofrecerán Barenboim y sus chicos en
Granada el 20 de agosto he decidido no depender en modo alguno de la
citada la Oficina de Prensa y me he comprado religiosamente la entrada,
gasto insignificante que realizo muy complacido esperando acudir allí
únicamente para lo que más me gusta, que es disfrutar de la música en
buenas condiciones. Creo que huelgan más comentarios.
Web de
la Fundación:
http://www.barenboim-said.org
Web oficial de Barenboim:
http://www.danielbarenboim.com/
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