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Las monjas cantantes Por Víctor Pliego de Andrés y Juan Carlos de la Torre
Dialogues des carmélites (Diálogos de carmelitas). Música de Francis Poulenc. Libreto de Francis Poulenc basado en la obra homónima de Georges Bernanos. Reparto: Christopher Robertson, Andrea Rost, William Burden, Raina Kavaibanska, Gwynne Geyer, Barbara Dever, Patricia Petibon, Merecè Obiol, María José Suárez, Virginia Prieto, Fabienne Conrad, Luisa Maeso, Mariví Blasco, Susana Sánchez, Anabel Martínez, Noelia Buñuel, Begoña Navarro, Ruth González, Ana María Hidalgo, Ana Fernández, Emilio Sánchez, Ángel Rodríguez, Josep Miquel Ribot, Lauri Vasar, Jean-Luc Ballestra, David Rubiera, Tomeu Bibiloni. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Robert Carsen. Escenógrafo: Michael Levine. Figurinista: Falk Bauer. Iluminador: Jean Kalman. Coreógrafo: Philippe Giradeu. Orquesta y Coro Titular del Teatro Real. Producción de la Nederlandse Opera de Ámsterdam (2002). Teatro Real de Madrid, del 8 al 30 de junio de 2006. “Dialogues de Carmélites” forma con otro dos títulos todo el repertorio operístico que compuso Poulenc. Ésta es duda su ópera más extensa, importante, bella y profunda. El texto de la obra está basado en los sucesos históricos acontecidos en la época de Revolución Francesa, protagonizados por una comunidad de monjas de la orden del Carmelo que habitaban un convento en Compiègne, muy cerca de París. El Régimen del Terror, liderado por Robespierre, prohibió la permanencia de las comunidades religiosas en sus conventos, así como el culto y los oficios religiosos. Por mantener sus prácticas en la clandestinidad, las religiosas fueron apresadas, encarceladas y guillotinadas el 17 de julio de 1794. El papa Pío X las beatificó como mártires en 1906. Una de las monjas del convento, la madre María de la Encarnación, logró escapar de la persecución y escribir unas memorias donde recoge los hechos. Estas memorias inspiraron a la alemana Gertrud von Le Fort a escribir su novela La última en el cadalso (1931), donde se inspiró el francés George Bernanos para el guión de una película que se llevó a la pantalla en 1960 con el título de Diálogos de carmelitas. Poco antes, a petición de la casa Ricordi, Poulenc compuso su ópera basada en la novela de La Fort adaptada por Bernanos. La ópera se estrenó, con texto en italiano, en la Scala, en enero de 1957 y posteriormente en el Teatro de la Ópera de París, en junio del mismo año, en francés. Esta es la versión que ahora ha estrenado en Madrid el Teatro Real, en una producción de la ópera holandesa del año 2002. El argumento de esta ópera protagonizada por monjas, más propio de la ópera sacra del barroco, es sorprendente dentro del repertorio moderno. Refleja la herencia del movimiento cecilianista. La obra también recuerda un poco al oratorio por su quietud, aunque gana en dramatismo a medida que avanza hacía el trágico final. La propuesta escénica de Michael Levine, basada en una caja gris, es sobria y elegante. Crea un espacio escénico desnudo pero de gran expresividad gracias al uso inteligente y muy pictórico del mobiliario, de la utilería y, sobre todo, de la iluminación diseñada por Jean Kalman. La inspiración en la pintura holandesa del barroco y en sus claroscuros es todo un acierto. Con estos mimbres construye cuadros de gran riqueza visual, con cambios tenues y ensombrecidos. Hay sutileza y sensibilidad en los cambios de ambiente, casi imperceptibles. La dirección escénica de Robert Carsen interpreta a la perfección la magnífica música que Poulenc desde una perspectiva clasicista y minimalista que subraya el sentido de la narración, muchas veces oscura en sus disquisiciones teológicas, con mucha sensibilidad, gran eficacia escénica y un inteligente movimiento de los grupos. La puesta en escena de Carsen es exquisita y técnicamente impecable. La obra consigue cautivar al espectador desde el primer acto, donde quedan definidos los personajes principales con fuerza. Los papeles de Blanche de la Fort, de la Madre Superiora y de sor María de la Encarnación son interpretados con rotundidad, emoción y ternura. La soprano Andrea Rost (Blanche de la Fort) construye un personaje creíble y dramático, a pesar de sus contradicciones. Tienen una voz bella, cálida, de agudos cristalinos, pero comedida, adaptada al carácter coral de la ópera y a la modestia de una religiosa. Resulta inolvidable la escena que interpreta junto con la anciana priora, encarnada por Raina Kabaivanska que, con su voz a veces rota, de graves bien apoyados y proyección aterciopelada en sus agudos, consigue momentos realmente dramáticos. Los demás cantantes del extenso reparto estuvieron a la altura de esta excelente producción. Sor María de la Encarnación (Bárbara Dever) y la nueva priora, madame Lidoine (Gwynne Geyer) consiguen, con expresividad, firmeza en los agudos y perfectas afinación, llegar al espectador de forma casi maternal. Los coros religiosos entonados por la congregación son bellísimos y delicados, muy cercanos a las Letanías de la Virgen Negra (1936) del mismo compositor. La escena final de la esperada ejecución está resuelta con mano maestra y el efecto es sobrecogedor. En vez de optar por un realismo descriptivo, las artistas ejecutan con, enorme mérito y a la vez que cantan, una emocionante coreografía diseñada Philippe Giradeu. La orquesta se vuelve brillante en esos momentos para quedar sola y enmudecer cuando es ejecutada la última novicia, dejando al público cnomovido. El coro del Teatro Real hizo un papel estupendo. Tiene algunos momentos magníficos en lo que da cuerpo as una espectral muchedumbre. López-Cobos estuvo al frente de la dirección musical insuperable, refinado, engarzando sin rupturas el canto con la orquesta, con la calidez y la tensión requerida en los momentos más oportunos. Diálogo de carmelitas es una obra tonal en la que la orquestación aporta la mayor novedad y vanguardismo desde unas ciertas resonancias “ravelinas”. El propio Poulenc pidió disculpas justificando que sus sólo podían cantar música tonal: “Deben perdonarlas”. En definitiva, el Teatro Real nos ha brindado un título singular y magnífico en una excelente producción invitada, de excelente factura y resultado memorable. Próximos espectáculos del Teatro Real
26 de junio a 19 de julio de 2006 Luisa Fernanda de Moreno Torroba 7 y 9 de julio de 2006 La conquista de Granada de Arrieta
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